Estamos ya casi llegando al final de esta historia, creo que le quedan no más de tres capítulos por ahí, así que espero lo disfruten.
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Los siguientes días fueron más que maravillosos con Niall, siempre estábamos jugando en la nieve. Cuando hacíamos guerras de bolas de nieve, él siempre hacía trampa escapándose de mí volando, me tomaba por la cintura al estar desprevenida y me hacía cosquillas en el aire para luego caer ambos con suavidad ante el enorme e interminable manto blanco muertos de risa.
Luego de quedar muertos de frío y empapados por tanta nieve lo recompensábamos sentándonos frente al fuego, envueltos en una manta, tomando chocolate caliente y compartiendo unos tibios besos que hacían que un calor me llegara hasta los huesos.
Era simplemente mágico, nunca creí que podría tener un fin de semana tan romántico y menos con un ángel, con mí ángel.
Pero todo lo bueno debe terminar en algún momento y nuestro fin de semana perfecto ya estaba acabando. Era el último día en aquella hermosa cabaña invernal y debíamos aprovecharla al máximo.
Esa mañana me desperté entre los brazos de Niall, como siempre.
- Buenos días, bella durmiente - susurró y besó mi frente. Yo sonreí con los ojos entrecerrados.
- Buenos días - dije con voz cansada.
- ¿Aún tienes sueño? - él rió por lo bajo.
- Oh, ya sabes que podría dormir 24 horas corridas y seguir con sueño - me burlé.
- Pues espero que tengas energía pronto, porque es nuestro último día aquí y no creo que quieras pasarlo en la cama.
- Eso depende - dejé salir y me puse roja al instante. Niall lo notó y comenzó a reír a carcajadas.
- Mírate nada más, me tenía sin cuidado ese lado tuyo, Callie.
- ¡Eres un idiota! - reí y tomé una almohada para golpearlo.
- Veo que ahora sí tienes energía - rió y me tomó de las muñecas, me inmovilizó sobre la cama y comenzó a hacerme cosquillas.
- ¡Basta! ¡Basta! - protesté entre risas.
- Amargada - escuché que dijo antes de besarme.
Él tenía sus manos a los costados de mi cuerpo, básicamente me tenía acorralada contra el colchón. Yo hice que mis manos le dieran una pequeña recorrida a su espalda de forma suave y sentí como temblaba apenas ante mi tacto, sonreí entre besos por eso.
Luego, como siempre, mis manos fueron directo a enredarse en su dorada cabellera, acercándolo aún más a mí. El beso poco a poco fue descontrolándose, abrí un poco mis piernas para darle el pié a Niall de que se acomodara entre ellas y así lo hizo.
La temperatura del exterior bajaba, pero dentro de la habitación donde nos encontrábamos nosotros subía cada vez más y más. Un ruido se escuchó de repente, abrí un poco mis ojos y noté que las alas de Niall se habían desplegado de forma gloriosa. Me sentí embriagada.
Volví a cerrar los ojos y a tientas, una de mis manos se dedicó a acariciar con suavidad las plumas de sus alas. Apenas las yemas de mis dedos hicieron contacto con ellas, Niall soltó un gemido de placer que alocó cada fibra dentro de mí.
Pero algo sucedió. Él se apartó con brusquedad de mi lado, tan así que cayó de la cama. Sus alas habían vuelto a plegarse y vi, algo asustada, que él se sostenía la cabeza entre sus manos con mueca de dolor.
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En los brazos del Ángel. «Horan»
FanfictionUna chica desesperanzada. Un chico con los ojos color del cielo. ¿Crees en los milagros?