Prólogo

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Si tomamos la tristeza como menos, y la felicidad como más, a continuación obtenemos la suma algebraica de momentos multiplicados por tiempo, divididos por espacio y obtenemos exactamente un relato de muchas páginas que aburriría a muchos, pero a modo de catarsis me gustaría narrar con horas de escritura.

Me encantaría contarles una historia llena de recuerdos lindos, de amor, esa clase de relato que te emocionan y te hacen sentir felicidad, me gustaría contar una historia de superación que inspiraría a la gente a salir adelante, que sirviese de incentivo o compañía para quien está deprimido. Lamentablemente no es el caso, hoy voy a contar de la manera más fría y cruda la realidad en la que viví durante años, esa realidad del alcohol, la familia, la crueldad de ilusionarte con fantasías, debo advertir que son páginas cargadas con emociones, repletas de locura y con locura me refiero a no identificar un límite en el cual sepa cuándo es realidad o un delirio de mi imaginación.

Si hiciese público esto probablemente generaría pena, bronca, compasión o simplemente empatía en quien lo lea. La realidad es que mi intención no es generar ninguno de esos sentimientos, lo único que busco con esto es que mi familia le encuentre una justificación lógica a mis decisiones.

Dicho esto espero que no me juzguen.

Crisis.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora