Lógicamente me desperté como cada mañana, para avisarle a mi mamá que no iba a ir al colegio, nuevamente faltaba a montaje, y me quedaba acurrucada en mi sueño profundo donde las cosas estaban "bien" solo faltaba un día para verlo, pero estaba entre enojada, confundida y triste, ¿porque enojada?, porque me habían llegado rumores de que habían visto a Ivan con otra chica, en menos de una semana de terminar conmigo, aunque no tenga ninguna responsabilidad, y tenía todo el derecho a hacer lo que él quiera, yo sentía que por respeto tendría que haber esperado, por otro lado creía que si había estado con otra persona no era porque de un segundo al otro le comenzó a gustar, sino que esta personas supuestamente, había aparecido en la vida de Ivan antes de cortar conmigo, estaba confundida, porque quería cortar todo y al mismo tiempo no veía la hora de decir que habíamos vuelto a estar juntos, en realidad nunca dejé de decir que estábamos juntos, si alguien me preguntaba si tenía novio solo le decía "si", todavía no me había sentado a plantearme la posibilidad de que podíamos no volver, de que todo podía terminarse, para mí esa no era una opción, de una u otra forma estábamos destinados a estar juntos, era una locura pensar lo contrario. Las ansias me carcomieron toda la tarde, me vino a visitar Agustín, con el primo de Ivan, y nos reímos bastante, le conté como estaba todo con Ivan y él se limitó muchísimo en la opinión que dio o lo que dejó que yo supiese de él, solo me dijo que él también lo notaba distinto y distante, pero no más que eso, lo que a mí me llenó de intriga, pero al mismo tiempo no quería seguir hablando de él, prefería despejarme, así que solo hablamos de chicos y le corté el pelo, a las seis me fui para el colegio, cuatro horas de analógica, entre transistores materiales pnp, npn, y leyes, mi mirada cada tanto se iba a mi celular donde claro que no tenía ningún mensaje, especulé mucho con respecto a ese martes, había planeado todo, nos íbamos a ver y él no iba a poder resistirse al igual que yo, nos amábamos y teníamos una conexión que solo nosotros entendíamos, así que eso iba a pasar, me iba a besar, le iba a sonreír y le iba a hacerme jurar que nunca más íbamos a estar lejos, claro que iba a llorar, pero la tranquilidad invadía mi cuerpo cuando él se volviese a la casa ya sentiría que estaba todo bien, planeé paso por paso, mirada a mirada y toda la conversación que podíamos llegar a tener, estaba tranquila, pero al mismo tiempo me seguía sintiendo vacía, esa noche entré nuevamente en desesperación, sentía que lo perdía y al rato me auto calmaba, estaba feliz por el fin de semana maravilloso, pero me había dado por muerta, ¿a que me refiero?, que ya no sentía que estuviese viva, ya no estaba, mi cuerpo responde a acciones fueras de sí, mi alma se fue nuevamente y las razones por las que pelear son escasas, no porque no las tenga, sino porque no puedo con ellas, no puedo, todo me estaba oprimiendo y soy demasiado chiquita, los motivos para seguir viva, para ser feliz, son tantos que se me van de las manos y no creo poder satisfacer a todos o agradecerles de igual forma a cada persona lo que hacía por mí, y nadie tenía que cargar con mi peso, era mi propio peso, mi propia angustia, y nadie tenía porque sobre llevarla, quería hacerle un favor a todos, y desaparecer, porque eso era lo correcto, porque fui una especie de discapacitada, que no podía hacer nada si alguien no me estaba cuidando, era capaz de cualquier cosa y al mismo tiempo de nada, porque nada me importada, pero no tenía fuerzas, era una carga, era una cara triste que entristecía a todos, que arruinaba momentos felices, no valía la pena seguir luchando con algo que en algún momento iba a volver, porque quizá superé lo que estaba viniendo, pero estaba segura que si alguien o algo volvía a lastimarme ya no podría con ello, para el momento solo sería pedacitos de mi arreglado con cinta... Claro que podía estar bien, y aclaro que mi malestar no se basaba en Iván únicamente, me sentía mal, porque sentía que necesitaba el apoyo de la gente que ya no estaba en mi vida, quería a mi papá conmigo, quería a mi abuelo conmigo, quería a Iván conmigo, quería sentirme como cuando tenía 7 años y corría a dormir con mi viejo si sentía miedo, ahora aquello que me asustaba estaba pegado a mí, era uno solo, era una sola, era yo sola, y sentía miedo de mi misma, con cada situación mala que pasé, siempre volví a lo mismo, mi papá cuando se suicidó no me eligió, porque debería de hacerlo alguien como Iván, si la persona que decidió traerme al mundo, no quiso quedarse conmigo, no le importó dejarme sola, necesitaba conversarlo con mi abuelo, mientras tomamos un café y un submarino, pero él tampoco estaba, él tendría las palabras indicadas para hacerme sentir bien, no podía con esa situación, me sentía un servilleta de papel mojada, o un pedazo de pasa sin emociones, tapado con muchas frazadas, no me daba miedo la oscuridad, me daba miedo la luz, me daba miedo salir de mi cuarto, me daba miedo encontrarme con gente, que alguien me vea, así que seguían mis noches, mis mañanas y mis tardes en las que estaba totalmente desarreglada, en pijama metida en la cama. Por alguna razón siempre me sentí segura en ese lugar, sentía que las frazadas que tapan mi cuerpo también tapan cualquier cosa mala que pueda pasarme, porque estoy cómoda, porque estoy tranquila, pero al mismo tiempo no paraba de llorar, me agarraba la cabeza con enojo, golpeaba una y otra vez la pared con fuerza y después en la misma pared apoyaba mi frente mientras estaba acostada, de perfil y me comprimía cada vez más, y con suerte en un par de horas lograba dormirme, pero ya estaba perdida, mi vida estaba totalmente acabada, y la única esperanza se basaba en ver a Ivan "mañana", ese martes lo definía, así es, ponía en sus manos mi vida o mi muerte, dejaría que él decida por mí, que termine de destrozarme, que necesitaba eso para poder terminar de una vez, terminar con todo. Que dependiente me volví, ¿no? Yo que era la chica anti relaciones, anti sistema, anti depresión, pero al final era una más, una más de tantas que creen morir por amor, una más de tantas a las que creen que le rompieron el corazón, o en realidad no sentía mi corazón partido, me sentía partida a mí, mi cuerpo, mis manos, mis brazos, mis huesos, toda yo estaba partida, estaba destrozada, estaba hecha polvo. Esa noche, después de dar vueltas sin poder dormirme, despacio y sin que nadie se entere fui a los brazos de mi mamá, la corrí un poco y me acosté con ella, como cuando era chiquita.
ESTÁS LEYENDO
Crisis.
Fiksi RemajaSi tomamos la tristeza como menos y la felicidad como más a continuación obtenemos la suma algebraica de momentos multiplicados por tiempo y divididos por espacio, y obtenemos exactamente un relato de muchas páginas que aburriría a muchos, pero a mo...