Miraba a mi costado cuando el sol ya había salido hace rato extendía mi mano y de la punta de mis dedos lentamente se desprendía un almohadón que se colocaba en tu rostro de forma violenta, entonces te sonreí y cuando vos abrías los ojos despacio para fruncir el ceño y darte vuelta, entendía que no había nada más hermoso que despertarme y ver que estabas al lado mío, desayunar (cuando llegábamos) juntos, almorzar, y merendar compartiendo la comida, cenar sabiendo que cuando terminemos íbamos a salir a caminar, a pasarla bien, a reírnos un rato, para después de un partido de pool, decir la frase "vamos a casa" que tanto me gustaba escucharla, llegar sacarnos las fotos diarias, ordenar la pieza con mis ataques de histeria por ver todo tirado, abrazarte y sentarnos en la cama, ya sea para hablar, o para jugar a la cartas, quedarnos toda la noche hablando, poder conocerte más de lo que te conocía, y dejar de pensarte todo el tiempo, porque ahora lo que hacía era mirarte hasta cansarme, cosa que nunca ocurrió así que solo miraba para admirarte, todavía no logro comprender como haces para que cada parte de tu cuerpo se vea perfecta, para que pueda apreciar tanto tu cintura y como haces para que me pierda en tu cuello, tu sonrisa es lo más hermoso que existe sobre este planeta .
Te amo.
Me desperté la mañana donde viajaba, era enero de 2014, y el micro salía temprano, viajaba sola, porque Matías me esperaba allá con la familia, todo el viaje escuché las pastillas del abuelo, estaba ansiosa, por primera vez iba a hacer un viaje sin mi familia y además me estaba yendo con mi novio, lo que era la muestra misma de cómo estaba creciendo, logré dormirme cuando ya habíamos ingresado a la costa atlántica, y me desperté en la parada final, estaba en Gesel, bajé mis maletas, con mi bolso rosa, mis lentes circulares, mi pelo negro y cortito, mi enterito verde agua, y mis ojotas blancas, estaba lista para pasar un día de playa, ahí estaba él y su familia, saludé a los papás, y al hermanito, estaba tan feliz, emocionada, ansiosa, cuando llegué a la casa, era hermosa, teníamos una pieza para nosotros, lógicamente con dos camas separadas, por mas grande que fuéramos, las reglas de la casa se basaban en cero contacto físico, lo que a mí no me preocupaba ya que me sentiría incomoda teniendo intimidad en la casa donde se encontraban los papás de él, y el hermanito de apenas dos años, al llegar, almorzamos todos juntos, yo no paré de hablar un segundo, estaba tan hiperactiva, nunca llegué a tener un trato muy buena con la mamá de Matías, éramos muy distintas y creo que no le agradaba la idea de que su nene este de novio, yo trataba de entenderla lo mejor posible, tengo que admitir que me hicieron sentir incomoda en muchos momentos de las vacaciones, realmente estaban extremadamente pendientes de que Matías y yo no hiciéramos nada "fuera de lugar" podía percibir la falta de confianza que le tenían a él y a mí, pero de todas formas fueron agradables, considerando que no cualquier familia acepta llevar de vacaciones a alguien ajeno, eso me hizo creer que tenía un grado de importancia en su vida, al igual que cada vez que me invitaban a algún cumpleaños familiar, etc. La gente sabía que yo era su novia y todos quieran o no lo aceptaban, éramos una imagen preciosa, todos amaban la pareja que hacíamos, por más que dentro las cosas eran más similares a una onda senoidal, todos creían que éramos rectos y leales, y disfrutaba mucho eso, realmente la pase muy bien despertándonos cada mañana juntos, la convivencia la llevamos a cabo de una forma totalmente exitosa, íbamos a la playa después de desayunar, almorzábamos ahí, a la tarde nos comprábamos unos licuados, muchas veces llevaba un libro de filosofía y lo leíamos juntos cuando ya no quería meterme al agua, o quizá me quedaba leyendo yo, mientras él iba con su pequeña tabla a revolcarse con las olas. Mi cámara estaba llena de fotos suyas, lo fotografiaba en cualquier momento, cada tarde volvíamos, nos bañábamos y luego íbamos a cenar a algún lado bonito, ahí nos separábamos de su familia y caminábamos por el centro de Villa Gesel durante algunas horas, todas las noches jugábamos un partido o dos de pool, así fui perfeccionándome en ese juego, volvíamos caminando, de la mano y siempre vestía zapatos altos, antes de dormir jugábamos a las cartas y nos sacábamos algunas fotos, hasta que nos diera sueño, fueron diez días que disfrute a pleno, lo que hizo que mi confusión con respecto a Iván sea aún más grave.
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Crisis.
Novela JuvenilSi tomamos la tristeza como menos y la felicidad como más a continuación obtenemos la suma algebraica de momentos multiplicados por tiempo y divididos por espacio, y obtenemos exactamente un relato de muchas páginas que aburriría a muchos, pero a mo...