Viernes, el ansiado viernes, ese que todos esperamos desde el domingo a la noche, pero esta vez yo estaba entre querer que los días corran cada vez más rápido, y querer que se detenga el mundo, porque sabía que con el correr de los días se acercaba mi despedida a todo aquello que me rodeaba... ¿Acaso esa era yo?, sin poder escuchar música, cambiando de páginas, porque todas me llevaban en algún punto a él, revisando una y otra vez que errores cometí, torturándome. Me desperté con Nadia, o en realidad ella se despertó conmigo, pero se fue mientras yo dormía, ella tenía que ir al colegio, y habrá considerado que era mejor que duerma, a que este despierta, realmente dormía muchísimo y nunca era suficiente, no le veía sentido alguno a percibir la realidad, porque al final, era todo mierda, ese día no recuerdo a qué hora me habré levantado, pero unos amigos insistieron para que salgamos juntos, realmente necesitaba despejarme así que acepté, esos amigos eran los chicos nuevos del aula, quienes mencioné antes, pero puedo describirlos un poco más a fondo, por un lado tenemos al "nehuen", merece gran protagonismo, ya que gracias a él es que me acerqué a todos ellos, es una persona bastante rara, pero total y completamente fiel a sus amigos, de una forma tan exagerada que asusta, también tenemos a Martin, un chico inmaduro, divertido, simpático, no podría estar más de diez minutos con el sin reírme, es dulce, y creo que es la persona más feliz que conozco, literalmente, también tenemos a Cristian, un chico callado, súper compañero, no recuerdo haber conversado mucho con él, pero lo poco que lo hice realmente me dio que pensar, está Gastón, que es la mismísima prueba de que las cosas no son como aparentan, pareciera alguien totalmente centrado, de esos que nunca hablan de cosas asquerosas, y menos si hay una chica, aplicado en el colegio, pero déjenme decirles que es todo lo contrario, después viene Tobías, nunca vi que no esté sonriendo, es más que callado, y es de esas personas que se bancan todas las burlas y se ríe de sí mismos pero todos sabemos que en realidad la pasamos muy bien con él, realmente no lo conozco mucho pero me parece alguien muy bueno, por otro lado tenemos a Juan, quien no salió con nosotros ese día, pero cabe aclarar que es del grupo, es el chico emo, que nunca sale porque tiene que permanecer siendo antisocial, es con uno de los que mejor me entiendo, realmente es alguien que me gustaría haber conocido hace mucho tiempo. En fin, ahora que ya expliqué el panorama voy a explicar cómo fue ese día, me pasaron a buscar por mi casa, me acompañaron a comprar el regalo de un amigo que cumplía años cerca de esa fecha, y nos fuimos para el velódromo, me hicieron jugar futbol, a lo que aclaro que soy peor que mala, nos sacamos fotos, estuvimos hablando bastante, de cómo nos caíamos antes de conocernos, me distraje, me despejé, pero eso no significaba que cada diez o quince minutos no revisara mi celular en caso de que Ivan quisiera mandarme un mensaje, pero siempre era lo mismo, ningún mensaje en mi casilla, nada de nada, y tratando de no angustiarme solo dejaba el celular y me prometía no volver a mirarlo, pero a quien quería engañar, si al ratito ya pispiaba nuevamente. A la noche toco ir al colegio, así que emprendimos la retirada, y a eso de las seis ya estábamos entrando a la clase de historia, donde yo no hice más que pensar en Ivan, trataba de hacer la tarea, era una forma de distraerme, pero en medio de la segunda guerra mundial, la guerra fría, el comunismo y esas cosas que constituyen gran parte de nuestra historia, yo miraba al profesor, la pizarra y no paraba de pensar que iba a ser el primer fin de semana que Ivan no durmiera conmigo, el problema era que iba a ser el primero de muchos, muchos, muchos más, y eso me aterraba, no quería llorar, pero no tenia forma de camuflarme, ya no servía de nada leer sobre Stalin, solo quería hablar con él, esa noche, le pedí a los chicos que vinieran a casa, y así fue, vinieron y realmente me sentía muy mal, no paraba de estar colgada, mirando a puntos fijos, quería desaparecer, pero mis amigos trataban de hacerme sonreír, en un segundo veo que ya no estaban en casa, eran las doce pasadas y habían ido a comprar a un kiosco que abre de noche, para cuando volvieron, habían ido a comprar el querido vodka, la única bebida con alcohol que tomo, además del tequila, su objetivo era hacer que ahogue mis penas en un vaso de vodka rebajado con jugo, pero eso era para débiles, tomé solo dos vasos de eso, bajo la excusa de "Las chicas se juntan a ver dramas y tomar helado cuando están mal, los pibes escabiamos, así que escabiá, porque esto pasa cuando tenes amigos hombres" así y tan sencillo me convencieron de que tome, y al vaciar el segundo vaso, mi equilibrio estaba por el piso, literalmente yo estaba tirada sin poder levantarme, las cosas giraban y no podía hablar, comencé a repetir que me había comido los labios, que me habían desaparecido, estaba completamente convencida de que me faltaban pedazos de mi cuerpo, claro que estaba en un estado totalmente ebrio, no se tomar, no me controlo, y me pega muy rápido, de la peor forma, literalmente, no pasó media hora que estaba bailando electrónica, pero no había música de fondo, mis estados variaban en reírme sin pausa y sin límite a llorar desconsoladamente, aunque por momentos solo me quedaba mirando puntos fijos tratando de calmar mi visión doble y concentrarme en controlar mis manos, mis ojos, mis pies, mi cuerpo en general, para cuando fui a dormirme no entendía mucho y solo recuerdo un dolor de cabeza inmenso, las ganas de vomitar eran muchísimas, y mi aliento era lo más asqueroso del mundo, recuerdo estar abrazada a un amigo mientras le preguntaba si yo era su mejor amiga, y le decía que lo amaba, porque esa es otra parte mía cuando estoy borracha, me pongo sentimental y comienzo a decir lo mucho que amo a todos, por supuesto que al otros día siempre me arrepiento de la mayoría de cosas, porque todo lo que hago me hace quedar realmente muy mal. Mis confesiones esa noche no recuerdo cuales fueron ni cuantas, pero probablemente el protagonismo de las cosas que conté, dije, hice, se lo llevó Ivan, diga lo que diga siempre era esa la finalidad, decir lo mucho que lo extrañaba, lo mucho que esperaba volver con él, la fe ciega que tenía en que iba a recuperarlo, seguido de un llanto horrible donde admitía que lo había perdido por completo, mi histeria vario en escalones inmensamente apartados, de un segundo al otro podía decir cosas completamente contrarias, era un desastre, un chiste, y mis amigos solo repetían que dejen descargarme, que me iba a hacer bien, realmente no sé si me hizo bien o mal, pero necesitaba probar cosas para distraerme, y fue una experiencia que adquirí, de ahí ya era mi decisión adoptar eso como forma de evadir problemas, o no hacerlo...
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Crisis.
Teen FictionSi tomamos la tristeza como menos y la felicidad como más a continuación obtenemos la suma algebraica de momentos multiplicados por tiempo y divididos por espacio, y obtenemos exactamente un relato de muchas páginas que aburriría a muchos, pero a mo...