Semana restante.

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Esa semana nos vimos un poco más que las anteriores, yo no paraba de decirle lo mucho que quería verlo, pero él solía rechazar mis invitaciones, yo se que suena loco invitar a alguien a las 10 y 20 de la noche, pero era la hora en la que salía del colegio, y quería dormir con él, pero no accedía, el jueves no tuve clases nocturnas y los viernes por las mañanas no tenia colegio, así que venía perfecto para pasar jueves por la tarde y viernes por la mañana juntos, así fue, vino a las 5 cuando salió del colegio, y se quedó toda la noche, realmente la pase extremadamente bien, la forma en la que nos reímos esa noche fue incomparable, fue una visita perfecta de novios perfectos, yo solo quería que me abrace, necesitaba sentirlo, sentir sus brazos, su cuerpo, su esencia, llegué a pensar que realmente no había quedado ningún quiebre, o lastimadura en la relación, estábamos enamorados, estábamos felices, era lo que necesitábamos, nos necesitábamos , el viernes le pedí que faltara al colegio, y así fue, pasamos todo el viernes juntos, sabiendo que al otro día volvía a dormir a mi casa, como cada sábado. Nada me motivaba más que saber que lo veía durante 4 días seguidos, de jueves a viernes, y de sábado a domingo, era todo hermosamente único, lo amaba, lo amo, estaba enamorada, lo estoy. Ese viernes la pasamos acostados, almorzamos juntos, vimos tele, y después volvimos a la cama, sentía que tenía una pareja perfecta, una pareja adulta, especulaba en mi cabeza con la necesidad de tener una vida donde todos los días fuesen así, que me despierte con él, que pasemos la tarde juntos, almorzar, cenar, desayunar que todo lo hagamos juntos, que abra los ojos y lo primero que vea sea una taza de café que le sirvo en la cama, hablar sobre cosas cotidianas, contarnos que hicimos durante el día, tener un dialogo fluido, y totalmente normal, soñaba con que las cosas fueran así todos los días. El no solía sonreír mucho, pero ese viernes no hubo segundo donde lo no haya visto contento, no existe cosa, persona, nada que me dejara más tranquila que saber que yo era la causa de su felicidad, o al menos eso creía. Todo era más libre para mí, yo me sentía tranquila, sentía que formaba parte de mí, así que me brindaba en todo sentido hacia él. Para cuando se hicieron las 4, tuvo que irse y no lo retuve, francamente quería que se quedara, pero agradecía muchísimo haber pasado esa tarde juntos, no podía pedirle más. Bastó cerrar la puerta para comenzar a extrañarlo, así es, terminé de ver como caminaba hasta la parada de su colectivo y cuando el campo visual que me permitía ver las rejas, comencé a necesitarlo, tan enfermo y posesivo como suena, estaba loca por volverlo a ver, y feliz de que él sea mi novio, emocionada, ansiosa, contenta. Recuerdo que con frecuencia solía mirarlo, besarlo y recordarle que amaba besarlo porque eso me hace saber que tenía el derecho de hacerlo, sus labios me pertenecían, y mi boca era solo suya, quería besarlo hasta el fin de mi vida, y que mis ojos se mantengas apartados de cualquier otra persona, porque era todo lo que quería, a esto me refería con decir que mi amor por él era obsesivo, cerrado y totalmente apasionado, literalmente si veía a alguien lindo, bastaba con pensar que lo que mi novio era mejor, porque no había forma de encontrar a alguien que supere mi encanto, no había forma de que alguien supere el límite que marcó en mi vida. Yo estaba por arriba de cualquiera, porque yo estaba con la persona más perfectamente dulce, atenta, fría, interesante, y hermosa del mundo.

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