Yo tenía una amiga, que estaba por hacer su fiesta de 15, por lo que le pedí si podía ir acompañada con Ivan, y ella aceptó, estaba muy entusiasmada por ver a Ivan de traje, porque él me vea con un vestido rojo y bien peinada y maquillada, parece algo tonto, pero no solía arreglarme mucho y las pocas veces que o hacia la gente solo asombrarse, llegó el sábado de la fiesta, y el decidió que no quería vestir un traje, sencillamente fue con una camisa por fuera del pantalón, su pañuelo en la cabeza, y con zapatillas. Para la mayor cantidad de personas esas fiestas son la excusa para verse bien vestidos, y suelen ser algo importante, no solo por la elegancia de la noche sino que también como muestra de respeto a los anfitriones, el punto es que Ivan no le importó eso, el era un rebelde que se vestía de forma casual, y odiaba bailar. Ni bien llegamos a la fiesta, él se comenzó a aburrir, e hizo un comentario, lamentándose el no estar con su amigo para poder disfrutar más de ello. Acto siguiente, me enojé muchísimo, él no solo no entendía que la razón por la que estaba en ese evento era para ser mi acompañante, sino que también el rol que le tocaba lo cumplía pésimo, el resumen de esa noche fue terrible, me senté a la mesa, y al parecer todos nos conocíamos, incluyendo a Ivan, por primera vez en mi vida, sentí que no encajaba en un lugar, ellos no paraban de hacer chistes inmaduros o comportándose como nenes chiquitos, yo solo quería vestir elegante y tener una agradable charla, pero muy distinto a eso no paraban de tirarse papeles de una punta a la otra, poniendo servilletas dentro de los vasos, pasándose la comida de un plato al otro. ¿Qué era eso?, ¿acaso que edad tienen?, pero tardé en entender que en realidad ellos no eran los que estaban mal, era yo la que no coincidía, y ahí comencé a pensar la falta que me hacían mis amigas en ese momento, él se quedó sentado toda la noche sin bailar, y yo bailé sola, o con unos conocidos que tenía. Cuando de repente, veo que no solo se había quedado en la mesa toda la noche, sino que cuando se levantó a bailar, lo hizo con y por otra persona, esa persona se llama Nair. Se pueden imaginar mi decepción al ver como disfrutaba de estar con ella, luego de rechazarme reiteradas veces a mí, solo me limité a suspirar hondo e intentar pasarla lo mejor posible, ya que probablemente iba a ser mi última fiesta de 15. Al otro día amanecimos juntos, y aproveché para descargar mi desilusión con él, con el tacto necesario para quejarme de algo suyo, fui iniciando una conversación donde intente de explicarle que no solo me había molestado, sino dolido. Me trató como si estuviese loca, desmintió cada cosa que dije, y no se hizo cargo de absolutamente nada, me llamó exagerada y otra vez caímos en la escena donde yo suspiro, e intento controlar mi enojo, no tenía sentido seguir discutiendo.
Las cosas empeoraron cuando la anfitriona del quince, semanas después me contó que había corrido el rumor de que Ivan había besado a Nair en aquella fiesta, me sentía tan humillada, así que hice lo que nunca había hecho, lo enfrenté, lo llamé y le dije que estaba cansada de sentir que todo giraba en torno a sus deseos, que nunca me había sentido tan boludeada. ¿Adivinen que es lo que él me dijo? Volvió a negar todo, se enojó por no confiar en él, y discutimos un buen rato, yo me sentía saturada, venia intentando de hacer "todo bien" y nada había sido suficiente, porque cada instante tenía que sacrificar mas y mas para sentir su aprobación y mantenerlo a mi lado, así que en un momento de quiebre sencillamente le pedí que nos tomemos un tiempo lejos uno del otro, y que no quería verlo ni hablar por algunos días, justo esa semana me iba de viaje e iba a estar ausente en mi ciudad por 6 días, así que creí oportuno ese momento para pensar en frío y tomar un decisión.
Esa semana pude despejar mi cabeza aunque en lo único que pensé fue en volver para hablar con él y saber cómo iba a seguir todo, no contesté sus mensajes durante días, estaba en un hotel con mi mamá y mi hermana, y pasaba horas en el balcón que tenía una vista hermosa directa al mar, esa semana aproveché para conocerme un poco y despejarme de los vicios de una relación tan absorbente. Al final de la semana ya había decidido terminar la relación e intentar enfocarme en mi misma, así que cuando volví a Lanús vino a casa y casi como un deja vu me encontré abriéndole la puerta a él, para terminar la relación con él, pero ¿Adivinen que pasó? Al igual que hace un año, cuando había intentado de terminar con él, porque quería seguir con Matías, esta vez al abrir la puerta estaba él, con una sonrisa gigante que decía "te extrañé y me alegra verte". Entramos a mi habitación, y me dio una carta la cual dijo que era todo y lo mejor que podía decirme. Básicamente me pedía perdón por haber sido tan desconsiderado, y lo hacía con las palabras más dulces que encontró, reiteradas veces me repetía lo mucho que me amaba y siempre usaba expresiones exageradas, pero que me llenaban el alma como las de "la mujer más hermosa del mundo" y hacía hincapié constantemente en su felicidad luego de conocerme. Casi como si hubiese planeado todo, al leer la carta yo ya estaba llorando, y el sacó de su mochila una caja de bombones seguidos de la frase "estas muy flaca", así fue que mis lágrimas no me dejaban hablar, la angustia me estaba carcomiendo, lo único que pensaba era lo que había padecido toda esa semana lejos suyo, la angustia que recorría mi cuerpo, no dejaba correr palabra, y los brazos de Ivan cubriéndome, fomentaban mi lamento por estar en aquella situación, ¿Cómo se sale de un momento tan decisivo sin que queden secuelas?. En realidad, nunca se sale, porque un quiebre representa la perdida de "algo" en la pareja. Mis diálogos eran cortos, y no recuerdo mucho de lo que dije, pero sí que le mencioné que no podía estar con una persona que priorizaba su orgullo ante nuestro bien estar, también que algo se perdió entre nosotros, o quizá nunca estuvo, lo cual ni él ni yo teníamos la culpa. Aun así tengo que admitir que sentir su aroma, y su piel me tranquilizaban, me sentía nuevamente en mi hogar, porque él era mi sitio perfecto. Entre su dulzura y su desesperación con la que actuó al pensar que podía llegar a dejarlo, terminó de convencerme para que me echara atrás y solo me rindiera a sus pies nuevamente.
Y así fue como volvió todo a la normalidad.
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Crisis.
TeenfikceSi tomamos la tristeza como menos y la felicidad como más a continuación obtenemos la suma algebraica de momentos multiplicados por tiempo y divididos por espacio, y obtenemos exactamente un relato de muchas páginas que aburriría a muchos, pero a mo...