De niña mi familia estaba compuesta por 5 integrantes, mi mamá, mi papá, mi hermana y mi hermano. Siempre fui una persona que podría definirse como "inocente", "buena", lo suficiente como para no identificar la maldad de nadie y hasta creer que aquella maldad no existe en la mente o alma de ninguna persona. A la edad de tres años mis preocupaciones eran sentarme a comer mientras le preguntaba a mi mamá "¿Porqué había gente pobre en el mundo?" y sentirme afortunada por tener un plato delante mío, pero también culpable por no hacer nada para que otros lo tengan.
Tuve una infancia difícil, aunque no me di cuenta lo difícil que fue hasta no terminarla. Es decir, que los peores años de mi vida los viví siendo feliz.
Ya de grande pude notar los traumas que me habían generado algunas situaciones y las cenizas que quedaron a causa de aquel fuego que alguna vez habitó en mí.El protagonista del gran drama de mi vida fue mi papá, aquella persona que supondría cualquiera debería ser mi héroe o cuidarme, pero muy lejano a eso, a los 6 años fui yo quien empezó a cuidarlo.
Mi viejo padecía el alcoholismo, una enfermedad causada por la crisis económica y la falta de trabajo que hubo en aquel principio del siglo en argentina, eso y una infancia llena de violencia y carencias lo llevaron a caer profundamente en esa adicción y arruinar muchos recuerdos que guardo en mi cabeza.
Mi deber, que yo misma me había impuesto, era esperarlo cada noche, sabiendo lo tarde que iba a llegar, frente a la puerta de entrada, así recibirlo, abrazarlo y hacer el típico control de alcoholemia con mi nariz. Así es... pasando desapercibida, lo iba olfateando para saber si había tomado o no, le sacaba la campera y lo llevaba a la cama, (vale aclarar que pocas veces me lleve la sorpresa de encontrarlo en estado de sobriedad) todo con el fin de que no se encontrase con mi mamá, para evitar una discusión altamente probable. Así es como una nena de 6 años se encargó durante casi media década, de ser la mediadora entre sus padres, para que ninguno resulte sentimentalmente herido, claro está que, no era totalmente efectivo... casi día por medio, cruzaban y discutían. Si no, lo hacían a la mañana cuando era inevitable.
Cabe aclarar que fuera de su adicción, fue el mejor padre que me podría haber tocado, era compañero, se interesaba por mí, me contaba historias y charlábamos durante horas como si yo fuese más grande, así me trataba, como una nena grande. Pese a mis pocos años de vida, era su mejor amiga, y él era mi mejor amigo. Para descartar cualquier comentario o solución que uno crea que yo podría haber practicado, con mi pequeña vida, hice todo lo que estuvo a mi alcance para que dejara de tomar, pero no funcionó, es algo que siempre estuvo presente en él, veo irónico que haya estado hasta su último día literalmente. Historias que dejan al descubierto un trauma que me pudo haber generado, tengo miles, pero es innecesario contarlas todas, voy a limitarme a desarrollar que, si alguna amiga venía a casa, sentía vergüenza, que cuando mi papá manejaba para llevarme a algún lado, tenía miedo.
Recuerdo una vez donde estábamos con mis hermanos, mi mama había salido, mi hermano mayor no tenía más de once años, no obstante, siempre fui yo la que llevaba el orden en mi casa, o en realidad eso es lo que me gustaba creer, era de noche, desconozco porque mi mama se había ido, o quizá fue a buscarlo a él, es algo que nunca voy a saber con certeza, el punto es que, recuerdo haber estado desde las nueve de la noche hasta las dos de la mañana llamándolo por celular, por su parte, no atendía, con nueve años, trataba de que mi hermana no se entere de la situación que estábamos viviendo... la puse a ver una película junto a mi hermano, mientras yo estaba encerrada en la habitación mirando por la ventana y usando el teléfono... esa noche, no respondió.
En un momento dado, llegó... pero, en un estado de alcoholemia rebalsando los días habituales, me enojé mucho y lo mandé a dormir, no le veía sentido a hacer otra cosa.Otra ocasión, dada una vez esperándolo en handball, deporte el cual realicé por cinco años, previos a empezar el secundario. Salí a las ocho de la noche, él tenía que ir a buscarme, pero nunca llegó, tardaron una hora en recogerme, y vino mi mamá. No vi a mi papá hasta el otro día, pero nunca se lo dije. Voy a cerrar diciendo que son incontables las noches donde mamá y papá discutían mientras yo lloraba y corroboraba que no se maten, mientras mi hermano corría a taparle los ojos a mi hermanita y sacarla del medio. Vivía con miedo a que pase algo, cualquiera pensaría que con 7 años durmiendo en casa de alguna amiga, mis papás estarían en cima mío tratando de saber minuto a minuto si estoy bien, pero por lo contrario, era yo quien tenía que llamar para corroborar que estuviese todo en orden en mi casa, creía que sin mí no estaban protegidos, porque por alguna razón creía que era capaz de frenar cualquier discusión, me creía la más responsable cuando enloquecía todo, aunque no me importaba proteger a mi mamá y poco me importaba proteger a mis hermanos, yo quería proteger a mi papá, quería que nadie le haga daño a él, porque odiaba verlo triste.
Por otra parte, estaba mi mamá, quien silenciosamente contenía toda la parte alegre de la familia, nos hacia el desayuno, siempre teníamos nuestra ropa limpia, y nuestra comida servida para recalentar al mediodía, en realidad para que recalentara la niñera que nos cuidaba, mientras ellos trabajaban. A la tarde siempre, tenía mi chocolatada y, a la noche, alguno de los dos se encargaba de cocinar algo rico, nunca vi vivir a mi mamá por y para ella, siempre renunció a verse bonita, a comprarse zapatos o a salir con sus amigas, había caído completamente en el estereotipo de súper mamá. Al margen de la vida en mi casa, tenía muchos amigos, solía ser la preferida de la maestra, merito que siempre se lo otorgué al prejuicio que la gente tenía al verme, tenía cara de nena tierna, rubia con dos colitas. La protagonista de mi vida social fue Luciana, quien fue durante toda mi vida mi mejor amiga, con ella, nos conocimos en el colegio, Luciana era una salvaje que pellizcaba y mordía, también se vestía bonito, además, siempre sabia como hacerte sentir inferior por su presencia imponente, aun con seis años de edad. A lo largo de los próximos relatos van a darse cuenta porque me refiero a ella como "Protagonista". Aunque en jardín estaba rodeada de amigas y amigos, en primario entre en una relación obsesiva donde solo me juntaba con ella, y literalmente llego a ser mi única amiga en un periodo de tiempo, casi desde los 9 hasta los 12, nuestra relación era tan cerrada y perfecta que los profesores no paraban de hablar con nuestros padres para decirles que eso nos iba a afectar cuando queramos relacionarnos de grandes con otras personas, tengo que admitir que sufrí muchísimo el hecho de que miles de veces no la hayan dejado verse conmigo por lo que le decían, nuestra amistad se basó en la constante insistencia de ella al pedirme que "madure" ya que, Luciana, al criarse entre adultos y adolescentes llevaba otro ritmo de vida, muy opuesto al mío, mientras que yo dormía a las 22:30 cada noche, ella dormía a las 2 o 3 Am, mientras ella iba de shopping, yo iba a hacer deporte, Luciana jugaba en la computadora, y yo jugaba con plastilina, pasaba mi tiempo haciendo artesanías con mi mamá hippie y el engrudo que ella me preparaba, éramos tan opuestas como complementarias, pero lo que sin duda siempre compartíamos eran las ganas de estar juntas. Razón por la cual simultáneamente éramos dependientes entre nosotras, hablábamos cada minuto por teléfono y ella me llamaba cada mañana para planear como irnos vestidas, ya que siempre intentábamos ir parecidas, aunque, ella triplicaba mi cantidad de ropa... en fin, fue y es mi mejor amiga hasta el día de hoy.
Creo que eso es algo que me caracteriza, el hecho de tener una obsesión por querer crecer y alejarme de mi vida me llevo a tomar decisiones desde muy chica que lleve conmigo toda mi vida, como elegir a mi mejor amiga, o elegir mi colegio secundario, darme cuenta de que pretendía tener una buena carrera con un buen trabajo, pero eso lo voy a relatar más adelante. Dicho esto, ya describí a los tres personajes principales en mis primeros años de vida, papá, mamá y Luciana.
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Crisis.
Teen FictionSi tomamos la tristeza como menos y la felicidad como más a continuación obtenemos la suma algebraica de momentos multiplicados por tiempo y divididos por espacio, y obtenemos exactamente un relato de muchas páginas que aburriría a muchos, pero a mo...