Fin de semana y paz.

31 0 0
                                    


Llegó la hora, la comparación entre las dos partes que constituyen la felicidad mas inmensa en mi vida, por un lado tenemos a Nadia y Luciana y por otro lado tenemos a nuestro querido Ivan.

Nadia y Luciana habían pasado a formar en mi vida la cima, o en realidad superarla, no dudaría ni un milisegundo si se trata de socorrer a alguna de ellas, realmente no había nada que las supere, cuando Ivan apareció en mi vida, fue la única persona que logró estar a la misma altura que ellas, o eso creía yo, este fin de semana puse a prueba eso.

Me desperté con dolor de cabeza, no entendía nada, estaba mareada, con ganas de vomitar, y siquiera sabía como había terminado en mi cama, no entendía nada, miraba para todos lados y las cosas parecían luces, muchas luces, era muy temprano, porque ese día nos íbamos un fin de semana a la casa de el tío de Nadia que quedaba en tigre, era un viajecito de unas horas que íbamos a por fin concretar, me desperté y no sé si mi dolor de cabeza superaba o no a mi angustia, pero me daba de que quejarme, mi mal humor esa mañana era notable, y así me fui a encontrar con las chicas en la parada del colectivo que íbamos a tomar, ellas llegaron, como siempre Lu tan producida como pudo, zapatos medianamente altos, Nadia con su mochila fiel, y sus borcegos, tomamos un tren, subte, tren, colectivo, tren, y más trenes, las estaciones ya me aburrían, las combinaciones de transporte fueron inmensas, pero llegamos, ese viaje me despejó, las tres moríamos de sueño, pero cada ocasión que teníamos la usábamos para reírnos muchísimo, cada tanto alguna se ponía a escuchar música o se dormía, pero entre cambio de trenes o de colectivos las conversaciones giraban en torno a lo que estemos haciendo. Cuando conocimos a la tía de Nadia nuestra primera impresión fue lo hermosa que la notamos , con sus lentes de sol, su cuerpo flaco, su pelo largo y lacio, realmente era preciosa, comimos en una feria orgánica, era toda comida muy rara y fue difícil decidirme que comer ya que casi nada me gusta, me decidí por unas cosas que no se bien el nombre, pero tenía salsa de guacamole y otra salsa de pollo que terminó de convencerme, realmente estaba muy rico, es bueno probar cosas nuevas, cuando terminé mi plato y las chicas también, nos fuimos para la casa de el tío, me sentí tan bien entre ellas, sentía que las tres éramos chicas grandes, independientes, con un humor maduro, ya no éramos las nenas que corríamos en cuanto nos dejaban solas, o que nos ofendíamos cuando a Luciana la llamaba el novio, comprendíamos las responsabilidades de cada una, podíamos respetar nuestros espacios, estábamos creciendo a pasos agigantados y la nostalgia me consumía, fue lindo verlas de esa forma, queríamos estar juntas, y nos elegíamos. Ese fin de semana fue la mismísima prueba de lo mágica que era nuestra relación, comimos con los tíos de Nadia unas pizzas que realmente dieron mucho que hablar, eran exquisitas, las había amasado Walter, el tío, esa noche mientras nos sentábamos en la mesa, una conversación adulta, citando músicos, filósofos, teorías, discutimos política internacional, historia, aprendí mas que cualquier día en el colegio, y fue una conversación totalmente divertida, me sentí a gusto, sentí que eso era lo que yo quería para un futuro, tener una casa decorada como yo quiera, una pareja inteligente, alguien con quien conversar cada noche y aprender más, mucho más, también pensaba en Ivan, cuando me fui a bañar, en una ducha con alta presión de agua muy caliente, fue un baño exquisito, le mandé un mensaje, cosa que no había hecho antes para no ser descortés en la mesa, no quería enloquecer, realmente estaba tranquila, así que llevamos a cabo una conversación totalmente normal, cosa que hasta ese momento no había logrado, me contó que estaba con los amigos y le dije lo interesante que me estaba pareciendo la charla en la cena, le dije que me había asombrado lo inteligente que era Walter, le compartí mi encanto por como podía aprender estando con alguien así, él solo se limitó a compararse consigo mismo y dijo un comentario vago como un "las cosas conmigo nunca fueron así, yo solo era una cara bonita", así es, él me hacía pensar que creía que yo estaba con el por lo físico, porque en su dialogo no era interesante, solo le dije que me gustaba hablar con él porque aprendía cosas que nunca había tenido en cuenta, pero él insistió con que era inútil en mi vida, a lo que yo no insistía mucho, al rato dejó de contestarme mensajes y yo solo le mande un "buenas noches", que esperaba que al otro día me lo conteste en forma de un "buen día", me fui a dormir luego de comer uno de los helados más ricos que probé en mi vida, intentamos ver una película con las chicas, pero estábamos muy cansadas así que decidimos dormir, en mi cabeza retumbaba el nombre de Ivan, y los mensajes que nos habíamos mandado, que era el último contacto que habíamos tenido, pero aun así contuve mis lágrimas, porque como mencioné antes, estaba donde quería estar. Para la mañana del domingo, nos despertaron y acompañamos a la tía a comprar unas cosas al centro, caminamos bastante, aunque cada segundo que podíamos hablábamos bastante, nos divertimos muchísimo, cuando llegamos a la casa nos estaban esperando unos ñoquis deliciosos, con una salsa que tenia hongos y nueces, se podrán imaginar que era más que un manjar eso que estaba comiendo, era todo absolutamente casero y delicioso, y nuevamente tuvimos una conversación muy cómoda, donde pudimos explayar nuestros conocimientos culturales en horas y horas de dialogo, estaba totalmente embobada con la sabiduría que había en ese hogar, realmente quedé alucinada, y muy satisfecha, lo que dio que hablar en el camino de vuelta, no paré de agradecerles por habernos invitado, y ese tiempo que pasé con las chicas valió muchísimo la pena, Siempre creí tener una relación especial con mis amigas, pero ese momento juntas había sido muy significativo para mi, eran definitivamente las únicas que habían podido contrarrestar mi dolor por Ivan, y hacerme olvidar de él. Si volvemos a la metáfora de la mochila, es como si ellas hubiesen sostenido mi mochila durante todo ese fin de semana y no me dejaron pensar en otra cosa.


Crisis.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora