El corazón de Sakura Haruno pertenece a alguien que no puede quedarse.
Han pasado dos años desde que Sakura vio por ultima vez a Sasuke, mantenía su vida como doctora en el Hospital de Konoha, los aldeanos la conocían por ser la eterna enamorada de...
El rostro de Sasuke estaba contraído, le agradecía internamente a Ino por lanzar el golpe que su mano y enseñanzas le detenían a dar. Preocupación no era exactamente la palabra que hubiera utilizado para describir la opresión de su pecho al escuchar los planes de Daiki. Había experimentado un pánico que le retorció las entrañas y no desparecía. Cerró los ojos intentando contener la rabia que amenazaba con dominarlo. Lo estaba matando imaginársela sufriendo las torturas más enfermizas que vio de niño junto a Kabuto.
Corrió a toda prisa a las afueras de la aldea, a su espalda lo seguían tratando de alcanzar su paso. Se adentraron entre los densos arboles, siguiendo el estrecho camino que los alejaba de la aldea.
-Para -lo corto Naruto- No tienes un plan, estas actuando con tu corazón Sasuke, no es digno de ti.
-No me intentes dar una lección -dijo sosteniéndolo de su camisa- ¿Crees que estarias diciendo eso si fuera Hinata?
-Mierda -dijo viendo el miedo en sus ojos de perderla- También es importante para mi, Sasuke.
-La mayoría de los escondites de Orochimaru rodean la aldea del Sonido, otros se encuentran en la periferia de la Hoja.
-Tardaremos demasiado -dijo Ino a su espalda- Puede ser demasiado tarde.
Sasuke apreto el puño, intentaba no demostrar su miedo, temía perderla, perder su amor por una obsesión enfermiza. Recorrería cada escondite y mataría a Kabuto junto con Daiki, los harías sufrir por cada golpe, marca o lagrima que derramara su mujer. Sakura le pertenecía, nadie tenia derecho a hacerla su esposa, solo el podía colocar un anillo en su dedo, ver el sonrojo de sus mejillas cuando la besan, sentir sus manos frías y gozar su piel de porcelana.
Le pertenecía desde niños y para siempre. El contraste de sus ojos con los suyos, el vivaz color de su cabello le enamoraron desde el primer día de academia. Su orgullo no le permitió demostrarle todo lo que guardaba su corazón y ahora se arrepentía a cada segundo.
-No Ino -dijo pausadamente- Kabuto necesita un escondite con suministros y laboratorio. Eso descarta bastantes -en su mente repasaba los mapas que aprendió de joven- Deben ser cuatro cuevas cerca de la aldea del Sonido.
-Si somos más la búsqueda se agilizara -dijo Gaara a su espalda-
-Gaara -dijo entre dientes-
-Cuando acabe esto -sonrió de costado- Libraremos nuestras batallas Uchiha.
-Te seguimos. -aseguró el Uzumaki- Ya perdimos tres semanas.
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La lluvia caía como meteoritos colapsando. El viento doblaba los árboles casi por la mitad, o eso se imaginaba. Los relámpagos lanzaban sus destellos e iluminaban a momentos la oscura habitación. Sakura temblaba de frío, sus labios se sentían resecos, sus manos carecía de buena circulación por los grilletes a su alrededor. Estaba recostada de costado en una habitación húmeda e inmunda. Odiaba el olor a a fármacos y drogas, que ironía de un medico.
