Epilogo

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El complejo Uchiha lucía hermoso en invierno, los copos caían lentamente hasta caer en el asfalto,  en la casa principal el bullicio se hacia presente como cualquier fin de semana en la familia Uchiha. Pero ese día era especial, estaba vestido de un kimono elegante y molesto, se tomo su tiempo en la sala de estar para ver cada foto familiar. Dio un suspiro de resignación, su esposa tardaba horas arreglandose, aunque para el era gratificante que le dieran un momento de paz antes de la ceremonia. Escucho gritos en la entrada, después un portazo. Su momento de paz había terminado.

-¡Eres insoportable Takeshi! -grito su hija entrando en la casa- Déjame en paz.

-Dile a tu esposo que te cuide mejor -contesto enojado- No deberías estar en la nieve embarazada.

-¡Papá! -grito Sarada en su dirección- Dile que me deje en paz.

-Pensé que cuando estuvieran casados dejarían sus berrinches -suspiro para detenerse en frente de su hija- Ya no son unos niños que pueda calmar con una palmada en su trasero.

-Takeshi me jalo del brazo hasta la casa -era tan dramática como su madre- ¡No tiene derecho!

-No puedes salir a la nieve embarazada Sarada -ella iba a protestar- Espera aquí a Boruto -miro a su hijo que iba a sonreír- Y tu ve por tu esposa, no te metas con tu hermana.

-Pero...-dijeron al unísono antes de ser interrumpidos-

-¿Papá? -una pequeña voz le llamo del pasillo- Ya es hora.

Su pequeña niña Hanan camino hacia el, con sus ojos verdes expectantes de felicidad, sus mechones rosados más opacos que los de su madre estaban recogidos en un moño elegante. El kimono azulado le recordó lo hermosa que se veía Sakura el día que se casaron. Ya habían pasado 25 años de ese momento y lo podia recordar muy bien. Hanan era la luz de su vida, la  viva imagen de su madre,  la niña con la que soño en sus días de recién casado. Era risueña y encantadora, tanto que logro comprometerse con el hijo de Sai en cuanto se graduó. La vida le había dado de familia a Naruto y a Sai sin pedirlo, que irónico. Se acerco a el, coloco su mano en su hombro y le dio un beso en la mejilla. Se dio cuenta lo doloroso que seria entregar a otra de sus hijas en matrimonio.

-Es hora de irnos -dijo su esposa en la escalera- ¿Sasuke estas listo? -suspiro- Itachi nos esperara con Inojin, ese hijo nuestro es un libertino sin remedio.  Dudo que un día se case.

-¿Qué esperabas? -dijo su pequeña hija- Es tan guapo como papá.

-Eso es cierto -contesto su esposa- Tus hermanos son igual de atractivos que tu padre.

Perdio el hilo de la conversación en cuanto la vio entrar a la misma habitación. Era bellisima. Solo un vistazo a su rostro y perdia el aliento, olvidaba como respirar y su corazón palpitaba con violencia. Le dió una hermosa sonrisa y con eso basto para perder la razón ¿Como era posible que en sus ojos se reflejara toda la felicidad del mundo? Los años solo habían acentuado su belleza, la exquisitez de su piel y el hechizo de su risa. Solo Dios sabe como logro caminar hacia ella sin caerse.

-Te ves hermosa cariño -susurró en su oido antes de besar su mejilla- Vamos no te preocupes por Itachi, va a estar bien.

Camino detrás de sus hijos mayores, Boruto avanzaba sosteniendo a Sarada que no podia dejar de quejarse por su estado tan inconveniente para ir más rápido. Admitía que el chico le debía adorar, Sarada aparte de heredar el sello de su madre, también tenia el mismo carácter.

En cambio el, de un brazo sostenía a su hija y del otro a su esposa, tan hermosa y sonriente como siempre. Para el siempre seria el amor de su vida, le agradecería cada día de su existencia, por la familia tan amorosa que habían construido y el amor mutuo que los unía. Se pertenecían eternamente. 

Promesas (Sasusaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora