Familia Huraku

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Sakura luchó contra la densa bruma que la envolvía como terciopelo. Era extraño, se sentía más ligera,  la contusión en su cabeza le palpitaba, Luchó cuerpo a cuerpo con su memoria, intentando reunir cualquier cosa que tuviera sentido.  Sus ojos se abrieron con esfuerzo, tardo unos minutos en entender que estaba mirando el techo. Recordaba poco, los ojos de Daiki aparecían en sus pensamientos como un cazador observaba a su presa. Miro confundida su entorno, sin reconocer donde estaba. Su ropa estaba sucia y su cabello parecía que tenia tiempo sin ser lavado. De pronto todo cobro sentido, recordó todo de golpe, los experimentos, la tortura y su suplica a Kabuto para que la dejara morir.

-Con un demonio -susurro- Tengo que salir de aqui.

Se abalanzo contra la puerta, el miedo la hizo ser descuidada, la enfermedad la volvió lenta, nada digno de una kunoichi de su calibre. Justo cuando intentaba abrir el picaporte, la puerta se abrió y ella retrocedió. ¿Como podía describir a Daiki? Era un demonio, un menudo cabrón que no sabia amar a nadie. La miro desafiante con una sonrisa altanera, con su altura y espalda ancha, la obligaba a levantar la mirada para mirarlo.

-Buenos días preciosa -beso su mejilla- Veo que tu memoria volvió.

-Eres un..-la interrumpió-

-Basta de insultos -vociferó- Aprende a respetarme Sakura.

-¿Respeto? -señalo su rostro moreteado- ¡Tus golpes no son de respeto!

-Cállate -le dio una fuerte bofetada- No aprendes por las buenas cariño.

Se abalanzo contra ella, Sakura lo miró horrorizada. Se había vuelto loco. Loco de remate. Intento correr pero el estiro un brazo para sostenerla por la cintura. Era imposible luchar contra el en su condición. La estampo contra la cama y se abalanzo sobre ella, con una mano sujeto sus muñecas para mantenerla inmóvil. Con la mano que tenía libre, le apretó un pecho hasta hacerle daño. La  besó con brusquedad antes de que pudiese reclamar. 
 Intento gritar pero ningún sonido salía de su garganta. ¿Así estaba marcado su destino? ¿Era necesario tanto sufrimiento?. Ya no le importaba, queria morir en ese momento.

-¿Aun eres virgen? -recorrió su espalda con su dedo indice hasta llegar a la curva de su trasero- O debo suponer que fuiste una ramera con el Uchiha.

-Eso no te importa -logro murmurar-

-De todos modos te tomare Sakura -rió- Eres una idiota. Y tu amante es igual de imbecil que tu.

Levanto su vestido y toco sus piernas desnudas. El ardor de sus manos le causaba asco y ganas tremendas de vomitarse. Enterró la cara en la almohada, para olvidar su triste realidad . Huraku  era una especie de demonio salido del infierno. Una criatura mítica. El mal personificado. Y estaba obsesionado con ella.

-Veo que la pelirroja logro su tarea -beso su cuello- Ya no defiendes al Uchiha.

-¿De que hablas? -frunció el ceño- ¿Karin?

-Eres tan crédula cariño. -le dio la vuelta para mirarla a la cara- ¡Yo gané! Te arrebate de sus brazos, te entregaste sola dulzura. Karin fue la distracción perfecta, ahora ella se encargara de el y yo me quedare contigo para siempre.

La verdad le cayo como un balde de agua fria, abrió los ojos en sorpresa. Todo fue una trampa, un error en el que Sasuke había caído y ella, tan aventurada e imprudente, actuó impulsivamente. Sasuke. Su Sasuke se debía estar muriendo de preocupación. No podía dejarlo solo, la necesitaba para avanzar, no quería verlo envuelto en la oscuridad una vez más, el necesitaba ser feliz.

-Hijo de puta -le escupió- ¡Suéltame!

-Pequeña zorra. Pagarás caro por desafiar a tu futuro esposo. 

Promesas (Sasusaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora