CAPÍTULO 27

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Me senté en la cama de mi hermano y Nash cerró la puerta para después acercar la silla del escritorio de Emi y ponerla frente a nosotros.

—Muestranos los mensajes— saqué mi celular, abrí el chat y jugueteaba con mis manos mientras esperaba que ellos los leyeran.
Nash y Emilio van a seguir buscando quién es el que me manda los mensajes. Espero y esto se acabe pronto.

—¿Le has dicho a alguien más?— me pregunta Nash con el ceño fruncido y los brazos cruzados. Negué lentamente.
—Bien, eso nos da una ventaja. Él tampoco sabe que sabemos por lo tanto no se esperará que lo busquemos— puede que tenga razón, pero mientras debo seguir con el miedo de que esa persona me siga acosando.
—Ya no te preocupes— mi hermano habló al ver que solo veía un punto fijo en el suelo— Estamos aquí para ayudarte— pasó su pulgar por encima de mi mano y me dió una sonrisa triste. Alcé la vista y observé a Nash que me dedicó otra sonrisa pero para darme ánimos.
—Ahora hay que dormir—Emi besó mi frente y me levanté de la cama para irme a mi cuarto a dormir no sin antes darles un beso a cada uno.
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—¡Muffins!— el gritó de Ryan hizo pegar un brinco y caer de la cama
—¡Auhh!— aún acostada en el piso me sobé mi trasero y cabeza. Una linda manera de despertar.
—¿Qué haces allí abajo?— Mel se asomó por el borde de la cama y me miró con la cabeza de lado
—Ya sabes, lo normal. Checar si Bruno Mars está debajo de mi cama— hice un movimiento con la mano restándole importancia
—Dudo que esté ahí pero bueno, me avisas para secuestrarlo— me levanté de la cama y fuí al baño para hacer mis necesidades y lavarme la cara ya que no tengo ganas para darme un baño. Lo sé soy una sucia.
Salí del baño y me quité mi pijama para ponerme unos jeans negros con una blusa verde que tiene un pato en el medio y mis tenis.
Dejé a Mel sola en el cuarto y bajé las escaleras en dirección a la cocina.

—¡Dame eso!
—¡Sueltalo!
Los gritos se escuchaban más fuerte con forme me acercaba más.
—¿Qué está pasando aqu...?— no pude terminar de preguntar cuando un muffin con bastante chocolate se estampó en mi frente con todo el líquido espeso escurriendone por ella. El muffin cayó por sí solo y todos los chicos en la mesa me miraban con temor. Ryan y Nash se señalaron mutuamente.
Caminé lentamente hacia la barra y con un trapo que estaba en ella me limpié el rostro.

—¿Qué vamos a desayunar?— pregunté y no evité soltar una pequeña risa sentándome junto a Shawn que me veía sonriente. Todos los demás me miraban raro.
—Ha-y cereal— habló Nash con la voz un poco temblorosa tocando la tapa de la caja llena de hojuelas de maíz
Me serví un poco de leche en un tazón y vacíe un poco del cereal en el.
—¿Qué? ¿Por qué me miran así?— les pregunté antes de meterme la cuchara a la boca.
—¿Estás bien?— Emi frunció el ceño
—Sí, ¿Por qué?— volví a preguntar y me metí una cucharada a la boca
—No, por nada— hizo la voz un poco aguda y seguimos desayunando.
El desayuno iba tranquilo y Shawn en ocasiones me dedicaba miradas tímidas mostrando el leve sonrojo típico en sus mejillas. Aunque por otro lado sentía la mirada de Hayes y por algún motivo me daba verlo.

—Mjh, Mjh— un sonido con la garganta hizo que todos dejarán de comer y miraran hacía la puerta de la cocina, incluso Shawn dejo de verme para verla a ella. Todos estaban embobados por lo que quise voltear a ver qué era eso que los hacía babear.
Mel.
Mel estaba en el marco de la entrada con una pose super extraña poniendo sus brazos por encima de su cabeza y una pierna levantada. Normal. Pero lo que no tenía de normal era su ropa. Un mini-short de mezclilla con una ombliguera roja pero muy justa de arriba, cabello levemente despeinado y con bastante labial rojo intenso.
—Hola, chicos— habló moviendo la pierna y sonriendoles a MIS chicos, fruncí el ceño e hice una mueca con la boca.

¿Qué le pasa a Mel?


LOS TRILLIZOS MENDES©  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora