CAPÍTULO 24

1K 100 26
                                    

                       
—¿De donde sacaron esto?— preguntó nuestra madre con las fotografías en las manos
—Fue mala idea mandarnos a limpiar el ático— habló mi hermano con un tono brusco y molesto
—¿Los mandaste allí dónde estaban las fotografías?— mi padre dirigió su vista a nuestra progenitora.
—Se me olvidó que estaban en las cajas—
—Ya nos darán una explicación— mi hermano se cruzó de brazos y levantó una ceja
—No tenemos nada que explicar, son simples fotos—
—Ustedes saben muy bien que no son simples fotos. Somos nosotros y ustedes con otro niño, ¿Quién es ese niño?—
—Ese niño es...— estaba hablando nuestra madre pero fue callada por nuestro padre
—Brenda, calla— papá hizo un movimiento con la mano haciéndola guardar silencio pero ella estaba dispuesta a decir la verdad en este preciso instante.
—¡NO! Ya no voy a callar más, es hora de que sepan. Creo que debemos sentarnos— le sostuvo la mirada en todo momento para después voltear a vernos y hacernos un ademán con la mano para que nos sentaramos en los sofás de la inmensa bibliografía.
Nos adentramos un poco más y me senté en un pequeño sillón blanco y Emilio se sentó el en brazo de este.
—¿Y bien?— hablé desesperada ante la situación.
—La niña de la foto es si hermana— nuestra madre habló jugando con sus dedos sobre la falda de su vestido.

Hermana, tengo una hermana, ¿Pero qué?

—¿Cómo que nuestra hermana?— Emi se puso de pie, iba a hacer lo mismo pero no podía, simplemente me encontraba perdida en mis pensamientos tratando de asimilar. Tengo una hermana.
—Lo que tu madre dijo es cierto. Ustedes... no son gemelos... Son trillizos— mi hermano dió un paso para atrás y yo miraba la escena con dolor de cabeza.
—¡¿Y dónde está?!— traté de que mi voz sonará demandante poniéndome de pie junto a mí compañero de sangre.
Mamá, quien se encontraba sentada en el sillón, volteó a ver a mi padre, quién se hayaba parado y de brazos cruzados.
—Ustedes eran inseparables. Tú— empezó a narrar con la voz entrecortada y señaló a mi hermano con la palma de la mano— junto con Melissa, su hermana, cuidaban de Didi. Decían que por que nació de última era la hermana menor y debían cuidar de ella, siempre estaban juntos de aquí para allá— se notaba que a mamá le costaba decir esto pero aún así siguió— Pero hubo unos cuantos problemas y con todo el dolor de nuestro corazón tuvimos que mandarla lejos— ya estaba soltando lágrimas, papá se sentó junto a ella y pasó un brazo por sobre sus hombros. Emi junto conmigo mirábamos la escena sin entender aún lo que nos decían, agarró mi mano y la apreté lo más que pude como queriendo que no se fuera a ir, por qué era eso, no quería dejarlo y mucho menos ahora que nos estaban revelando un secreto de años.
—¿Problemas? ¿Qué problemas?—
—Ya fue suficiente por hoy— papá se volvió a levantar, tomó una posición derecha y sacando el pecho poniéndose autoritario pero no lo lograba por más que quisiera por su altura, aquí el que demandaba poder era mi hermano.
—¡NO! ¡No es suficiente! ¡Nos acaban de decir que tenemos una hermana!— gritó y eso hizo que diera un brinco y cerrara los ojos por un momento para después sentir las caricias de los dedos de Emi por toda mi mano.
—Tuvo problemas y no podemos decir cuáles, no queríamos separarlos pero tuvimos qué—
—¿Porqué le cortaron el cabello cómo hombre?— recordé que la habíamos confundido con niño por el corte de cabello.
—Ella así lo quiso y no le dijimos que no—

¿Qué niña pequeña hubiera pedido un corte de cabello cómo niño?

—¿Y ahora dónde está?— mamá alzó un poco la mano y abrió la boca para seguir hablando pero de nuevo fue interrumpida por el hombre de la casa.
—¡Fue todo por hoy, vayan a sus cuartos!—
—No nos iremos, queremos...—
—¡DIJE QUE A SUS CUARTOS!— gritó con toda su voz haciendo resaltar una vena en su frente y poniéndose rojo del coraje. No nos quedó más remedio que dejar pasar el tema por esta vez y caminar tomados de la mano hasta la habitación de mi hermano ya que en la mía estaba Mel.

—No entiendo esto— hablé cuando me senté en la cama de piernas cruzadas y con una mano en mi cabeza.
—Ni yo, nada tiene sentido. Si tuvimos u a hermana tenemos que recordarla pero no lo hago— negó lentamente con la mirada en el suelo y el ceño fruncido, levantó la vista y se acercó a mí— Será mejor que te des un baño, yo voy a hacer lo mismo. Cuando estés lista me dices para que vayamos a un lado—
—No quiero salir—
—Nos hará bien— asentí y me dejó un beso en la frente para después salir y caminar a mi alcoba al final del pasillo.

—¿Qué pasó? ¿Y qué fueron esos gritos que se escuchaban?— rápidamente Mel se levantó de la cama e interrogó al ver que entraba por la puerta.
Negué con los ojos cerrados y posó una mano sobre mi hombro.
—Me duele la cabeza, voy a darme un baño y a salir con Emi. En la noche que regrese te lo contaré todo— asintió sin entender y caminé hasta mi baño para relajarme por un rato.
Salí de la ducha refrescante vestida con unos jeans que daban apariencia desgastada y una blusa blanca suelta, me coloqué mis tenis y me cepillé el cabello para quitarme los nudos.
Agarré mi celular de la cama y caminé hasta el cuarto de mi hermano para golpearla y que Emilio me abriera con el cabello aún mojado y desordenado.

—Estoy lista— hablé balanceándome con los pies de adelante hacia atrás con los pulgares dentro de los bolsillos delanteros del pantalón. Asintió y agarró su celular para luego bajar juntos por las escaleras.

Ya estando caminando casi a llegar al parque una ráfaga de aire hizo volar mi cabello, ni siquiera intenté quitarlo de la cara, solo dejé que me cubriera la cara mientras caminaba con la cabeza agachada y el brazo de mi gemelo por sobre mi hombro; bueno creo que ya no podría llamarlo gemelo o no sé, todo esto es raro y confuso.
—Ven, siéntate aquí— llegamos a una banca y pegó con la palma de la mano junto a él para que me sentara.
—¿Porqué es que no la recordamos? — solté de pronto poniendo mis manos en mi cabeza.
—No lo sé. Es raro por qué recuerdo muy bien todo a partir de los 5 y te recuerdo a ti siempre junto a mí pero a ella no—
—¿Cuál será ese problema por el que la tuvieron que alejar de nosotros?—
—Tal vez alguna enfermedad pero no tiene sentido, pudieron tenerla cerca, no era necesario que nos la escondieran—
El lugar estaba vacío, solo se escuchaba el dulce canto de algunos pajarillos y las hojas secas moviéndose en el pasto a causa de el viento.
Estaba de piernas cruzadas sobre el banco, iba a decir algo pero una vibración en mi pierna hizo que pegará un pequeño brinco. Saqué el celular bajo la atenta mirada de Emilio.

Hasta que te enteras
que tienes una hermana.
Estaba empezando a creer
que jamás se los contaría.
Descuida, que ella no se
compara contigo. 😉😘

LOS TRILLIZOS MENDES©  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora