LOS TRILLIZOS MENDES©

Capítulo 34

— Didi, ¿Estás bien?
Emilio me preguntó al darse cuenta de que ni siquiera parpadeaba, me había quedado pensando...
—Sí, debí... haberlo soñado
Era obvio que no fue así, eso no pude soñarlo, ni mucho menos haberlo imaginado, se sintió tan... Real, como si esa persona estuviera ahí y la sensación de cuando pasó su brazo por mi cintura me dió paz, calma. No era malo, todo lo contrario, algo familiar, lindo.
Pero esto debo averiguarlo sola, los chicos podrán buscar al de los mensajes pero si es la misma persona de anoche quiero saberlo yo primero.
Subí al cuarto, de nuevo, para tratar de hallar algo que me sirva pero fue en vano, toda la habitación estaba tal y como la ví anoche.

—Toc, Toc, ¿Puedo pasar?— Benito asomó su cabeza por la puerta
—Es tu cuarto— contesté obvia e inmediatamente, sonrió de lado y entró al cuarto sentándose en la cama. Golpeó a un lado de él en el colchón indicándome que me sentara.
Así lo hice y justo al instante tomó mi mano pasando su pulgar por el contorno de ella.
Me quedé viendo su mano, sus suaves movimientos te daban una sensación super linda, como cuando por fin logras entender el universo; sus manos con las venas que se notaban... Wow... El corazón me empezó a latir al mil, una sonrisa ladina se mostró en su rostro e instantáneamente también en la mía.
— Sé que estos no han sido tus mejores días.

Vaya genio.

— Quizá ya quieras regresar a tu hogar.

No lo había pensado, extraño México pero si regreso habría algo que extrañaría mucho más.

— No soy de mucha ayuda. Quiero que sepas que estoy contigo. No seré el mejor, pero, por ti lo intentaría.

¿Esto es una declaración?

— Si no sientes lo mismo por mí lo entenderé.

Recuerdo que en una clase de química el profesor dijo " el sudor se produce debido a una sobre estimulación del sistema nervioso" y sí, vaya que estaba nerviosa.

— Quiero estar contigo en cualquier momento, quiero ser el causante de formar ese magnífico hoyuelo en tu mejilla derecha, quiero que esos hermosos ojos me miren solo a mí como los míos te miran solo a ti, quiero protegerte a cualquier costo, quiero formar parte de tu mundo como tú haces brillar el mío. Quiero que sepas que me he enamorado perdidamente de ti... Una última cosa, quiero saber si tú ¿Quieres se mi novia?

No hay palabras para describir lo que siento en este momento, mi mente ha volado a otra galaxia. Todo lo dijo mirándome a los ojos y sin titubeos, como si estuviera seguro de todo, y es que sí, lo estaba.
Asco las mariposas, lo que sentí en mi estómago fue un huracán que arrasó con todo.
Nadie me había dicho tal cosa, he  indescriptiblemente lo quiero en mi vida.

— Sí.
— ¿Sí?
— Sí.
Su sonrisa me lo dijo todo, y rápidamente tomó mi mejilla para seguido darme un beso que me hizo sentir en el cielo. Rápidos pero suaves fueron sus movimientos; y eso de que unos se separan por falta de respiración, puff, total mentira, nos separamos por otro motivo.

— Chicos, ¿Creen que el rojo me quede bie...? ¡Ahhhhhh! ¡Se están besando! ¡Se están besando! ¡Se están besando!— Ryan bajó corriendo las escaleras mientras gritaba, ruidos se escucharon de la parte de abajo y luego, pisadas en los escalones.

— ¡¿Quién se atrevió a besar a mi Didi?!
Emi llegó corriendo, posó sus manos a los lados de la puerta. Benito se paró de la cama, todos los demás llegaron y se posicionaron detrás de mi hermano

—Yo, tu hermana y yo...— agarró mi mano y le dió un leve apretón— Somos novios desde ahora— no dejo de mirar su sonrisa
Emi lo veía con una ceja alzada y pasaba sus ojos de mí a él.
— Bienvenido a la familia.
Lo abrazó y se dieron una palmada en la espalda. Ryan daba brinquitos y aplaudida.
— Siempre quise una hermana.
Nash, Hayes y Shawn me veían como si no lo podían creer; los oji-azules se fueron un tanto molestos y me sentí mal por eso, y Shawn tenía la mirada baja pero con una Mel colgada del cuello, ésta lo agarró del brazo y se lo llevó escaleras bajo.

— Esto debemos celebrarlo.
— Ya no quiero fiestas.
—Tengo otra cosa en mente... ¡Macdonald!