CAPÍTULO 29

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—¡Es mi cumpleaños! ¡Levántense todos!

Mierda. No les compré su regalo.
Tuve tres días para comprarlo y no lo hice, me daba flojera.
Han pasado 3 días desde que fuí a jugar Paintball con Benito y desde que llegó Aaliyah para el cumple de sus hermanos. Con Benito ha ido mejor nuestra relación, ya lo tolero y no hemos vuelto un poco unidos tanto que Ryan un día me gritó que lo cambié por su copia pirata. Con respecto a los mensajes del chico misterioso ya no he recibido ninguno y me da un gran alivio.
Ayer los trillizos nos invitaron a una pijama incluyendo a los oji-azules y a la rubia de mi amiga pero últimamente se ha vuelto un poco... ¿Extraña? Sí, creo que esa es la palabra.

Y pues ahora, estoy en el cuarto de Aaliyah durmiendo.

—¡Tessa! ¡Es mi cumpleaños!

Ryan entró corriendo a la habitación y empezó a saltar sobre la cama moviéndome los brazos.

—Quítate.
—No, es mi cumpleaños.
—Sí, ya lo dijiste. Ahora déjame dormir.

Puse mi mano en su cara para tratar de empujarlo pero me la lamió.

—Huacala, ¿Acabas de lamerme?
—Sí, ahora levántate.
—No— jalé un poco la sábana para cubrir mi rostro con ella pero Ryan empezó a jalonearla hasta que la quitó. Fruncí el ceño y le dí una mala mirada frunciendo el ceño pero solo sonrió. Aaliyah que hasta el momento no se había despertado se empezó a sangolotear removiendo la sábana y soltando sonidos.
Ambos volteamos a verla y vimos cómo pasó su mano por su boca limpiando la baba que salía de ella. Huacala.

Tenía a Ryan todavía encima de mí y me sonrió de oreja a oreja mostrándome sus dientes y, después de un momento a otro estampó sus labios con los míos.

—¡Ahh! ¡Ryan se come a Teresa!

Aali empezó a gritar y nos separamos o más bien el se quitó de encima mío y salió del cuarto.

— Para la otra asegúrense de nadie los vea— la Mendes menor se levantó de la cama y se metió al baño.

Eso fue raro...
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—Pásame el perfume— agarré el frasco con la colonia y se lo dí a mi cuñadita, que diga, Aaliyah.

Estábamos en su cuarto arreglándonos para la fiesta. Ella llevaba un vestido blanco con encaje que le quedaba un poco arriba de la rodilla con unos tacones plateados. Mel tenía puesto un puti-vestido, que diga, un vestido que le quedaba mucho más arriba de sus muslos y que cuando caminaba se le alzaba, era de color negro y llevaba zapatillas super altas doradas. Y yo llevaba un vestido color coral que me llegaba a la rodilla y tenía escote corazón, yo no quería usarlo pero Aali me obligó y me onduló más el cabello dejando unos bonitos caireles sobre mis hombros.

—¡Chicas! !Ya casi llegan los invitados!— la señora Karen gritó desde el piso de abajo y nos miramos al espejo para salir del cuarto. Pero antes tomé los regalos de los chicos, que hace unas horas compré al escaparme unos cuantos minutos durante el almuerzo.

—¿Por qué tardan tanto?— los escuchamos preguntar en la sala pero en eso ya íbamos bajando las escaleras.
—Wow— soltaron todos a la vez y se quedaron con la boca abierta escaneandonos completas.
Terminamos de bajar las escaleras y nos acercamos a ellos.

—Ya están viejos.
—Este es para ti. Este para ti y éste último para ti— les dí a cada uno su regalo y lo fueron abriendo. A Shawn le dí una cámara fotográfica. A Benito una chaqueta de cuero y a Ryan todos los discos de Taylor Swift, que al verlos se emocionó bastante.
Volvieron a guardar sus regalos y me dieron un abrazo.

—¡Que empiece la fiesta!— varios chicos entraron a la casa. Muchas chicas rubias y lindas, me siento rara.

Cuando me dijeron que iba a ser algo pequeño me imaginé algo familiar no toda la gran casa llena de chicos y chicas.
La fiesta iba bien o eso creo, habían muchas parejas besándose por los rincones.
Los chicos hace rato se me habían desaparecido de vista y ahora me encontraba sola vagando por la casa con gente desconocida a mi alrededor.
Habían colocado un barman y me acerqué para ver qué podía beber.

—Hola, ¿Qué te puedo ofrecer?
—Hola, ¿Tienes algo sin alcohol?

Me recargué en la barra y miré al chico pelirrojo con pecas. Me sonrió y empezó a servir algo. Me lo entregó. Y bebí todo.
Creo que era refresco, sabía a manzana.

—¡¿Quieres bailar?!— un chico se me acercó por detrás y gritó en mi oído por el gran ruido de la música. Ni siquiera sé quién es, no logré verle el rostro. Asentí y fuimos al medio de la sala donde habían personas bailando.

Empecé a moverme al ritmo de la música dándole la espalda al chico. Puso sus manos sobre mi cadera y empecé a moverme sobre su amiguito. Revolvía mi cabello. No sé por qué, pero estoy empezando a creer que no era refresco lo que bebí.

—Mmm... Damm baby girl, sé el alma de la fiesta— habló ronca y seductoramente en el oído lo que provocó que me moviera más contra él.

Mi celular que traía en una bolsa secreta en mi vestido vibró

El chico hizo que girará sobre mí y no me dió tiempo de reaccionar cuando ya tenía su lengua dentro de mi boca.

Mensaje no leído:
Si lo besas te arrepentirás.
Eres mía.

Vibró de nuevo.

No leído:
Te lo advertí.

Me separaron bruscamente de él y ví a un tipo encima de él, golpeándolo.

Iba a separarlos pero solo vi negro.

LOS TRILLIZOS MENDES©  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora