CAPÍTULO 20

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—¿Dónde estaban?—
—Se separó de mí para comprarme un algodón y en eso me llegó un mensaje del sujeto— le enseño el mensaje y espero a que lo lea— Y después ya no lo ví—
—Está bien, no creo que le haya hecho algo—
—¿Cómo estás tan seguro?— lo miré a los ojos y le pregunté aún nerviosa
—Nash vió a alguien que te observaba y tecleaba en su celular, íbamos tras él pero desapareció—
—¿Nash?— volteé a verlo que hasta ahora no había dicho palabra alguna
—Tuve que decirle para que me ayudará a cuidarte y nos ayudará a investigar sobre el tipo— asentí aún viendo a mi exnovio oji-azul.

El celular que Emilio todavía sostenía en sus manos empezó a sonar.

—Es un número desconocido— dijo mirando la pantalla para después voltear a ver a Nash y por último a mí.
—Bueno— dijo al momento de que contestó la llamada poniéndolo en altavoz.
—¿Teresa?—
—¡Shawn! ¿Eres tú?—
—¡Oh, gracias a Dios que estás bien!— soltó un suspiro como si lo estuviera reteniendo hace tiempo.
—¿Dónde estás?— pregunté
—¿Qué? ¿Qué dónde estoy? Yo sigo en el mismo lugar, la pregunta sería ¿A dónde fuiste tú?—
—¿Cómo que sigues en el mismo lugar?—
—Sí, estoy junto al puesto de algodones—
Fruncí el ceño y miré a los chicos que escuchaban atentos.
—Y-yo— no sabía que decir— Voy para allá—
Emilio colgó la llamada y ambos me miraron sin saber lo que pasaba.

—¿Qué está pasando?— mi voz salió temblorosa
—No lo sé pero lo averiguaremos— mi gemelo puso sus manos sobre mis hombros y me dió una sonrisa de lado.

Empecé a caminar con dirección a dónde hace unos minutos atrás estaba junto a Shawn, los chicos venían a mi lado.
Llegué al lugar y cuando Shawn me vio corrió a mí y me abrazó.

—Creí que te habías ido o que te había pasado algo— su mirada se posó detrás de mí.
—Hola— les habló con educación y su mirada volvió a mí.
—Amm... Me los encontré y por eso me desubiqué— asintió y sonrió
—Me asusté mucho cuando no te ví— sonreí enternecida ¿Él se preocupó por mí?
—Didi— mi hermano me llamó y me dí media vuelta para poder verlo y acercarme un poco más a él— Sigue con tu ¿Cita? Nosotros los estaremos vigilando— asentí, me agarró las mejillas con ambas manos a los costados y me dió un beso en la frente. Nash se acercó a mí y también me dió un beso en la frente, les sonreí a ambos y se alejaron aunque sabía que no del todo.

—¿Y bien? ¿Aún quieres seguir con esto?— me preguntó cuando volví a quedar frente a él
—Claro—
—Entonces sigamos con esto— caminamos por entre la gente por toda la feria hasta llegar a algún juego que llamara mi atención; por supuesto, que no fuera mecánico.
—¿Qué te parece ese?— me señaló a uno en dónde tenías que recoger botellas con un aro de plástico y de premio te daban el billete de la cantidad que estuviera pegado en la botella.
—Mmm... No, quiero uno donde el premio sean peluches—
—¡Ey! ¿Qué tiene de malo el peluche que te dí?— quita de mis manos el peluche y lo sostiene frente a su rostro mientras parece hacer puchero—Lo llamaremos Leo y será nuestro hijo— abrí los ojos y me puse colorada al instante, el seguía viendo al peluche con un sonrisa pero abrió los ojos de golpe, al parecer se dió cuenta de lo que dijo— Este... Yo... Me refería a que... Bueno, lo ganamos y entonces puede que... Nosotros...—paso su mano derecha por su cuello frotándolo repetidas veces.
Sonreí por aquel acto de nerviosismo.
—Está bien, se llamará Leo y será nuestro hijo— sus mejillas tomaron un color rosa aún más del que ya tiene y sonrió mostrando sus perfectos y alineados dientes.

Eran las 7:38 y ya habíamos jugado en casi todos los puestos ya que a los únicos que no nos acercamos fueron a los mecánicos, obviamente, y a la casa de los espantos que al parecer Shawn no quiso entrar por miedoso aunque él insistía en que era solo por precaución y cuando le preguntaba sobre qué tipo de precaución el desviaba el tema.

—Quiero llevarte a otro lugar— sostuvo mi mano entre las suyas y le sonreí en forma de respuesta.
Caminamos hasta su vehículo, después de que me abriera la puerta y entraramos en el nos dispusimos a seguir nuestro camino cuyo destino aún desconocía.

Estuvimos en el auto como de unos 5 a 10 minutos con algunas preguntas sobre nosotros hasta que llegamos al tan esperado lugar.
Shawn bajó primero, rodeó el auto y me abrió la puerta, extendió su mano para que me ayudará a salir. Siempre eh pensando que ese gesto es demasiado caballeroso y hermoso.
Al salir me dí cuenta de que estábamos en una colina, había árboles y por sus hojas traspasaba la luz de la luna que empezaba a hacer mayor su presencia en el cielo estrellado.
Nos sentamos a la orilla del lugar donde se podían presenciar las casas y edificios iluminados.
Contemplaba aquel lugar cuando siento como un brazo pasa por sobre mis hombros, giro mi rostro para ver bien a Shawn y al momento de hacerlo sus ojos me veían detenidamente; la luz de la luna hacía que eso ojos se vieran aún más hermosos de lo que ya son.
Me sonrió y me atrajo hacia él quedando un poco más pegados de lo que ya estábamos.

Estuvimos hablando sobre fotografía, conociéndonos un poco más y contando chistes malísimos por mi parte hasta que empezó a oscurecer.

—Creo que debemos irnos— sugirió y solo solté un "Sí" como respuesta. Se levantó y me tendió la mano para ayudarme. Andamos unos cuantos minutos, 2 quizá, entre los árboles para poder llegar al auto.
Llegamos a éste y me abrió la puerta, iba a entrar pero un ruido hizo darme la vuelta.
—¿Pasa algo?—
—No, solo creí escuchar algo— subí y él se dió la vuelta para hacer lo mismo. Me puse el cinturón de seguridad y miré por la ventanilla.
¿Es esa la moto de Hayes? La moto en la que hace algunos días me subí estaba entre los arbustos del lugar.
De seguro Nash y Emilio vinieron en ella.


LOS TRILLIZOS MENDES©  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora