CAPÍTULO 12

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—Y entonces, ¡Zaz!, Que me caigo en medio de todos.
Mamá contaba algo pero no prestaba mucha atención, tenía tanto sueño que ni siquiera podía desayunar en paz. Anoche después de que Emilio se fuera convénciendolo de que ibas estar bien porque si no, no se iría, me dejó sola en la oscuridad de mi alcoba; en parte le dije verdad y en parte le dije mentira; verdad, por qué mientras mis padres y él estuvieran aquí nada me pasaría, mentira, porque ¿Quién me protegería de mis sueños?
—Didi, ¿Me estás poniendo atención?
—¿Qué?... Ahh... Perdón pero es que pasé una mala noche— papá que leía el periódico con sus lentes puestos despegó la vista de éste y me observó con una ceja alzada esperando a que contara.
—Sí, anoche pasé por su cuarto y ví que empezó a tirar golpes al aire mientras estaba gritando.
Mi hermano decidió contar lo que pasó.
—Debe ser por la mudanza y la nueva casa pero te acostumbrarás— mamá se acercó a mí y acarició mi cabello, papá solo frunció el ceño y sonrió triste.
El desayuno terminó y no pude beber mi leche tranquila.
Decidí salir a dar un paseo y fuí a un centro comercial para distraerme pero al pasar por una cafetería mis tripas gruñeron en señal de hambre. Entré en ella pero lamentablemente no tenía mucho dinero conmigo.
El lugar era pequeño pero tenía un tipo escenario con un micrófono, las paredes eran azules y habían pinturas colgadas en ella. Hubo una que llamó mi atención, era un foco y dentro de ella tenía flores; era muy linda y tenía una firma, SM.

—Yo la hice— una voz conocida habló a mis espaldas y volteé a verlo.
—Así que también dibujas ¿Algún otro secreto que quieras decirme?
Lo miré expectante.
—Ya los sabrás— sonrió dejándome ver sus deslumbrantes dientes y una sonrisa de estúpida se me plantó en el rostro pero seguía teniendo hambre y mis tripas volvieron a rugir.
—Creo que tienes hambre
—Sí, a eso venía, quiero un muffin de chocolate.
—La mejor elección del mundo— Oh ¿No lo dije? Shawn trabaja aquí ¿Cómo lo sé? Pues veamos, traía una camisa azul con el logotipo del establecimiento. Se fue y regresó con mi muffin en un plato.
Lo tuve en mis manos por unos segundos y cuando me di cuenta ya me lo había acabado.

—Creo que tenías mucha hambre.
—Vaya, que sí— moví la cabeza de lado y la meneé ligeramente— Anoche no dormí bien y en el desayuno me estaba durmiendo así que no pude desayunar—
—¿Por qué no pudiste dormir?— nos sentamos en una de las mesas, no había clientes así que supongo no le dirán nada por platicar un rato
—Tuve una pesadilla.
—¿Quieres hablar de ello?
—No, está bien, ya pasó, solo fue una pesadilla.
Solo fue una pesadilla, me lo repetía una y otra vez en mi mente tratando de convencerme que solo fue eso.
Shawn extendió su brazo hasta tocar el mío y con su pulgar trazo criculos suavemente, su mirada estaba en mi brazo y la mía estaba sobre él. Era tan tierno.

—Hey, Shawn— le hablaron y levantamos nuestras vistas.
Ahí estaba él, el que no me dejó dormir. Me levanté y miré a Shawn.
—Debo irme— iba a darle un billete por el muffin pero negó con la cabeza
Salí del lugar sin mirar al que, en parte me hizo la noche imposible, y tomé rumbo de regreso a mi casa.

LOS TRILLIZOS MENDES©  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora