CAPÍTULO 3

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—¿Qué quieren?
—Mamá los busca para el postre.
Dijo ¿Shawn?
—Vamos— Ryan sostiene mi mano y hace que camine trás él.
—Si querías besar a alguien, me lo hubieras pedido a mí— Quién creo que es Benito me dice en el oído provocando un escalofrío por todo mi cuerpo.
—Dejala en paz— me defiende Ryan y jala de mi mano.

Entramos al comedor y las miradas se posan sobre nosotros, mi familia ve nuestras manos entrelazadas haciendo que mi madre sonría y mi padre y hermano articulen una mueca.

—Siéntense, aún falta que traigan el postre— la señora Karen hace un ademán con la mano para que tomemos asiento
Nos sentamos y nos sirvieron una rebanada de chocoflan a cada uno.
—Dinos Teresa, tus padres nos han dicho que eres muy buena en la escuela, ¿es cierto?— me pregunta la señora Karen
—Sí, eso creo— hablé tratando de no sonar engreída.
—¿Y qué piensas estudiar?— agregó
—Quiero ser fotógrafa— todos me ponían atención pero al decir esto, Shawn me puso más atención de lo que ya hacía y se notó un brillo en sus ojos.
—¿Fotógrafa, eh?— el señor Manuel volteó a ver a mi padre.
—Sí, Teresa desde muy pequeña sabe usar la cámara y cuando creció entró a un curso de fotografía, es una de las mejores.
—Así es, y ahora me quiero dedicar a eso— añadí y le sonreí al señor Manuel
—Mmm... Ya veo.

Después de esa cena un poco rara y de haber conocido a los Mendes, volvíamos a casa. En el auto resonaba una canción de Charlie Puth; miraba por la ventanilla mientras golpeaba mis dedos en ella al ritmo de la melodía.
—¡Auto rojo!— gritó mi hermano y sin siquiera darme tiempo de voltear ya había golpeado mi hombro
—¡¡Auhh!!— grité exageradamente sobándome el área donde me estampó su puño.
—Ya calmense— dijo mamá desde el asiento del copiloto.
—Sí, mamá— dijimos al unísono agachando la cabeza ya que nos estaba viendo por el espejo
—Teresa— me llamó mi padre viéndome por el espejo retrovisor. Volteé a ver a mi hermano y me estaba sonriendo divertido el muy desgraciado.
—¿Si?
—¿Qué hacías con el muchachito ese?— Me preguntó algo enojado.
—Pues platicar, ¿Qué otra cosa íbamos a hacer?
—No le creas, estaban agarrados de la mano y tú lo viste.

Que entrometido es mi hermano.

—Chismoso— le dije entre dientes volteandolo a ver.
—Tu hermano tiene razón.
—Todos vimos eso, hija— mamá se metió en la plática— ¿Te gusta?
—¡¿Qué?!— grité ante su pregunta. —Claro que no, lo acabo de conocer y aparte es gay.
—Uy, que bueno— solto aire y quitó una gota imaginaria de sudor de su frente— Al menos no va a estar detrás de ti— volvió su vista al frente.
—Hey— Emilio me dió un codazo
—¿En serio Ryan es gay?— susurró
—Sí, ¿Porqué?
—Por nada.
Que extraño.
El camino que faltaba para llegar a casa fue silencioso y rápido; por lo menos ya estaría en mi nueva cama.
Al llegar a casa, subí corriendo a mi habitación. Me quité el vestido y me puse una un pantalón holgado y una blusa mucho más grande que yo para estar más cómoda.
Me acosté en la cama, agarré mis audífonos y me puse a escuchar música mientras revisaba viejas fotos en mi galería de cuando estaba en México, ya estaba por quedarme dormida cuando me llega un mensaje de un número desconocido.

Duerme bien, preciosa 😉
Solo no sueñes demasiado
conmigo 😏😏😏

¿Y este tipo quién será? Y más importante ¿Qué se cree para mandarme un emoji pervertido?
Sólo ignore el mensaje y me quedé dormida.

LOS TRILLIZOS MENDES©  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora