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Escritora: Samara García. Fb: www.facebook.com/samara.garcia.378 Twitter: SamG_Belieber.

—No sé, nunca tuve una de estas… Nunca, dijo sumergida en sus pensamientos mientras las tocaba, realmente en su niñez no había tenido muchas cosas que pudiera decir, lo único que recuerda es que ayudaba a su padre diariamente, que se levantaba temprano cada puto día y que en navidad no veía nada que no fuese trabajar, nunca tuvo un juguete, al menos no que recuerde. 
Escuchó un sonidito de asombro…— ¿Nunca? Preguntó la niña asombrada.
— ¿Y con qué jugabas? 
—Jugaba con otras cosas, pero no con muñecas, respondió saliendo rápidamente de sus pensamientos, no quería llorar.
—Toma, le ofreció la niña pasándole un unicornio morado, —Siéntate conmigo, le indicó. 
Nirvana sonrió mientras se quitaba los tacones y se sentaba en el piso alfombrado, — ¿tú quieres a justin? Preguntó la niña. 
Silencio.
— ¿Cómo se llama esta muñeca? Preguntó para evadir la pregunta.
—Se llama Andrea, pero… ¿lo quieres?
—Sí, respondió.
— ¿mucho como Sonia? 
—No lo sé, respondió tocándose el pelo incómodamente. 
—Sonia me dejaba usar sus tacones cuando iba de visita a casa de Justin, él es mi padrino… 
—Oh, respondió nirvana.
—Sonia me ponía pintalabios de color rojo, rojo, rojo, muy rojo, y me dejaba usar sus bolsos y me compraba coronas, ¿tú no haces eso? 
Nirvana negó… —Yo no uso maquillaje, me gustan algunos deportes, y realmente odio los tacones.
— ¿tú no eres princesa? Le preguntó Sally.
—Sí, pero de otro modo.
En eso de los tres de la mañana Justin ya había tratado todos los temas habidos y por haber con su amigo, observó su reloj, estaba cansado. — ¿Sabes dónde está Sally? Preguntó.
Cristóbal sonrió mientras caminaba junto a él por el pasillo, la mayoría de las personas se habían ido, solo quedaban algunos pocos, ellos habían estado en el despacho del papá de Cristóbal tratando unos asuntos con relación a la empresa.
—Deben de estar en el salón de juguetes, ya sabes mi hija tiene manía con esa habitación, dijo sonriendo.
Justin sonrió mientras entraba a la habitación, encontró a nirvana acostada en el suelo dormida y la niña a su lado también dormida con una muñeca en las manos. Sonrió… —Bien, me llevaré mi princesa a casa. Dijo mientras tomaba a su esposa en brazos. 
—Amigo, realmente estás enamorado, agregó Cristóbal tomando a su hija en sus brazos.
Justin sonrió mientras salía de la casa, entró a su esposa en el asiento de atrás, y mientras conducía de regreso a casa, no podía pensar en otra cosa que no fuera en ella, lo había embrujado, nunca había sentido lo que estaba sintiendo por ella, y le afectaba el hecho de que ella no lo quisiera pero no la culpaba, él al principio le había hecho mucho daño. Era afortunado de que hubiera aceptado casarse con él, solo esperaba que ella lo amara, algún día.

Amor Destructivo. Disponible en Físico & PDF (Links in bio)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora