70.

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Al otro día para todos fue visible que ellos estaban más que bien, las marcas en el cuello de Justin no pasaron desapercibidas. Nirvana sentía que los colores se le explotaban en el rostro cada vez que Sally hacía algún comentario alusivo a ellos. Estaban en la piscina. Habían pasado todo el día sumergidos en el agua, Justin había estado muy cariñoso, tanto que Sally había pasado tristemente a un segundo plano. 
—Hoy nirvana no quiere jugar conmigo, dijo la niña tristemente acercándose a su papá.
Cristóbal observó hacia la piscina, justin le estaba enseñando a nadar o al menos trataba de hacerlo, nirvana cuando sentía que estaba en peligro se aferraba a él con fuerza. Sally resopló, vio a nirvana salir de la piscina junto con Justin y corrió hasta ellos. — ¿Jugamos? Preguntó esperanzada.
Justin iba a decir algo, hoy estaba bastante egoísta y no quería que nadie se interpusiera entre ellos. — ¡Claro! Exclamó nirvana sonriendo. Sintió que justin la apretaba contra sí mismo y la abrasaba, —No vayas, quédate conmigo, le susurró. 
Ella giró, se puso de puntitas y le dio un pequeño beso. — Vuelvo en breve. Le dijo guiñándole un ojo. 
Sally la tomó de la mano y entraron corriendo a la casa. — ¡No corras! Le gritó justin.
— ¡Está bien! Gritó nirvana en respuesta.
Justin observó como la novia de Cristóbal, una rubia con más tetas que cerebro desfilaba como autentica diva para entrar a la piscina, tenía un traje de baño diminuto, y aunque era bastante atractiva, por primera vez en mucho tiempo no le llamó la atención, era como si su cerebro solo se hubiese concentrado en nirvana, y también su entrepierna porque al verla no sentía nada por ella, ni siquiera la mínima pisca de excitación.
Lo peor del caso era que Cristóbal la observaba de la misma forma que él. Algo extraño porque días anteriores le había revelado que estaba hipnotizado con la chica, se acercó a él. — ¿Pasa algo? Le preguntó sentándose en una tumbona a su lado. 
— ¿Por qué lo dices? Preguntó Cristóbal frunciendo el ceño.
—Porque te conozco, ¿No van bien las cosas con tu novia? 
Él sonrió. —Eres un jodido adivino, las cosas entre nosotros cambiaron, siempre supe que estaba aquí por el dinero pero… Me cansé de buscar mujeres de ese tipo, tengo proyectado viajar nuevamente. No podré llevarme a Sally. 
— ¿Tu novia no la cuidaría? Preguntó Justin.
—Ni siquiera soporta a los niños, yo necesito a alguien con la cual pueda dejar a mi hija e irme tranquilo porque la niña esté bien, a alguien que me espere cuando regrese a casa, y no solo me refiero al sexo. Necesito una madre para mi hija. Y estoy dispuesto a casarme con la que cumpla el rol con la niña, dijo concentrado. — ¿Me ayudarías a conseguir una esposa? Preguntó sonriendo.
Justin sonrió. — ¿A quién tienes en mente? Preguntó observándolo.
En ese momento apareció nirvana con un vestido ancho color blanco, el pelo amarrado y unas sandalias color crema. — ¡Aquí estamos! Exclamó mirando a ambos hombres. Sally también levantó la mano a modo de saludo. 
Justin le iba a decir algo a su amigo, cuando se fijó en su mirada perdida hacia nirvana. Él no podría estar hablando de nirvana ¿Verdad? Se preguntó internamente, el pensamiento lo hizo enojar. Nirvana era de él, solo de él. 
Sally empezó a correr como de costumbre pero entones la novia de Cristóbal estaba saliendo de la piscina, la niña no se detuvo a tiempo y la hizo caer, la rubia no perdió el tiempo y al pararse tomó a la niña por el brazo como si la fuera a golpear. —Eres un demonio, le dijo zarandeándola. 
Nirvana se acercó a ellas, liberó a la niña de sus brazos y la abrasó. —Es una niña ¿No ves? ¿Qué mierda te pasa por la cabeza? Le preguntó enojada.
—Tú no te metas.
— ¡Si me meto! Le dijo en tono alto.
Ambos hombres fueron hacia ella, se pusieron del lado de nirvana. — ¿Qué te pasa Carla? Le preguntó Cristóbal tocando a su hija. 
— ¿Te pones de parte de ellos? Le gritó histérica. — ¿Sabes qué? ¡Me cansé! ¡Me cansé de tu hija! Me iré de aquí, si te intereso y decides estar conmigo ya sabes lo que tienes que hacer con esa mocosa. Dijo marchándose a paso airado. 
—Hija de… empezó a decir Cristóbal enojado, trató de irse detrás de ella. Pero Justin lo detuvo. —Déjalo así ¿Bien? Es lo mejor, que se vaya. Justin entró a la casa.
Nirvana se concentró en la niña, la cual tenía la marca en el brazo de lo tan fuerte que la había apretado la tal Carla. —Cielo, ¿Estás bien? Le preguntó observándola.
—Sí, si lo estoy dijo la niña tocándose el brazo.
Cristóbal estaba que estallaba de furia, nirvana al ver su estado le tocó el brazo. —No te preocupes, la niña está bien, le dijo con tono reconfortante.
Él sonrió y se quedó observándola atentamente, —Gracias, contigo aquí las cosas son más fáciles, le dijo. Nirvana frunció el ceño. ¿Eso había sido un halago? Se preguntó confundida. 
—Necesito una madre para mi hija. Le dijo observándola con ojos tiernos.
—Pero tu novia no lo será, dijo nirvana sonriendo tristemente.
—Ella no. Lo bueno es que se va. Estaba pensando que…. Empezó a decir de forma lenta levantando la mano y acariciándole la mejilla. Nirvana se quedó de piedra al sentir su cercanía. No pudo reaccionar a tiempo, lo veía acercarse y ella estaba como frisada, pegada al suelo. ¿Él la iba a besar? Se preguntó en pánico. 
En ese momento la voz de Justin la sobresaltó, él aún tenía la mano en su mejilla. —Cristóbal, vamos al estudio ¡Ahora! Gritó la última palabra. Él se apartó de ella y siguió a Justin. 

Amor Destructivo. Disponible en Físico & PDF (Links in bio)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora