67.

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Escritora: Samara García. Fb: www.facebook.com/samara.garcia.378 Twitter: SamG_Belieber.

—Yo quiero que lo tengas, dijo tomando su mano y llevándola a sus labios. 
— ¿tú la decoraste? Preguntó sonriéndole.
Él negó. —Contraté a una diseñadora de interiores. ¿Te gusta?
—Me encanta, Gracias. 
Él asintió y le pasó las llaves. —Es tuya. Le dijo.
Por alguna razón no se sentía como se supone se debería sentir. De camino a casa de Cristóbal ninguno hablaba. Ella lo observaba por momentos, él solo miraba al frente. Un nudo se formó en su garganta, él pensaba que ella lo abandonaría, le compró el apartamento para que ella se fuera de la casa cuando no quisiera verlo. Suspiró. Ella no pretendía dejarlo. ¿O sí? 
Observó la mansión que tenía frente a sus ojos. ¡Valla! Sally sí que tenía comodidades, al atravesar el portón de entrada, se sorprendió al ver lo tan espacioso que era todo, la casa quedaba al fondo, era de dos niveles o más, no pareciera como si solo viviesen tres personas ahí. Vio a una chica con uniforme perseguir a Sally, ella corría como loca en dirección al vehículo. Nirvana sonrió. —Aun no me he estacionado bien, no te desmontes, le dijo justin tomando su mano. 
Ella asintió. Esperó unos segundos y luego abrió la puerta. La niña la alcanzó y la abrasó. — ¡Estás aquí! ¡Estás aquí! Exclamó gritando.
Nirvana observó a su esposo tensarse. ¿Qué le pasaba? Luego vio a Cristóbal y a su lado a la rubia estirada ¿Cómo era que se llamaba? 
Justin la tomó de la mano y llegaron hasta ellos, Cristóbal se mostró bastante afectivo con ella al igual que con justin, suponía que él era así todo el tiempo, la rubia a su lado abrasó a justin, y a ella solo le extendió la mano. 
Luego de instalarse en la habitación asignada bajaron a comer, se fijó en el todos los sirvientes que habían, algo exagerado para tan pocas personas. La niña no paraba de hablar, y eso hacía sonreír a Cristóbal, nirvana frunció el ceño, tal vez Sally no era todo el tiempo comunicativa. La rubia estirada pocas veces se metía en la conversación. Era como si Sally para ella fuera invisible y viceversa. 
Aunque estuvieran literalmente de vacaciones justin no dejaba de trabajar, no sabía exactamente su preocupación, pero luego de recibir una llamada sacó su laptop del vehículo y se metió con Cristóbal en el estudio. Ella no se iba a aburrir. — ¿aquí hay piscina? Le preguntó a la niña.
La vio aplaudir y asentir como loca, luego correr hacia su habitación y en menos de cinco minutos tener el traje baño puesto, el sombrero, el protector solar y una toalla. Nirvana sonrió, buscó entonces uno de los trajes de baño que había empacado, se puso por encima un vestido color negro playero que tenía. Una chica que rondaba entre los 26 o 27 años entró a la habitación. —Perdón por interrumpir pero… ¿irás a la piscina? Preguntó directamente a la niña. 
—Sí, Margot.
—Pero… No es hora de piscina. Sabes que no puedes ir a esta hora… tu papá…
—Todo ha sido mi culpa, dijo nirvana… —Yo no sabía que la niña tenía un horario. Pero estará conmigo, yo la cuidaré. 
La mujer asintió de forma insegura.
La niña la tomó de la mano y corrió por la casa como loca, bajó por la parte de atrás. — ¡Cielos! Exclamó nirvana al ver la magnitud de la piscina, era gigantesca y tenía una forma rectangular y luego un circulo en el fondo, pareciera como si estuvieran unidas pero no. Había una pequeña pared que separaba una de la otra. Claramente se podía pasar esa pared ya que era diminuta, suponía que la parte en forma de círculo era el lado de Sally. Ya que la piscina era algo honda. Se fue del lado de Sally, total. No sabía nadar. 
El día pasó rápido, desde donde estaba había un lindo atardecer, había salido de la piscina junto con la niña y veía como el cielo proyectaba rayos rosados anunciando la despedida del día y abriéndole paso a la noche. —Esto es hermoso, dijo por lo bajito.
—Sí, lo es, agregó Sally.
— ¿No se les ofrece algo? Preguntó Margot detrás de ellas con una bandeja con bebidas. —No sabía qué te podía gustar nirvana así que traje jugo, soda y una piña colada.
—Una piña colada está bien, dijo sonriendo. 
En cuestiones de minutos todo estaba oscuro, vio las pequeñas luces en el fondo de la piscina, esa casa era realmente hermosa. — ¡Nirvana! ¡Nirvana! Gritó Sally, Corre, ven a ver esto. ¡Corre! Gritó eufórica. 
Por un segundo pensó que veía a algún animal o algo así, ella sin pensarlo corrió hasta donde estaba la niña pero en el camino resbaló, trató de buscar el equilibrio pero todo pasó en cuestiones de segundos, y cayó a la piscina rectangular. 
Sentía que caía y caía, agitó sus brazos tratando de llegar a la superficie pero no pudo, ¡Se iba a ahogar! Trató nuevamente de subir pero al contrario, sentía que bajaba. Más. Y más...

Amor Destructivo. Disponible en Físico & PDF (Links in bio)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora