93.

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— ¿No deberías estar leyendo algo sobre la reunión de mañana?
—No, respondió mirándola como si ella fuera un extraterrestre. —Es domingo.
Hubo un silencio incómodo. —Reconoce que no tienes a nadie, le dijo nirvana sonriendo. 
Más silencio.
Nirvana la observó, ella aparentaba estar sola. Y realmente la entendía, a veces los seres humanos solían refugiarse dentro de una coraza para no mostrar sus verdaderos sentimientos. Suspiró y le brindó una sonrisa. —Vamos, baja con nosotros, iremos a la playa.
Sonia abrió los ojos como platos y luego la observó como si hubiera perdido la cabeza. —Primero muerta, le dijo y se giró para entrar nuevamente en su habitación.
Nirvana observó a Justin por unos segundos. —Ella no siempre fue así, le dijo abrasándola y bajando con ella hacia la playa. 
— ¿Ah no? ¿Y por qué cambió? 
Silencio.
Justin suspiró. —Cambió por ti. Le dijo sentándose en una de las tumbonas que había en la arena. —Cuando tú llegaste ella cambió. Ya sabes… Tú apareciste y yo perdí el sentido de las cosas. 
Nirvana forzó una sonrisa acostándose en una tumbona. Realmente eso la entristecía un poco, no es que de repente amara a Sonia, pero entendía su actitud, si las cosas hubieran sido contrarias ella quizás hubiera estado deshecha, tener un novio y que de repente te corte por una chiquilla que apenas tenía diecinueve y que luego vivieran todos bajo el mismo techo, dolía. 
Finalmente dejó morir el tema. No quería verse en los zapatos de Sonia, no quería que Justin la cambiara por otra pero entonces pensaba que era la mujer más idiota en todo el planeta porque lo tenía para ella sola y aun así había firmado los papeles del divorcio, no obstante tenía un gran problema, no era el hecho de que estaba totalmente arrepentida de esa estúpida decisión, sino el hecho de que Justin vería los papeles al regresar del viaje y ella no sabía qué le iba a decir, se iba a enojar muchísimo. Y verlo enojado la asustaba. Mucho. 
Tal vez y con algo de suerte lograba quitar los papeles antes de que él los viera y resarcía el hecho, tenía que hacer algo. Algo que la sacara del estúpido problema en el cual se había metido por idiota. 
—Cielo, si quieres puedes meterte en el agua, iré en un rato. 
Esas palabras la sacaron de sus pensamientos. Le sonrió. —Está bien. Le respondió. Sinceramente no tenía otra cosa que decir. 
Cuando se quitó el vestido playero que llevaba y se disponía a meterse al agua Justin la jaló por el brazo haciéndola caer encima de él. —Te amo, cielo. Le susurró mientras la abrasaba.
—Yo también, le respondió con las lágrimas amontonadas en sus ojos. 
— ¿Qué te pasa? Le preguntó alzándola la barbilla para observarla. Su sonrisa se transformó en preocupación. — ¿Qué pasa, Nirvana? ¿Te sientes mal? Le preguntó. 
Sus lágrimas empezaron a salir y no podía detenerlas ya. — ¿Quieres que nos vayamos? ¿No quieres estar aquí? 
—Justin… es solo que… solo… 
No podía articular más nada. ¿Qué le iba a decir Que tenía los papeles del divorcio?
—Me estás preocupando, le dijo enjugándole las lágrimas.
— ¿Tú me quieres Justin? preguntó con la voz entrecortada.
—No te quiero cielo, yo te amo, te adoro… Tú eres todo para mí. Mi princesa, mi vida, mi cielo. Lo eres todo. Le respondió besándola. —No quiero que te sientas insegura de mí. Yo no miro a nadie más que no sea a ti, no beso a nadie más que no seas tú, no toco a nadie más, tú eres la única que estás en mi corazón.
Nirvana se dejó envolver en sus besos y abrazos, lo necesitaba tanto. —Vamos a limpiar esas lágrimas, le dijo sonriendo y parándose de la tumbona. Se quitó el t-shirt que llevaba y la alzó en brazos. Ella se acurrucó en su hombro mientras sonreía. 
En menos de diez segundos, sintió que el agua la arropaba. Gritó y volvió a subir a la superficie. — ¡Justin! exclamó tratando de sonar enojada. 
—Ven, vamos a nadar, le dijo justin tomándola de la mano.
—No sé hacerlo. 
Él sonrió. —Súbete en mi espalda. 
Ella lo hizo y lo vio descender, pensaba que se ahogarían, pero entonces él empezó a moverse, adentrándose más y más al agua. Cuando miró hacia atrás la orilla se vía como un pequeño punto. Entonces él se levantó y ella se cayó, tragando mucha agua. Cuando volvió a subir a la superficie se aferró a los brazos de Justin. —Joder, no vuelvas a hacer eso. Le dijo pegada a su cuerpo. 
— ¿Te gustó? Le preguntó soltando una carcajada.
— ¡No! Le gritó en respuesta.
Luego de al menos una hora tratando de que ella aprendiera a flotar, justin se rindió. —Entonces aprendiste a conducir en dos días pero no puedes flotar.
—Le tengo miedo al mar, le respondió pegada a él.
Cuando volvieron a la orilla y se pudo acostar en la tumbona descubrió que estaba agotada. Sintió como justin le ponía toallas por encima. — ¿Te vas a mover de aquí? Le preguntó.
—Hasta que no te despiertes no lo haré, le respondió dándole un beso en la frente. 
Ella asintió y se acomodó boca abajo para tomar una siesta que no resultó serlo ya que durmió al menos seis horas, cuando abrió nuevamente sus ojos, el atardecer estaba dando un hermoso espectáculo. Miró hacia la tumbona de al lado y sonrió cuando vio a Justin mirándola. —Te ves tan hermosa dormida. Le dijo acariciándole la mejilla.
Justin se mostró extremadamente tierno con ella, él mismo le puso el vestido. Y luego de recoger sus cosas y él cambiarse de ropa caminaron hacia el restaurante del hotel. Nirvana se aferró a sus brazos. —Es tan lindo aquí, le dijo.
—Es lindo porque estás aquí.
—Bah, estás mintiendo.
—Si no hubieras venido conmigo estuviera encerrado en la habitación y no hubiera notado si había una piscina o una playa…. Me alegro de que estés aquí, conmigo.

Amor Destructivo. Disponible en Físico & PDF (Links in bio)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora