79.

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Entró a Google y trató de buscar algún tipo de información que la pudiera llevar hacia el abogado, luego de una búsqueda exhaustiva no había conseguido ni su nombre ni su teléfono. Leyó un artículo en el cual él estaba implicado y lo mencionaba “Jase Coleman” 

Cuando tuvo el número de teléfono y la dirección de su oficina en sus manos miró a Justin, el cual estaba dormido, acurrucado entre las sabanas. Miro el pedazo de papel en su mano. ¿Realmente se atrevería a engañarlo? Cerró sus ojos con fuerza. ¿Tendría el valor o no? Por una parte tenía ganas de hacerlo pero por otra… por otra no soportaba la idea de herirlo. ¿Qué debía hacer? Se paró de la cama y se puso una bata larga. Salió al balcón de la habitación. Tenía que buscar una salida. 

— ¿Nirvana? Escuchó que la llamaban.

Volteó y se encontró con Justin medio adormilado observándola desde la cama. — ¿Te pasa algo? ¿Te sientes mal?

Ella negó mientras le brindaba una sonrisa y se le acercaba. Se sentó en la cama, él frunció el ceño. — ¿Qué está mal?

— ¿Mal? Preguntó demasiado rápido. —Nada. Dijo y se metió en la cama. 

Justin seguía observándola. —En serio, no pasa nada, le recalcó.

— ¿Segura? Le preguntó acariciando su mejilla. 

—Segura.

En los demás días Justin se mantenía distante, temía que sospechara algo sobre el abogado o que ya supiera sus intenciones pero era imposible, o casi imposible. Además al parecer algo en la empresa iba mal, él y Sonia no hacían otra cosa que discutir, todo el tiempo, en todos los lugares. 

Abrió la puerta del estudio para buscarlo, tenía más de dos horas encerrado. Pocos en la casa toleraban su mal humor, —Largo, escuchó que dijo. Ella frunció el ceño. — ¿Justin? Preguntó preocupada. 

Él alzó la vista y al verla, suspiró, llevó una mano a su cara. —Lo siento, pensé que era otra persona. 

Ella avanzó hacia él y en vez de sentarse en sus piernas como acostumbraba hacer, se sentó en el escritorio, dándole el frente con los brazos cruzados encima de su pecho. — ¿Mucho trabajo? 

—No te imaginas, todo se complica con el viaje.

Ella frunció el ceño. — ¿Cuándo viajas? Preguntó algo decepcionada, esperaba que la llevara con él pero era obvio que solo iría con Sonia. Y bien, no tenía por qué sentirse mal, él se iba con la estirada y preparada ejecutiva de Sonia, y ella… Bueno ella ni siquiera podía presentar calidades respetables de esposa, era considerada una niña. Y ni siquiera el hecho de que al otro día sería 02 de marzo y cumpliría 19 años aliviaba la sensación de sentirse como una niña delante de justin. Tan solo imaginaba tener que soportar las miradas extrañas de los amigos de su esposo, sería algo horrible. Algo dentro de ella se contrajo y no sabía si era el hecho de saber que siempre la miraban como poca cosa delante de Justin o saber que él ni siquiera la llevaría a su viaje de negocios, era obvio que aún no habían superado todos sus problemas. 

—En unos días, respondió parándose de la silla, se suponía que sería en un mes pero ahora todo se complicó, no puedo irme y dejar todo abandonado, reconozco que tengo un personal bastante calificado para dar la cara ante cualquier contratiempo pero lo de Coleman altera mi paciencia, es un asunto personal, él quiero verme derrotado y sé que si me voy, él aprovechará ese momento para hacer de las suyas. 

Nirvana asintió ante todo lo que le decía como si entendiera pero lo que realmente agradeció fue el hecho de que él le estuviera dando la espalda, sentía su corazón contraerse, se sentía muy mal para asimilar todo lo que él le explicaba, se limpió las lágrimas que se habían desbordado por sus mejillas. Por momentos quería alejarse de él y encontrar a un chico que fuera pobre y que no poseyera ninguna empresa y vivir felices, sin que nadie se fijara en su clase social, sin que nadie se fijara en ellos… 

Amor Destructivo. Disponible en Físico & PDF (Links in bio)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora