97.

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Cuando nirvana subió a la habitación ya era muy tarde, observó el reloj que había en el pasillo, eran las doce de la noche. No quería pasar por lo que estaba pasando Sol. No había pensado en tener un bebé pero si lo hacía no quería que el niño estuviera lejos de su padre, y mucho menos que su padre lo despreciara. Por alguna extraña razón eso la había deprimido, como estaba su relación actualmente con Justin veía la opción del divorcio como una opción viable.
— ¿Dónde estabas? Le preguntó él cuándo entró a la habitación.
— ¿Dónde estabas tú? Le preguntó en respuesta.
Él frunció el ceño. — ¿Qué te pasa? ¿Estabas llorando?
—Entonces tú también desvías el tema, respondió tristemente sin observarlo, se desvistió y se metió a la cama. —Cielo, ¿Estás bien? Escuchó que le preguntaba. 
Sonrió un poco. ‘Maldito mentiroso’, pensó antes de cerrar los ojos y rendirse a dormir. 
Al otro día cuando estaba en la reunión en otro salón. Vio a Sonia acercárseles, esa vez no se despegó de justin ni un momento. —Oh, entonces te estás interesando en esto de los negocios, pequeña mentirosa… Pero a sinceridad ¿Entiendes algo de lo que hablan? Preguntó Sonia burlándose. 
—Creo que esa es la razón por la cual nadie te quiere, respondió nirvana tranquilamente. 
—Eso no es cierto.
—Sí, claro. Estás sola aquí… Y en todas partes. 
— ¿Segura? Preguntó Sonia con autosuficiencia.
Y entonces ella estaba esperando el justo momento en que confesara que estuvo anoche con justin porque realmente iba a armar un escándalo. Uno muy grande. Esbozó una sonrisa forzada. — ¿A qué viene esta discusión? Preguntó Justin.
Nirvana sonrió. —Le digo a Sonia que no ha estado con alguien ni ha salido con nadie en el tiempo que ha estado aquí. 
Justin frunció el ceño. — ¿Y qué pasa? Preguntó.
—Esto es tonto. No he estado con nadie. Responde Sonia.
Nirvana esbozó una pequeña sonrisa. —Por eso es que te digo que estás sola, has estado sola siempre.
Malditamente ninguno de ellos cayó en su juego. En medio de la reunión se sentía incomoda. Justin la trataba de atraer hacia él pero ella se alejaba. No podía ser tan hipócrita… no podía fingir estar bien con él, sabiendo que era un mentiroso, un traidor. 
Quería encontrar una forma de escaparse, de irse de su lado… De poner distancia entre ellos, así no se sentiría como una imbécil estando a su lado. Observó a Sonia, ella estaba sentada a una distancia prudente pero su vista estaba enfocada en él. Directamente en él.
Suspiró y rodó los ojos. Se sentía estúpida. Era como estar sobrando. Pero joder, ella era la esposa de él. La que debía sobrar era Sonia no ella. — Vuelvo en breve, le dijo a justin parándose, él trató de decirle algo pero ella lo ignoró. 
Cuando salió del salón, caminó por al menos dos minutos, la ropa por la cual había optado la hacía sentir cómoda, llevaba una blusa gris hasta los codos y unos pantalones negros corto, junto con unos zapatos de plataforma color negro. No sabía por qué pero se sentía encajada con todos, como si de repente ella perteneciera en el grupo de personas ricas, lástima que se divorciaría. 
Ni siquiera se preocupó por ver el reloj a la hora de irse. ¿Para qué lo haría? Lo único que quería era poner distancia entre ella y su esposo. Cuando subió a la habitación lo encontró en ella con cara de preocupación. — ¿Por qué te desapareces? ¿Dónde estabas?
Ella se encogió de hombros. —Por ahí, respondió observándolo.
—Oh, empezó a decir justin con sus cejas alzadas, —tú te diviertes no sé en donde, ni con quien mientras yo estoy en reuniones de negocios. 
Nirvana resopló. —Bueno, aquí el dueño de la compañía eres tú, no yo.
— ¿Qué está pasando? ¿Por qué de repente estás así? 
— ¿Así como? Peguntó sonando demasiado brusca. 
—Nena, ¿Qué pasa contigo?
Nirvana sonrió forzado. — ¿Dónde estabas anoche?
Justin soltó una carcajada. —Espera, ¿Es por eso? Por eso es que estás así… Justo porque anoche no te invité a salir conmigo. ¡Por favor si vieras lo ridícula que te ves… 
Entonces él la estaba humillando. —No estoy siendo ridícula, respondió indignada.
—Tienes razón, solo eres una infantil, estás peleando por algo insignificante.
Ella respiró hondo. —No se trata de eso… empezó a decir… —Las cosas…
—Las cosas que tú has inventado en tu cabeza no conocen límites, por Dios, tienes 19 ya, empezar a madurar no estaría mal. 
— ¿Madurar?! Preguntó exaltada. — ¡Esto no es sobre madurar! Gritó. —Dijiste que cenarías con unos amigos y te vi… no estabas con amigos… ¡Estabas cenando con Sonia! ¡Con ella! Ustedes solos. 
Silencio.
—Anda, mente brillante… ¿No pensaste que tal vez los demás no habían llegado? Preguntó Justin sonriendo.
Nirvana se quedó en silencio, no iba a ganar esa batalla. Ahora se sentía como la reina de las imbéciles. Era una mesa para dos y sabía que él le había mentido pero igual ya no le discutiría ningún punto. Se había hartado. —Bien, respondió caminando hacia afuera de la habitación. 

Amor Destructivo. Disponible en Físico & PDF (Links in bio)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora