103.

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Ese mismo día justin tenía una reunión. Era la última, había quedado con unos inversionistas de Tokio para concluir un proyecto, ellos tenían intención de invertir en una de las empresas de café, específicamente en la que estaba en Brasil, iba a ser un buen negocio, lo sabía. Pero su mente no estaba en ese lugar. 
Lo único que estaba en su cabeza era la pequeña chica blanca pálida alejándose de él, su chica llorando y luciendo triste, estando triste. Él había sido un imbécil, lo sabía de sobra. 
Odiaba verla sufrir, algo ilógico porque la mayor parte del tiempo ella sufría por su culpa, lo que le había hecho al principio había sido horrible, ese era él en realidad, de esa manera siempre, siendo pragmático, imponiendo disciplina, haciendo que todo funcione a la perfección. Nunca involucraba el corazón en lo que hacía, al menos no desde que había muerto su madre, antes de eso era estúpido y soñador. Pensaba en familia y la chica ideal. Pero esa imagen se le había roto cuando comprendió que el amor verdadero no duraba para siempre y que el ‘Para siempre’ ni siquiera existía. Cuando supo que en el mundo el de mayor posición social pisoteaba al otro, que en el mundo de los negocios lo único importante es la habilidad para sacar provecho de los más débiles… 
… Pero entonces ella había aparecido, como una pequeña hada manchada, como un niño sucio, como una pequeña niña tonta y él la había arruinado. La había sacado de su mundo perfecto. —Dentro de lo que cabía—, porque aún no entendía cómo ellos podían vivir en semejantes condiciones. Ella se había convertido en un maldito objeto fascinante. Y realmente no lo entendía, la mayoría de las mujeres, —o al menos las que estaban a su alrededor— deseaban cosas costosas, hombres con mucho dinero, comodidades pero entonces aparecía Nirvana que con tan solo en ese entonces 18 años nunca había celebrado un cumpleaños, comía de manera escasa, nunca había ido a la escuela, vivía en una choza con condiciones deplorables y aun así ella… Era feliz. 
Él la sacó de esa vida para darle una llena de lujos e infelicidad. ¿Por qué las cosas solían complicarse tanto? 
—Hemos llegado, dijo el taxista sacándolo de su nube de pensamiento.
Él le pagó y entró al hotel. Luego de unas horas ya había acabado la reunión y todo le había salido perfecto, lo habían invitado a comer y sabía que era sumamente descortés negar la invitación pero en ese momento le importaba una mierda la cortesía. No estaba para celebrar ni para hacer otra cosa que no fuera encerrarse en la habitación. 
Esperó que anocheciera y llamó a jake. Estaba preocupado por Nirvana y sabía que ella no lo iba a llamar. —Ella… Bueno… Ella está bien, supongo. 
— ¿Supones? Preguntó justin preocupado.
—Desde que llegó se encerró en la habitación y no ha bajado. Pero… hace una hora la escuché llorar, iba a entrar pero ella no quiso abrirme la puerta. 
Y eso fue todo lo que necesitó para saber que tenía que regresar. No importaba la hora, él tenía que estar con ella. Él no la podía perder, no la dejaría ir tan fácil… Al menos no sin luchar. 
Nirvana suspiró con melancolía, lo había decidido. Esa noche se iría. La noche anterior había sido horrible, tan solo dormir sin justin le produjo un dolor en el pecho. Sonia había ido a la casa con un tipo mucho mayor que ella, que suponía era el italiano que había mencionado, en menos de una hora recogió todas sus cosas y se despidió de todos. Obviamente en la casa todos se alegraron de su partida, si hubiera sido en otras circunstancias ella también hubiera estado feliz, pero… No después de lo que había visto. 
Nadie sabía por qué realmente ella se iba, ya que ella no lo manifestó, así que Lucía trato de sacarle alguna información pero no pudo revelar nada. ¿Qué le diría? Ni siquiera podía hablar del hecho de su partida sin pensar en el engaño de ellos. 
Dudó entre preparar una maleta o no y luego pensó que salir sin nada sería lo mejor, se había puesto un vestido color crema y unos zapatos del mismo color. No tomaría nada de sus pertenencias, así en lo que pensaban que solo estaba desaparecida le daba tiempo a ir a donde sea que tuviera que ir para alejarse de él. Amarró su pelo en un moño improvisado. 
Escuchó de repente las risas de dos chicas, frunció el ceño, al parecer el sonido se escuchaba más y más fuerte, como si se estuvieran acercando. Frunció el ceño. ¿Chicas en el segundo piso en la noche?
Entonces su respiración se atascó en alguna parte de su cuerpo cuando vio a Justin entrar en la habitación, aparentemente estaba borracho. Él soltó una sonrisa. —Hola, preciosa, le dijo acercándosele pero nirvana retrocedió. Desvió la mirada hasta el papel que él tenía en sus manos. ¡Era el papel del divorcio! Exclamó internamente abriendo los ojos como platos.

Amor Destructivo. Disponible en Físico & PDF (Links in bio)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora