Ha pasado ya un mes, desde lo que llamaron el Día de la Emergencia o el Día-E. Yo veo a Paris en el puesto de avanzada en el que ha pasado estos días. Hablamos lo que podemos antes de que parta a seguir combatiendo contra lo que hemos nombrado Locust. La verdad yo creí que solo eran monstruos de historias para que los niños fueran a dormir temprano, pero al parecer no lo son.
A lo largo de este mes hemos sido testigos de la brutal fuerza que los Locust poseen. Tan solo en el Día-E, se estima que la tasa de muertos fue de millones en todo el mundo. La UIR ha desaparecido por completo, hemos perdido ciudades en todos lugares. Halvo está lejos de poder ganar a esta fuerza imparable.
Chris y yo ya perdimos la fé en qué esto pueda ganarse, ha resultado obvio que no podemos ganar. Han tomado Punto Onyx, la Academia y pronto la ciudad. El coronel Loomis ordena que sigamos derrotando a estás cosas sin tener de antemano un plan, lo que ha costado la vida de Miles de Gears en las filas. Nuestros amigos sobreviven todavía y parecen convencidos en que tenemos oportunidad. Cada vez que nos miran, sus ojos brillan a pesar de lo horrible de la situación.
Estamos descansando con ellos en un punto seguro. Todos intentan tomar aliento para continuar el ataque contra las larvas. Nadie sabe aún que hemos perdido a nuestros padres a excepción de Paris y su familia.
Lo que quedaba de nuestra familia ya no existe, tanto la materna como la paterna. Los Locust nos lo han arrebatado todo, o casi todo.
–Oye –exclamo débilmente y me voltea a ver con cansancio en sus ojos. No hemos podido pegar los ojos tanto desde que estás cosas llegaron–. Debemos ir por Paris y su familia... Siento que es lo único que nos queda.
–Pero ¿y Andy, Helena, Miranda y el resto? ¿Los vamos a abandonar?
–Me parte el pecho hacerlo, pero Halvo está perdida. Tú lo sabes bien. Es cuestión de días para que perdamos. Para morir...
–Lo sé... –expresa con agonía en sus palabras–. Me duele que cada que nos ven, confíen en que vamos a lograr ganar. Como si fuésemos dioses o cosas así.
–No lo somos, y ellos deberán aceptar ese hecho –digo ahogando un sollozo–. Quiero estar con ella, con Sophie y su familia. Debemos asegurarnos que al menos ellos sí puedan continuar juntos.
–Kathe está muy mal. Lo de Christopher y el Día-E la han atormentado.
–Ayúdale, eres su familia.
Chris contiene las lágrimas y asiente varias veces con la cabeza. Encierro dentro de mi la ira que siento hacia mi por hacer esto. Veo a nuestros amigos y compañeros, varios de la academia con los que estudiamos y ahora vamos a dejar.
Les pedimos unos minutos a todos, y aunque les parece extraño, nos brindan esos minutos. Ambos nos alejamos viéndolos por lo que podría ser la última vez. Mi corazón se parte aún más al hacer esto, justo cuando creí que ya no podía hacerlo más.
Doblamos en una esquina cercana y nos detenemos a soltar lágrimas. Nuestros amigos jamás podrán perdonarnos esto, lo sé ya que yo no lo haría. Dos años peleando juntos y ahora escapamos con el rabo entre las patas.
Nos quitamos el uniforme a medida que nos alejamos, así no sabrán ni qué pasó y pronto nos hablan por el comunicador para saber en dónde estamos. Chris quiere ser el que invente algo a ellos.
–Andy, estamos atendiendo a unos civiles cerca, los guiaremos al puesto de avanzada más cercano, te quedas al mando hasta que volvamos.
–¿Chris, están bien? –eso parte de nuevo a Chris, sin embargo no deja que ella lo descubra–. Lo estamos, Andy. Nos vemos pronto.
–De acuerdo. Los esperamos.
Chris me pide que cerremos ese canal de radio para que ya no nos hablen. Lo hace con una expresión de impotencia y coraje.
Partimos al puesto de avanzada.Las calles ya están hechas un desastre, los autos están destruidos o han sido estallados por el combate. La noche ya está encima de nosotros, y sin embargo, los gritos de la gente continúan, no han parado desde el primer día y eso que no hay nadie en las calles más que los Gears y Guardia Onyx.
Nos alejamos del Distrito del Muelle, cerca del canal que atraviesa todo Halvo hasta la costa cuando de pronto escucho un grito terrorífico que me estremece y hace que me paralice, es como el de una criatura de cuento de horror o una película, y en eso vemos que hay un enfrentamiento, pero no es un enfrentamiento Gears contra Locust, estos son Guardias Onyx.
–Esto no es un simple Locust, James. Sí lo fuera, estos tipos no estarían aquí.
Y tiene razón, a los Guardias Onyx solo los utilizan para misiones especiales o para combatir a algo que es muy difícil de eliminar y creo que este es el caso. En eso vemos a esa larva pasar, es un Locust delgado, los huesos se le marcan en su piel. Tiene un casco raro con una protuberancia en la parte trasera y está montado en un monstruo que parece una araña a mi parecer, con una pata metálica.
Los Guardias Onyx son nada a su paso, como cucarachas a las que aplasta sin mayor esfuerzo. Nos ocultamos de esa cosa y sus tropas que lo acompañan hasta que pase el peligro.
Siento miedo, demasiado, esto ya de por sí es una pesadilla y ahora sale un monstruo inimaginable que puede vencer a batallones de la Guardia Onyx sin siquiera sudar.
–Esa larva no luce como un soldado común. Debe ser alguna clase de oficial para ellos –plantea Chris.
–¿Un general? –asiente–. ¿Y esa cosa que monta? Es gigantesca, como una casa andante.
–Dejemos que se alejen bastante, no necesitamos morir por nada.
Pasan cinco minutos y esas larvas han eliminado a toda oposición enemiga. Ahí es cuando decidimos correr al puesto de avanzada para ver que Paris y su familia estén bien y seguros. Recorremos las calles con edificios derrumbados y fachadas quemadas hasta estar con borde a la Ciudad Antigua. Logramos divisar entonces el puesto de avanzada y Chris me pide que nos ensuciemos la cara para que no nos reconozcan.
Tomamos polvo de los escombros lo untamos en nuestro rostro como a la crema facial. También tomamos prendas con gorros dea gente muerta cerca de aquí. Intentamos no pensarlo mucho y vamos allá.
Al acercarnos, ellos nos apuntan y noto que el Gear cree que somos Locust.
–Somos sobrevivientes, tenemos estas armas para defendernos.
Los Gears escuchan, dudan demasiado para dejarnos pasar hasta acercarnos lo suficiente y dejarnos pasar, pero nos piden que dejemos las armas. Aceptamos y entonces empezamos a buscarlos, yo empiezo por buscar a Paris. No encuentro a sus padres o hermanos, y me desespero y me imagino que han tratado de huir y los asesinaron esas cosas. Sigo mientras escucho a lo lejos un alto parlante.
–Familias, permanezcan unidas, no empujen, mantengan la calma. Todos los que tengan su documentación correcta serán evacuados. Repito, serán evacuados. Sean pacientes. Hay agua potable.
Que mierda con esta evacuación, en Seahorse Hills ya han escapado las familias más ricas y a ellos los mantienen aún aquí.
– ¡James! Los encontré.
Aliviado, voy caminando y entonces los veo, Paris viene corriendo y en el instante en que me ve, corre más deprisa para darme un abrazo fuerte y yo respondo el abrazo con el mismo afecto hasta que ella.
–Creí que estabas muerto. Estaba tan preocupada por ti y por tú hermano.
–Descuida, ya estamos juntos y ahora nada me separara de ti.
–Eso espero –dice agachando la cabeza a mí pecho.
Le veo a sus ojos castaños y almendrados. Sus labios delgados y boca pequeña tiemblan un poco. Está algo desalineada por estar aquí, pero su piel morena exquisita aún parece sana.
Caminamos hacia donde están sus padres y sus hermanos. Tiene dos hermanas, una de diecisiete años, ella que tiene dieciséis, la que sigue de ella de quince y su hermano de ellas que tiene ocho años.
–En verdad es un milagro verlos venir cada día, James –dice su madre, Vaillolet.
–Por momentos yo pienso lo mismo.
–Lo que importa es que están aquí ustedes dos.
Entonces miro a todas las personas ahí. Máximo hay cien o menos, yo pensaba que habría más y en eso la hermana menor de Paris llega y también me abraza fuerte.
–Creí que te había pasado lo peor, James.
–No te preocupes, Sophie –digo y respondo el abrazo–. Estamos bien.
Ella tiene ojos glamurosos y de colores cambiantes. Se miran de color azul o verde y pocas veces en gris, depende de la luz. En este momento se miran azul. Su piel clara luce pálida por los días aquí y su nariz fina está roja, puede que vaya a enfermar.
–Yo también estoy aliviada de verte –dice Kathe, la hermana mayor
Ella tiene la piel clara y cabello castaño como el de Sophie, a comparación del cabello oscuro que Paris y Sid tienen. Sus ojos son glamurosos y castaños, solo Sophie tiene esos ojos tan especiales. Su piel clara igual está más pálida de lo normal.
–Chris ya me contó todo, vaya que les costó llegar –en sus palabras ella me transmite que sabe que abandonamos al resto.
–Sí, pero lo que importa es que sobrevivimos.
–Tienes razón –contesta y me expresa con los ojos que está agradecida, como pocas veces lo hace conmigo.
– ¿Y ahora qué pasara? –oigo decir al padre de Paris, un hombre algo regordete con una nariz bola y gafas.
Hago a Chris ir a solas conmigo y él pide a Kathe que los mantenga allí a todos. Guío a Chris por un lugar alejado de la gente aquí y platicamos.
–Jacinto es la mejor opción, Chris. Allí los Locust no llegan por la base de granito en el suelo. También podríamos ir por ella.
–¿Tú crees que este viva? –pregunta desviando la mirada. Sus ojos de nuevo sufren y su boca tiembla.
–Lo está. Iremos por ella también.
–Ella no está en Jacinto –dice sollozando–. Ella solo va de vez en cuando allá. Es Ephyra dónde está y sabemos que el Día-E fue brutal.
–Chris, por favor...
–James, ya me hice a la idea de que está muerta, ¿de acuerdo? Mi novia ya falleció...
Una vez más se quiebra, pero está vez lo abrazo y trato de cargar con ese dolor, compartirlo como los gemelos que somos.
–Vamos a Jacinto, tienes razón en que es el lugar más seguro ahora. Nos queda proteger a esa familia todavía, a tu hermana, mi hermana, tu pareja...
–Chris, no te guardes esto. Somos lo único que tenemos ahora.
–Y ellos. Aseguremos que sigan juntos.
Acepto sus palabras y no digo nada más sobre esto. Saber que ella pudo haber muerto me ha afectado también, era mi amiga. Diviso a la gente muy mal aquí, no hay duda de que no duermen siquiera un poco y la comida ya empieza a escasear en toda la ciudad. Nosotros dos no hemos probado bocado hoy en todo este día.
–Los ciudadanos que tengan órdenes de evacuación prioritaria deben dirigirse a la zona de carga APC para el transporte al puerto, todos los demás evacuados, esperen aquí al Raven.
¿Evacuación prioritaria? ¿Enserio solo saldrán de aquí los de más dinero y poder? Maldita sea, me está haciendo dudar de mi elección de protegerlos a ellos por encima de la ciudad.
Al llegar con ellos explicamos las intenciones de ir a Jacinto, a pesar de lo lejano que está, es la mejor opción. Ellos igual comentan los pros y contras de la idea que tuve, como familia deben permanecer juntos. Chris y yo aguardamos su veredicto sentados en un camastro incómodo, ¿realmente están esforzándose por la gente?
Ellos vienen y aceptan nuestra idea, Kathe solo un poco más preocupada que el resto. Les agradecemos la confianza y el señor Black comienza a juntar suministros junto a su esposa. Ellas aguardan juntos a nosotros, Paris tomando mi mano y limpiando mi rostro con su misma ropa.
Pasamos unos minutos esperando a que el padre de Paris llegue con los suministros suficientes para todos, cuando un pelotón de Locust empieza a atacar el puesto de avanzada, los civiles huyen cómo pueden y chocan entre sí, los Gears pelean intentando ganar a las larvas.
– ¡Corran!
Paris esta tan preocupada y noto que no sabe qué hacer, así que voy hacia ella.
–Amor, todo va estar bien –acaricio su mejilla–. Rápido, ven, tenemos que huir.
La sujeto de la mano y corro con ella. Chris lleva a Sophie, Sid y Kathe con él y encuentra un lugar por donde podemos salir seguros del puesto de avanzada. Es una reja con una abertura por la que todos podemos pasar y desaparecer por las calles, pero debemos apresurarnos.
Chris va al frente, Kathe, Sophie y Sid lo siguen, después yo y Paris, pero sus padres aún están allí.
Hago que pase la reja desde abajo y luego ella me ayuda. Sophie, Sid, Kathe y Chris siguen corriendo después de haber pasado.
Me detengo con ella y los esperamos, cuando de pronto veo que se acercan esas cosas que mataron a nuestros padres y a los Gears anunciar su llegada.
– ¡Reavers!
Los Reavers empiezan a destruir y matar a todos allí. Veo a sus padres correr tan rápido como pueden hacia nosotros y les exijo soltar los suministros.
En eso veo que esos Reavers lanzan misiles, y con eso destruyen a los pelotones de Gears y la gente aún huyendo. Sus padres no lo lograrán.
La suelto y voy corriendo lo más rápido que puedo hacia ellos y se detienen. Me gritan que cuide de sus hijos y yo en un canal intento continuo. Los Reavers lanzan un ataque más de sus misiles e impactan cerca de ellos y a mi el impacto me lanza de regreso.
De inmediato siento como el dolor comienza a recorrer todo en mi, mi vista está nublada y los oídos están estáticos. Me levanto de a poco, con demasiado esfuerzo de por medio, y veo al frente que ya no están ellos, seguido de eso miro a Paris, quien llora inconsolable arrodillada en el suelo.
Voy tan rápido como el dolor me permite a ella y la abrazo. En eso veo correr a Sophie en dirección al fuego en donde estaban sus padres. La detengo antes de que siquiera piense en ir y la jalo junto a Paris lejos de allí. Chris sostiene a Kathe y Sid y sabe que debemos alejarnos rápido de esta parte.
Con berrinches y quejas por parte de todos, los alejamos lo más que podemos, y en un estacionamiento oscuro les dejamos llorar cuánto gusten. Kathe atrae a sus hermanos con ella y los abraza, lo que me mueve muchísimo y a Chris igual.
Nuestras miradas se cruzan y desbordan tristeza porque nosotros ya habíamos sufrido ese dolor días atrás, el peor inicio de esta pesadilla.
Sin dudarlo voy a abrazarlos y Chris hace lo mismo. Kathe siente tanto dolor ahora que lanza palabras como que "nunca imaginó un poco por lo que pasamos".
–Sí que lo sabes –repone Chris–. Christopher... Amigos de la escuela... No tienes que ser tan dura ahora –Kathe asiente con la cabeza y sigue ocultándo el rostro entre sus hermanos.
–Tenemos que irnos, no podemos quedarnos –digo a pesar de no ser el momento.
–No quiero, James –me contesta Paris.
–Tenemos que irnos, nos pasará lo mismo si seguimos aquí.
–No sé, no puedo seguir.
–Sé por lo que estás pasando, no hace mucho le paso lo mismo a nuestros padres, pero tu padre me dijo que los cuidara y pienso hacerlo. Con todos.
–Levántate, hermana –dice Kathe limpiándose las lágrimas de sus ojos–. Tenemos que irnos.
– ¿Pero…? –pregunta Paris algo confundida.
–James tiene razón, si nos quedamos aquí moriremos y no quiero que le pase lo mismo a ustedes, no quiero perder a mis dos hermanas y a mi hermano pequeño y menos a ellos dos que son nuestros amigos.
Nuestras miradas se ven sorprendidas, Kathe se ha recuperado la compostura bastante rápido. Paris y Sophie se levantan, pero Sid está agotado.
–Yo lo llevaré cargando –ofrece Chris.
Asiento con la cabeza y partimos.
Noto que Kathe es la más destruida de los cuatro, resulta obvio porque baja la mirada y sé que ella no es así. Chris la observa y escucho que le hablan ambos
–Descuida, sé que es difícil, pero sé que sabremos superarlo –veo que Kathe da una ligera sonrisa, y sigue. Yo tomo la mano de Paris y Sophie va a abrazar a Kathe para ir a su lado y Chris cargando a Sid. Vemos unas Lancers y Chris me dice que tomamos unas y munición porque nos hará falta.
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Gears of War: Exilio
FanfictionLa guerra ha marcado el mundo Sera y a todos sus habitantes. En un principio entre humanos que se disputaban el "líquido milagroso" y luego... Desde el suelo han emergido seres humanoides que destruyen y matan a cualquier humano a su paso. Este enem...