Acto 4 - Capítulo 11

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Chris
Salimos corriendo de la casa de nuestros padres y tomamos el convoy, Kathe y yo. Dos APC viejos aún funcionales y que servirán para atravesar estas calles.
Empezamos a avanzar entre las calles destruidas, los rascacielos destruidos por el ataque y la marea de Jacinto, es difícil movernos. Pasamos una calle, doblamos a otra, pasamos por la Avenida Principal pero noto la casa de ella, Yuned, y el centro. Doblamos por un par de calles más y encontramos un callejón sin salida.
-Bien a correr -grito.
Salen todos y empiezan a avanzar rápido. Espero a Diana que llegue a mi lado y empiezo a correr junto a ella.
Todos corremos a máxima velocidad y empezamos a dar vueltas entre una calle y otra. Vamos en dirección a la costa, fue donde cayó el barco. El sol ya se eleva y la mañana junto a esa agua luce mística, como sacado de algún libro o película.
James nos detiene de repente y veo a un hombre acercándose, cabello blanco y corto, una armadura Gear pintada de verde y tiene quemada la mitad del cuerpo.
-¿Paduk? -pregunta James.
-Oh no, más Gears -exclama Paduk.
-Espera, te conozco, eras comandante de la UIR -digo al reconocerlo.
-Sí, eso era, pero ya no. Me voy.
-Un momento -lo detengo del brazo-. Tenemos algo que decirte acerca de Sofía Hendrick -nos mira sorprendidos y pronto hay enojo en sus ojos.
-¿Ustedes fueron los que...?
-Tranquilizate -pide James en Indie y él se queda extrañado.
-Por favor, escucha -vuelvo al Tyrano-. Supimos lo que le pasó aquí cuando la secuestraron. La vimos en la fortaleza de los Locust hace años. Ella hablaba muy bien de ti y que eras buena gente -Paduk desvía la mirada-. Ella seguramente estaba feliz junto a ti, lamento que no pudiésemos traerla. Ella...
-No digas más. Ya lo sé... -cierra los ojos y lanza un suspiro intentando contener el dolor de saber cómo acabó ella-. Sí ya acabaron, me largo -parte solo a la ciudad.
Nos vamos, pero James lo persigue, me imagino que quiere hablar a solas con Paduk. Lo dejo y sigo en camino hacia el barco y no lo reconozco, pero es el que estaba en el Regency. Camino hasta su sombra y veo a alguien arriba.
- ¿Baird? -pregunto.
- ¿Chris? Vaya coincidencia -dice Baird.
-Debí imaginar que tú ocasionaste todo esto.
-Lo vez, hasta Chris sabe que tu solo haces desastres -exclama Cole.
-Bueno, bueno, eso ya no importa. ¿Qué haces aquí?
-¿Eso importa? James me dijo lo de Azura. ¿Realmente hay oportunidad de acabar con ellos?
-Mira, no lo sé, pero tengo bastante curiosidad de saberlo. ¿Vienen?
Nos lanzan las escaleras y uno a uno comienzan a subir abordo. Diana es la penúltima y le ayudo a que suba sosteniendo su cadera hasta que se aleja. Ya apunto de ser mi turno, James llega con una mejilla roja, tal y como advirtió Sofía.
-¿Y...?
-No sabe dónde está. No la ve desde que él náufrago.
-Bueno. Sí está viva, algún día la veremos, eso es seguro.
-Sí, aunque para ese momento yo ha estaré casado y con familia.
-Lo sé y te aseguro que ella igual. Ahora arriba, veamos qué tiene planeado Baird.
-¿Por qué no me sorprende saber que él ocasionó esto?
Sube con una sonrisa tonta en la cara y yo lo sigo. Ya arriba saludamos a Baird, Cole y Clayton. Están organizando todo, pero no tienen mucha idea de cómo funciona el barco. Baird tiene ideas vagas, así que lo auxilio con mi conocimiento adquirido de mis días en Endeavour.
Todos siguen mis órdenes y activan los sistemas y demás. Pronto el barco está listo, pero necesitamos saber qué planea Baird.
-Mi misión es conseguir gente dispuesta a pelear e ir a Azura. ¿Conoces un buen lugar donde iniciar?
-Sí -decimos James y yo al mismo tiempo. Nos miramos y lo dejo hablar primero.
-Vamos con Miran y su gente. Estoy seguro de que ellos querrían poner fin a esto.
-Buena idea -dice Clayton-. ¿Y tú, Chris?
-Tengo amigos aquí que pelearán -James se queda confundido cuando digo eso-. Iré junto a James por ellos. Ustedes estén listos para zarpar.
-Pues adelante. Tenemos los minutos contados. Tic, toc, gemelos -me muevo y hago que James igual lo haga.
Bajamos rápido por las sogas de la escalera y James pregunta por "esos amigos" a los que me referí hace un momento. Le pido que sea paciente hasta entonces.
Tomamos de nueva cuenta el APC y conduzco hacia la costa, detrás de la academia. A James no le gusta como se ve el recinto en el que aprendimos a combatir, menos pensar que todos nuestros amigos ya han muerto.
Descuida, eso no es del todo cierto.
Ya cerca del campamento, me detengo y hago que continuemos de pie. Él no pregunta, pero su expresión delata que quiere una respuesta pronto. Entonces vemos a los Gears frente a fogatas o descansando en camastros, e incluso en la sombra de las tiendas.
De inmediato se sorprenden al ver a James junto a mi, empiezan a susurrar entre ellos y perseguir a ambos con sus miradas. James observa todo y a todos con una mirada llena de nostalgia y vergüenza. Se siente igual que yo al verlos, con una culpa con la que hemos tenido que cargar estos diecisiete años.
Los Gears ahora se ponen de pie y nos siguen, una mujer llora frente a nosotros y nos abraza por un instante antes de poder seguir. El revuelo llama la atención de todos y el líder de aquí, que es un hombre al que conocemos bien.
-Gregory... -deja salir James.
-Creo que aún estoy durmiendo porque estoy viendo a dos fantasmas -su voz es áspera y tiene una barba descuidada.
-No lo somos -digo-, solo un par de cobardes que vienen a disculparse por abandonarlos.
-¿Disculparse? ¿Eso de qué va a servir hoy? -no luce enojado, sino nostálgico y pronto sonríe dejando salir una lágrima.
-No llores, Greg -pido poniendo mi mano sobre su hombro izquierdo.
-Nl estoy llorando, solo... Solo olvídalo, ¿sí?
Viene y me da un abrazo fuerte y yo igual. Va a James y él aún continúa confundido, aunque responde a Greg. Es cuando aparecen las dos personas a las que quería que viera.
James suelta a Greg y él se hace a un lado, Helena y Miranda me ven en primera instancia a mi y luego a James. Entonces sonríen con lágrimas brotando de sus ojos.
James comienza a llorar a cantaros y se dirige a ellas para abrazarlas. Ambas lo reciben con cariño.
-Aquí estás -dice Miranda.
-Por fin llegas a casa -continúa Helena-. Bienvenido, James.
Él llora aún más, y al igual que yo, se deja caer de rodillas y comienza a disculparse.
-Tenían que ser gemelos -responde Miranda a tal acción-. Levántate, quiero verte bien.
Ambas lo ayudan y le echan un vistazo de pies a cabeza mientras él se seca las lágrimas.
-Delgado y sin chiste, como tú hermano -resuelve decir Miranda.
-Oye, no es del todo cierto -repone Helena-. Su cabello largo me gusta, pero es un desastre.
-Lo sé -exclama James y logra reír, ellas igual como cuando las vida era más sencilla y felíz-. Tengo unos palillos para sujetarlo, pero con todo lo que he pasado desde hace un par de días, no he podido arreglarle.
-Entonces yo lo hago -se ofrece Helena y James le da esos palillos de madera que se hizo con madera durante la estadía en Ilima.
-¿En verdad son Chris y James Davis? -pregunta un hombre entre la multitud.
-En carne y hueso -exclama Greg-. Escuché que habías estado aquí ayer. Yo no estuve porque fuí a Punto Onyx a revisar más municiones y demás.
-¿Cuánto queda exactamente?
-Munición para una última resistencia. Los barcos no podrían brindarnos una salida. Supe que los tallos Lambent salen igualmente en el agua.
-¿Cuántas naves tienes?
-Cinco, no tan grandes como el del Regency, pero sirven bien. Nos hemos encargado de eso con los ingenieros de Endeavour que sobrevivieron.
-¿A qué?
-Luego de Jacinto y que la ola matara a muchos, los Locust llegaron a Endeavour y nos lo arrebataron. Se convirtió en su nueva base hasta hace unos meses en que la mayoría lo dejó.
James escucha mientras Helena termina y su expresión ya se muestra seria, ha recuperado la compostura. Agradece a Helena y viene conmigo, donde discutimos sobre cómo lo diremos y le pido que él lo haga ya que él estuvo allá cuando descubrieron Azura y el arma.
Su cabello luce menos peor que antes y puedo ver bien sus mejillas y ojos al igual que su frente con la cicatriz que se hizo de niño. Toma aire, y con ello valor, entonces sube a un montón de chatarra y pide la atención de todos. Greg me ve y con la mirada le suplico escucharlo. Todos se acercan, deben ser por lo menos unos cien soldados, lo que me hace rezar porque todos acepten ir con nosotros.
-Soy el teniente James Davis, hasta hace poco ustedes me creían muerto junto a mi hermano Chris -me mira y a su vez el resto, lo que me hace sentir algo incómodo y desvío la mirada a la nada-. Regresé porque quería ver mi hogar, lo que ha resultado decepcionante, pero sé que podremos hacerlo habitable de nueva cuenta. Hace unas horas atrás, en Anvil, descubrimos por cuenta de Prescott que hay un lugar llamado Azura enmedio de la nada. Una isla en todo el basto mar Serano en dónde se halla un arma. El científico Adam Fenix ha creado allá un arma, que él asegura, eliminará al parásito de la Imulsión y los Lambent para siempre -eso de inmediato provoca la reacción de todos. La mayoría sorprendidos, otros molestos e irritados, supongo que por lo de Prescott-. Hemos descubierto la forma de llegar allá, Marcus Fenix ya debe estar llegando allá gracias a que se llevó un submarino de Endeavour -Greg deja de cruzar sus brazos y ahora está genuinamente sorprendido-. Él rescatará a su padre ya que la reina Myrrah lo tiene secuestrado allá -¿Myrrah? Eso me hace tener la hipótesis de que ella descubrió Azura y se ha adueñado de ella, eso explicaría por qué la mayoría de Locust dejó Endeavour-. En un mensaje dejó claro eso, lo del arma y el daño que le haría al parásito y los Lambent, pero también añadió que esa arma afectaría a los Locust por igual.
Mi corazón se detiene por unos segundos y me quedó congelado allí donde estoy. Él no había comentado lo del mensaje o Myrrah, mucho menos que los Locust también morirían sí la usamos. Oficialmente la sorpresa es para todos, nos ha dejado sin aliento.
Pronto se escuchan platicas confidentes entre los Gears y Helena y Miranda lucen esperanzadas. Greg está con una cada de felicidad que no le cabe.
-Así que... Quiero pedir a todo hombre y mujer que pueda, y quiera pelear, acompañarnos a Azura para ayudar a Marcus y a su padre a activar el arma. Es obvio que los Locust no nos lo pondrán fácil, pero nunca lo han hecho. Diecisiete años han pasado desde que nos arruinaron la vida, ya es momento de devolverles el favor. Acabemos con estos hijos de puta de una vez por todas. Está es la batalla más importante que podrá librar la humanidad, pero necesitamos aceptar el hecho de que la derrota es una de las rutas que nos esperan allá. Sin embargo estoy dispuesto a pelear para conseguir un futuro dónde podamos vivir sin tener que temer por nuestras vidas. Ver a la nueva generación crecer en un mundo libre de peligros y a nosotros recibir un merecido descanso. ¡Quiero ir y pelear por nuestro futuro! -los Gears comienzan a emocionarse por las palabras de James y rugen-. ¡Tomemos las armas! ¡Reunamos lo que nos queda de valor, fuerza y esperanza y acabemos con ellos de una vez!
Todos por fin se encuentran animados, parecen aceptar la petición de James. Él me mira a los ojos y me sonríe, yo respondo de igual manera para decirle con la mirada que ha sido soberbio su discurso. Greg ordena que se preparen para zarpar en los barcos que tienen y me pide tiempo para reunir al resto de Gears en los otros campamentos.
Acepto y parte a comunicarse con ellos. James y yo volvemos al barco junto a Helena y Miranda en el APC.
Bajamos en el mismo lugar de hace rato y avanzamos al barco. Baird, Cole y el resto nos miran llegar junto a ellas y con el puño alzado le hago saber que tenemos los primeros refuerzos.
Ellas suben primero, luego yo y al último James. Cuando ellas están arriba, escucho sorpresa en su voz y el nombre de Andy. Cuando estoy allí, la veo junto a Albert y me sonríe, entonces llega James y se ve nostálgica y llora un poco. James está sorprendido, y antes de que pueda hacer o decir algo, ella lo aborda con un abrazo y él resuelve responder de igual manera. Ahora se miran uno al otro con grandes sonrisas iluminadas por la luz de la mañana.
-Que alegría verte -exclama James conteniendo un sollozo.
-A mi igual -ahora me mira a mi.
-¿Cómo...? -digo antes de que me interrumpa.
-Escuché la gran explosión a lo lejos, fue inevitable hacerlo, y Vi el barco cayendo. Vine a investigar y me encontré a Diana y el resto de tu familia. Y ese tal Baird me explicó todo -Baird se irrita, pero Cole lo detiene-. Sí hay una oportunidad de terminar con esta pesadilla, ofrecere mi vida con gusto.
-Me alegra escucharlo. Ahora es momento de conseguir refuerzos.
-Oye, ¿quién te nombró líder? -pregunta Baird.
-¿Algún problema, cabo Baird? -Cole, James y Sid se ríen con eso y Baird se irrita mas-. Oye, Baird. Marcus necesitará ayuda, y tú, Cole y Dom lo apoyarán como siempre -no sé porqué, pero al nombrar a Dom me ha llegado ese mismo sentimiento de temor y miedo que en Nexus.
-Tienes razón -admite Baird.
-Ya deja de estorbar al teniente, Baird -exclama Cole-. Mejor preparemos todo para cuando lleguemos. Sé que planeas algo con ese robot otra vez.
-Cierto. Bien, tenientes, vámonos cuando lo ordenen.
Saluda de manera fanfarrona y va dentro junto a Cole. Indico a todos lo que deben hacer y hago contacto con Greg, quien me informa que el resto de Gears acepto ir, o al menos la mayoría. Les doy las coordenadas hacia Trescu, en Gorasnaya, y zarpamos.

Gears of War: ExilioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora