Acto 2 - Capítulo 5

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La alarma de Chris está por sonar, la tormenta de Kryll ya está prácticamente encima y no ha oscurecido realmente. Hemos estado corriendo durante casi la última hora que quedaba y Zeta no se ha comunicado demasiado con Walker.
Tan pronto como pienso en eso, Zeta habla con Walker y avisan que ya han llegado al orfanato y necesitan el transporte. Entonces vemos que el APC pasa una calle más adelante.
Corremos con lo último que nos queda de aliento, no queremos quedarnos aquí. Pero el APC no va solo, los Locust lo están siguiendo desde atrás.
Se empieza un combate, vuelan algunas balas y nos detenemos inmediatamente.
-Tenemos que ayudar, sorprendamos a las larvas por detrás.
Todos asienten y colocan las armas hacia enfrente. Pronto llegan otras larvas a las que atacamos en cuanto los tenemos en la mira. Estás responden al fuego, sin embargo no pueden hacer mucho y avanzamos a la calle.
Las larvas allí están distraídas y lo aprovechamos. Noto a un Gear en plena calle disparando muy valientemente, sus compañeros se cubren en costales justo a lado de la entrada del orfanato y una mujer en el APC.
La ventaja es clara, pero pronto Chris y yo divisamos a alguien llegando por detrás de Zeta, es algo enorme y no le veo hasta que las luces de la calle nos ayudan.
Es el general RAAM y me tiembla el cuerpo, pensar que estuvo a punto de matarme me hace sentir aterrado.
-James, no te quedes ahí -dice Chris-. No podrá hacernos algo ahora -aunque su boca diga eso, su cuerpo está tan tembloroso como el mío.
Asiento y seguimos acabando con las larvas, aunque un chico aparece tal cual acto de magia en la calle y se tropieza quedando expuesto. Miro más atentamente y es Jace, ese chico logró salir del banco.
Está a punto de ser asesinado por RAAM, pero uno de los Gears del pelotón Zeta va a ayudarlo, la mujer, y hace a un lado a Jace y activa la motosierra.
Eso no va a servir.
La pone sobre la armadura de RAAM, pero él ni se inmuta, espera un momento y después la atraviesa con su espada. Sale un chorro de sangre de su cuerpo y después la tira como a un costal.
Zeta voltea para dispararle y su nube de Kryll va a protegerlo al igual que con nosotros, y de pronto, llega un Reaver de color inusual.
-Alto -ordeno.
-Necesitan ayuda, James -grazna Sid.
-No, ese maldito estuvo a punto de matarnos hace rato y no arriesgaré a ninguno de nuevo. Esperemos.
Ninguna de ellas réplica y Chris se nota muy pensativo, como si algo lo aquejase.
Desde hace tiempo he notado que se reserva varios pensamientos, que guarda sus sentimientos. Sé que tal vez ya le pedí mucho durante este tiempo y probablemente necesite tiempo.
Vuelvo la vista a RAAM y monta el Reaver para escapar volando. Vemos como Zeta aleja a las demás larvas que tiene por ahí y por fin hay camino libre. Escuchamos una explosión y corremos a ver. Zeta ha pasado un puente antes de que RAAM lo destruyera.
-Vaya enfrentamiento -dice Sid.
-Vamos a ver a Wisen, deben estar dentro -les digo y veo a la mujer.
Nos acercamos y la reconozco. Una estaca se clava en mi corazón y comienzo a exasperar. Un torbellino de recuerdos del pasado me atacan, todos al unisono. Las cartas se presentan en mi vista como fotografías viejas y con ellas, las palabras se tatúan en mi piel.
-¿James? -pregunta Paris y me coloco de rodillas frente a la Gear.
-No, no, no. Tu no, Alicia...
-¿La conocías?
-Alicia, no por favor -comienzo a llorar y escucho una voz débil y cálida.
-¿Quién es? -logra articular ella.
-Alicia -respondo sorprendido-. Alicia, soy James. James de la misión en la selva, de las cartas de Halvo.
-¿James? ¿Enserio eres tú? -dice con la voz rota.
-Sí -y tomo su mano. Ella está recostada por el lado izquierdo y sangra mucho-. ¡Pronto, dame algo para la herida!
Sophie duda y Kathe es la que corresponde mi súplica y me da una venda. La pongo muy torpe en su vientre para evitar que se desangre.
-Vas a estar bien, Alicia. Resiste.
-James -dice más débil y presiona con poca fuerza mis dedos. Su piel morena se pone pálida y la sangre no para de salir de ella-. Los niños... en el orfanato... Llévalos... -se detiene por el dolor y mi corazón está apunto de estallar por la insufrible imagen de mirar a mi antigua amiga en este estado.
Antes de la guerra con las larvas, ella y yo nos conocimos y después hablábamos por castas de nuestras ciudades y lo que nos gustaba de ellas. En especial ella adora a Ilima con toda sus fuerzas. Siempre lo supe a pesar de que solo fuera tinta en una hoja. Su cariño hacia su ciudad, sus seres queridos, y en especial a su hermano menor, atravesaban a este plano haciendo que todo mi alrededor fuera más cálido. Ella es alguien especial junto a mis demás amigos Gears.
-Alicia, no te esfuerces.
-Llevalos a un lugar seguro, James... -logra decir con desesperación.
-Te lo prometo. Pero irás conmigo -las lágrimas salen con si el grifo de una llave fuese abierto. Mis mejillas me arden por esto, me hierve la cara por la impotencia que ahora siento.
-James -dice presionando mi mano poco más fuerte-. Que alegría escucharte. Por favor, cuídate.
Su mano me suelta y ella se recuesta en el asfalto. Toda la sangre que ha podido, la ha dejado y la muerte se la lleva. Eso hace que mi mente se quiebre de nuevo y grito de desesperación como no lo había hecho hace años.
-¡Malditas larvas! ¡¿No ha sido suficiente con quitarme a mi familia?!
Los demás intentan tranquilizarme hasta que Chris me toma de los hombros y grita muy fuerte, lo que me saca de mis pensamientos. Lo veo y tiene los ojos rojos, como si hubiese llorado lo mismo que yo.
-Lo siento, James. Nunca la había visto más que en fotos y leído sus cartas, pero ahora tengo idea de la persona que era. Esa chica tan amable y cálida que era tu amiga. Lo siento... -quiebra en llanto y yo con él.
Eso termina en cuanto la alarma en el reloj de Chris suena y anuncia que ha iniciado la tormenta. El cielo ya estaba oscuro, pero no había Kryll. Ahora van como una colmena de avispas enfurecidas de un lado a otro, pero no podrán hacer nada a ninguno mientras estemos en las luces de la calle.
Me levanto con su ayuda y me despido de Alicia y dejo sus medallas para que Kim se las lleve. Agradezco a Chris y tomo a Alicia una vez más de la mano y la beso para la eterna despedida. Otra vez siento como mi corazón se rompe, pero tengo una promesa que cumplir. Miro mi alrededor y allí está el APC intacto
-Hay que tomarlo, saldremos de aquí en eso -exclamo.
-Buena idea -dice Chris y va a este, ellos cuatro suben y les pido que esperen para que vaya por los niños. Todos aceptan. Paso a Alicia y un arco con el nombre del lugar. Subo unos escalones y toco a la puerta.
-Wisen, ¿están allí? Tenemos el APC y queremos llevar a los niños que podamos.
-¿Quién es? -abre rápidamente y noto al señor con una gran entrada en la cabeza y el cabello a sus lados es blanco. Su piel oscura y cara cuadrada dejan ver que no es tan viejo como parece.
-Soy James Collins, mi hermano y familia estamos a punto de irnos en el APC, pero podemos llevar a los niños. Lamento decir que otros deberán esperar a Zeta.
-Es estupendo. Llévalos.
-Entonces, rápido.
Wisen abre y los niños de entre cuatro y quince años salen. Son un total de siete, lo que me hace preocuparme y miro a Wisen que me presenta la cara de pena más marcada que he visto. Para ser un orfanato, y en tiempos de guerra, hay muy pocos niños. Los llevo adentro del vehículo sin decir otra cosa. Kathe los organiza junto a ellas y Sid los entretiene. Wisen me agradece y nos despedimos. Entro al APC y cierro, Chris acelera y con ayuda de Sophie sale de la ciudad.

Gears of War: ExilioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora