Acto 5 - Capitulo 10

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Veo a Chris y está con un batallón de Gears y en medio el ministro Howard y el presidente Thompson trayendo unos lindos grilletes.
–No eres más que basura, Howard, igual que toda la Coalición.
–Aquí solo vine por la paz, Thompson, si no logras comprenderlo, entonces…, estamos perdidos. Muchos años de guerra. Ya me canse de eso, por eso evitaré a cualquier costo una nueva guerra.
–Basura Gear –exclama Thompson en su idioma.
Me coloco a un lado de él, Scott está a su lado junto con Taylor, Gill se pone a mi derecha y Sid a la derecha de Gill. Subimos a las camionetas y unos APC para dirigirnos al punto muerto de Gorasnaya. Evitamos trampas gracias a Gill y por fin llegamos. Bajamos de los vehículos.
Veo a Edwin y otros soldados detrás  y a su lado, noto que enfrente tiene a Carter y las gemelas, pero no parecen tener miedo.
–Puntual –exclama–, como siempre, James.
–Ya lo sabes, Edwin, no llego tarde.
–Bueno, ahora iniciemos. Quiero ver al presidente Thompson.
Chris lo agarra de un brazo y lo pone enfrente.
–Bien hecho, ahora entréguenlo y les daremos a los niños. Pero antes quítenle los grilletes.
Chris se los quita y el presidente Thompson avanza hacia él
–Bien hecho, general Johnson –se masajea las muñecas.
–¿"Bien hecho"? ¿Solo eso me dirás luego de sacarte vivo? –habla en Indie.
–No puedo decir más luego de que dejaste que un par de Gears se colaran aquí. ¿Enserio nunca tuviste sospechas de ellos? Me parece que sí y lo escondiste.
–Sí tenías todas esas sospechas de mi, ¿por qué no matarme?
–Es simple, no quería. Es mejor mantener a tu enemigo cerca y saber lo que va a hacer antes de que lo haga.
–Eso es cierto, por eso también te mantuve cerca.
–Me lo imaginé. Cómo sea... Soldados, lleven a Johnson a una celda.
–Algo interesante es cuán leal puede ser tú ejército.
Noto a Thompson inquieto, está plantado en su sitio y no hace más que respirar.
–¿Nunca pensaste que un Gear podría convencer a todos de seguirlo?
–Inposible.
–No sí tienes aliados. Alexander.
Gill inmediatamente reacciona con eso y me da la mano. La sostengo fuerte para que intente mantener la compostura.
–Nadie desea seguir más a un viejo senil lleno de rencor. No nos va a los más jóvenes.
–Maldito...
Edwin saca una pistola Boltok y le da en la cabeza, todos a mí alrededor se sorprenden, excepto Scott, Chris y yo, nos lo había anunciado ya.
–Él era un idiota, así que hice lo que los demás querían –vuelve al Tyrano.
También querían, esa frase me aturde de solo pensarlo. Ahora el cielo se torna gris, como si estuviera enojado con nosotros. Se avecina una Llamarada.
–Ahora dame a los niños –exclamo.
–No, espera. Tengo otra idea. Ministro Howard, ¿podría tomar el lugar de Thompson por estos niños? –muchos se oponen al instante, Howard se mira pensativo pero con una expresión llena de frustración–. Tic, toc –apunta su pistola a Kathe.
– ¡No lo hagas! –grito.
–Yo me ofrezco –grazna el Ministro Howard.
De inmediato le veo y parece muy decidido, su expresión cambio totalmente. Me da un vistazo y asiente con la cabeza para que lo acepte.
–Déjalos ir.
–Espera –interrumpe Chris–. ¿Por qué quieres al Ministro?
–Sencillo, negociar los términos de evacuación de Halvo Bay no se podrían realizar sin su actuar.
–¿Evacuación?
–Así es. Thompson era un estúpido al querer destruir a la COG. Yo no pienso eso. Solo hay una cosa que quiero y es destruir Halvo Bay, lo decidí en cuanto los ví a ambos. Y no soy el único, hay muchos que desprecian al Espectro y Ojo Letal, más sabiendo que ellos fueron los que provocaron lo del misil aquí.
Siento miradas de odio detrás de esos cascos, el ambiente se viene en picada y me hace sentir fatal. Chris está igual, ambos maldecimos ese día en que perdimos a Tom y Harry, el día que provocamos la muerte de muchos.
–Howard, será mejor que te des prisa.
–Claro.
El ministro se aleja de nosotros y va a colocarse frente a Edwin. Él hace que liberen a los niños y enseguida mis gemelas vienen a mi, Carter mira un poco a Howard y este le da una sonrisa sincera. Él continúa hasta llegar con Chris y abrazarlo.
–Negociar es lo que quieres...
–Por supuesto. Queremos amnistía, todos y cada uno de nosotros. No deseamos guerra, es solo algo que Thompson no superó.
–¿Amnistía? ¿A cambio de destruir Halvo Bay?
–Así es. ¿No hay problema, o sí?
–¿Cómo piensas que el resto del mundo los verá cuando sepan que ustedes destruyeron un Asentamiento entero.
–Fácil, nadie de ustedes saldrá con vida de aquí.
– ¡Disparen! –grita Chris.
Me tiro al suelo con ellas, los soldados de Edwin caen y él toma al ministro de escudo.
– ¡No me hagan matarlo! –grita–. Todas las unidades ataquen –habla por su comunicador.
Se oyen Khimeras acercándose aunque no serán muy efectivas, el viento ha comenzado y está horriblemente fuerte, el tornado ya se formó a medio kilómetro de aquí.
– ¡Todas las unidades ataquen! –grita Scott por el comunicador.
¿También tenemos refuerzos?Veo a Sid y dispara al ministro, lo que provoca que caiga al suelo, Edwin se sorprende y hecha a correr.
Me acerco a Howard y está sonriendo, como si la herida no estuviese. Me coloca su mano en el pecho y pide que terminemos esto aquí antes de que haya muertos.
–Ministro...
–Hágalo, Davis. Confiamos en ustedes...
La luz se aleja de sus ojos y su expresión al fallecer es la de alguien que murió como lo deseo.
Me levanto y voy por Edwin, es lo que Howard quería, su última voluntad. Los demás soldados son eliminados y aprovecho una grieta entre el combate.
Noto un sonido detrás de mí, es Gill, me está siguiendo, sonríe y yo igual. Suelto el arma que traigo ya que me estorba, veo que se dirige al lugar del lanzamiento del Martillo en una Mula y veo otra y subo, Gill conmigo. Corremos detrás de él cortando el feroz viento y los rayos comienzan a caer. Ahora tenemos muros tormenta por doquier y vemos muchos edificios destruidos. Avanzo más rápido sin perderle pista, entonces Gill me indica por dónde llegar más pronto y tomo un desvío.
Esquivo escombros y autos enmedio de las calles apocalípticas de aquí. De inmediato veo el lugar de lanzamiento y a Edwin llegar allí.
Él entra por una puerta, y nosotros lo seguimos esquivando demasiados rayos. Al pasar  está oscuro y no hay más camino para la Mula. Descendemos y bajamos unas escaleras, entramos por un pasillo donde apenas logramos ver algo. Continuamos con cautela hasta divisar una puerta y forcejeo para abrirla, pero es inútil.
–Descuida, cariño, es de acceso. Yo aún debo estar en el sistema, después de todo, nadie movió casi nada aquí desde que Karn nos venció y mucho menos creyeron que yo estaba viva.
Aprieta algunos botones y se abre; ahora sigo un pasillo largo y a lo lejos miro a alguien. Sigo, si estoy en lo correcto, Edwin intentará lanzar el ataque del Martillo a Halvo y morirán muchos.
Veo la silueta más de cerca y es Alexander que está tirado en el suelo, hay sangre con él. Lo veo y Gill se altera, la herida está en el costado, analizo y noto que no morirá.
–Gill, aprieta fuerte aquí –señalo–, y quédate con él, yo me encargo de Edwin. Asiente y me voy alejando.
–James –exclama Alexander–, Edwin ya no podrá lanzar el ataque, bloquee el acceso de todos menos el mío, toma estos números y has lo que tengas que hacer.
–Bien, avisaré de una vez. Scott, Chris, ¿me escuchan?
–A duras penas, James –es Chris–, ¿qué pasa?
–Tengo el control del Martillo, ya no deberíamos tener problema con ello.
–Entendido. Nosotros logramos contener el misil en el silo, solo la Llamarada –me alegro en parte y sigo.
Voy a la puerta que tengo enfrente, paso y ahí está él, golpeando botones en la consola.
–Es inútil, han bloqueado todo acceso –digo en Indie.
– ¡No! –responde de igual manera–. ¡No puede estar pasando!
–Pues está pasando.
– ¡No! –saca la Boltok–. Todo es tú maldita culpa, James, si no te hubieras entrometido…
–Si tú no te hubieras llevado a mis hijas tal vez hubieras triunfado –saco la pistola cañón corto que traigo en el pantalón–. ¿Y sabes...? No me malinterpretes, hay cierta belleza en tú resistencia –se pone más furioso–. Ahora baja el arma.
–No, esto no va a terminar como tú quieres –volvemos a nuestro idioma natal.
Dispara el arma y no tiene munición,yo corro a embestirlo, él golpea mi espalda y estómago. Me suelto y golpeo su Boltok y cae lejos.
Me golpea la cara y la siento caliente, hago lo mismo y me derriba, mi arma cae y doy al muro del otro lado, lo golpeo contra la pared y queda aturdido pero me patea la cara y caigo, él se desequilibra y da hasta el otro lado de la habitación, veo que toma la cañón corto que traía y me detengo.
–No dejas de joder desde que te conocí. Ahora, dame una razón para no disparar ya.
Maldita sea.
–Tengo acceso a la consola.
–Vaya, eso sí que es conveniente. Dame el acceso y prometo que será una muerte rápida y sin dolor.
–No será como quieres. Te daré el código de acceso desde aquí.
–No estás en posición de pedir nada.
–No, pero el código está en esta hoja y recuerdo muy bien los números –la saco y destrozó en tantos pedazos como puedo para darme más tiempo.
–¡Imbécil! –se prepara para disparar y lo detengo.
–¡Te acabo de decir que tengo el código en mi cabeza! –se detiene y golpea otra vez la consola.
–Muy bien, tienes unos segundos más de vida. Dímelo ahora.
–Bien –me muerdo la lengua por la impotencia de tener que hacerlo.
Sería fácil solo morir y dejarlo hasta aquí, pero tengo a mis hijos, Gill y familia que no podrían soportar mi muerte. Tengo que hacer algo.
–5-0-5-1-2-5-1 –él coloca los números enseguida los dictó y tiene acceso a esta.
–No estabas de fanfarrón, si lo sabías. Ahora...
Me apunta y por impulso tomo mi navaja y se la lanzo. Él acciona el gatillo y cierro los ojos para sentir un dolor en el hombro izquierdo. Observo y me dió allí, a él lo veo con la navaja incrustada en el pecho y luce sorprendido.
Con poca fuerza va a la consola y teclea. Voy rápido y lo detengo, pero ha accionado el Martillo.
Él se ríe con dolor en el suelo y me irrita hasta la médula.
–Eres pésimo disparando.
–Y tú morirás aquí...
–¿Cómo?
–Moví el lugar de impacto hacia aquí...
–¿Qué? Tú, maldito.
–No podrás pararlo a tiempo, James... Todos ustedes morirán conmigo...
Observo como su cuerpo pierde fuerza y la vida hasta que hay un charco de sangre que le empieza a rodear.
Caigo al suelo de rodillas tan fuerte que el dolor me inmoviliza. Siento un dolor inmenso en el pecho, me arden las venas, como si hubiera un infierno dentro de mí, siento como si una aguja me picará el corazón y me duele al respirar, mis costillas aprietan mis pulmones y siento que podrían reventar en cualquier momento, a cada respiro.
Tranquilízate, ya se va a quitar.
Espero un minuto y el dolor es menos, puedo moverme mejor poco a poco, me levanto y llamo a Scott para advertirles. Entienden y comienzan la retirada. Salgo y veo a Gill cargando a Alexander con dificultad. Me acerco.
–Yo te ayudo, ahora huyamos, queda muy poco tiempo.
–¿Lo lanzó aquí?
–Supongo que sí, pero podría haberlo hecho en otra de las ciudades. No hay tiempo para saber.
Avanzamos y veo el costado de Alexander el cual ya no sangra tanto. Gill abre y después subimos las escaleras, Alexander gruñe por el dolor y esfuerzo. Logramos salir y Chris nos espera en un auto con Scott en otro, aún continúa la Llamarada, pero el muro tormenta ya no.
Nosotros abordamos y dejo a Gill con él. Estoy en la parte delantera con Chris y él arranca; en el camino hay soldados rebeldes que disparan contra nosotros.
– ¡Cúbrete, cariño!
Disparo contra ellos, los soldados son menos y logro ver el pequeño bosque, los demás ya han partido al igual que los Ravens.
–Sosténganse –avisa Chris–. Hay obstáculos y tendré que esquivarlos.
Volteo a ver a Gill y Alexander se ha recargado en ella, me sonríe y da la mano. Sonrío y veo que Alexander frunce el ceño, no le agrada la idea de que yo sea el esposo de ella y a mi menos que la vea con ojos de deseo, es mía.
Me suelto cuando Chris salta un bache y me sostengo, hay árboles tirados y hace que el carro salte, pero llegamos al límite de la isla y bajamos del auto.
Ayudo a Gill con Alexander y avanzamos a uno de los APC, Sophie y Kathe vienen con Scott y Chris, a lo lejos noto a Sid y Taylor con los niños.
Alexander se mueve al frente de mí. ¿Qué no estaba herido para moverse mucho? Siento que algo atraviesa mi abdomen, como si algo me hubiese picado y ahora comienza un dolor grande, miro y es un cuchillo que trae él. La sangre gotea por la cuchilla y sus dedos y lo veo al rostro.
Retira el cuchillo y Sophie y Kathe que lo tumban al suelo, Chris lo detiene y yo caigo, Gill viene y hace que mí cabeza se apoye en su brazo. Habla, pero no oigo nada por el dolor, Sophie y Kathe hacen lo mismo. Scott me levanta y me lleva a donde estacionamos los APC, camina rápido y me sube al vehículo.
Al llegar, Taylor y Sid me reciben y me dejan en el suelo del mismo cuidadosamente. Alice se acerca y tiene los ojos rojos, la tomo de la mejilla como puedo y dejo caer la mano en la herida y duele. Vuelven a cargarme y me acomodan ahí mismo.
Gill me observa con mis hijas. Veo lo que puedo de la isla y este APC se mueve no sin antes dejar subir a dos personas. Gill me besa y se mueven. Se cierra y ya no veo la luz del atardecer, solo veo algunas luces dentro de esta cosa.
¿Este es mi fin? ¿Así acabará? ¿Dejaré a Gill y a mis hijas solas?Veo a los médicos, tienen armaduras, una es una mujer de cabello rubio, es Ely y no puedo evitar sonreírle. El otro es un hombre que tiene cabello oscuro, unos ojos color avellana y la piel oscura.
El hombre me amarra la herida con lo que puede y presiona fuerte y me quejo, ahora Ely toma estimulante y lo esparce sobre mí y me siento más aliviado, aunque la herida sigue ahí. Uno me inyecta y ya no siento el dolor punzante, pero siento que estoy perdiendo este duelo contra la Muerte, ya no tengo las fuerzas.
Cierro los ojos no sin antes escuchar a los Martillos atacar Gorasnaya.

Gears of War: ExilioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora