Acto 3 - Capítulo 4

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Avanzamos varios minutos recorriendo Ilima. No encontramos más que cadáveres de los civiles y otros gritaban a lo lejos. Tendré que cargar con eso también.
–Oye, ¿y al menos sabes por donde tenemos que ir para alcanzar a Delta, Sid?
–La verdad no, déjame le pregunto a Hayley. Hayley, ¿me escuchas? Aquí Sid.
–Sid, ¿cómo les va? ¿Tienen algún problema?
–La verdad sí, ¿sabes por dónde debemos ir para alcanzar a Delta?
–Claro, tenemos que ir por el cementerio. Eso fue lo que me dijo Kathe, ella reconoció unos edificios y supo por dónde iba Delta.
–Por el cementerio de Ilima, ¿verdad?
–Sí, por ahí están ellos.
–Entendido, Hayley, gracias. Oye, cuídate mucho, ¿sí?
–Claro, Sid, tú también, por favor.
–Claro. Cambio y fuera.
–Con que el cementerio, ¿eh? –le pregunto a Sid.
–Ah… Oh, sí. Por ahí va Delta –contesta algo distraído.
–Muy bien. Sophie, ¿sabes por cuál lugar de Ilima estamos? La verdad yo no sé por dónde carajos vamos. No reconozco ningún lugar.
–Oh sí, espera –empieza a observar el lugar y determinar sí reconoce algún edificio para saber por dónde ir–. Ya sé, ese edificio lo reconozco, ahí iba de vez en cuando a ver el cielo y de ahí se miraba a lo lejos el cementerio. Vamos por aquí.
–Bien, equipo, sigamos a Sophie.
Empezamos a seguir a Sophie, de nuevo ella es nuestra guía en esta ciudad. Avanzamos y notamos más adelante que ha habido una batalla contra los Locust, pero hay pisadas por ahí. De pronto Hayley se comunica.
–Sid, aquí Hayley. Tienen que apresurarse. Los Locust… ah, no sé, pero apresúrate, Delta se está alejando de nosotros, y por lo que noto, ustedes están más lejos.
–Descuida, Hayley, estamos cruzando el puente, iremos enseguida.
–Bien, solo apúrense por favor. Y cuídate mucho.
–Eso haré, tu igual. Cambio y fuera.
–Entendido, ya escucharon, ¿verdad, James?
–Sí, vamos, chicas, esto no es un día de campo y menos un entrenamiento. Tenemos ir ya.
–Claro, solo que ya me cansé –contesta.
–No deberías cargar tantas cosas, deja el francotirador –le digo–. Solo te estorba.
–Pero tengo que llevarlo.
–Descuida, de seguro encontraras algunos por ahí.
–Este francotirador significa muxho, déjame llevarlo –pone esa cara de ternura con la que pretende persuadirme, está muy apegada a esa arma.
–De acuerdo, pero Sid y yo cargaremos algo de tu equipo médico, ¿qué es lo otro que más te pesa?
–Gracias, James.
–No agradezcas, mejor date prisa.
–Bien, ¿qué me llevo? –pregunta Sid.
–Esto –señalo la mochila–, yo me llevaré el resto.
–Bien, vámonos, que nos dejan –dice Paris.
Corremos y Sophie ya no tiene más problemas con el peso, pero en unos minutos encontramos unas cosas, parecen jaulas o algo así. Y de repente vemos a un Gear muerto.
Me acerco a estás cosas, parecen de la Era de Plata. Cápsulas muy semejantes a las Damas de Hierro. Abro una y de allí cae el cadáver de un hombre todo apaleado, torturado. Sophie y Paris gritan del impacto y Sid contiene su asco.
Al parecer las larvas empezaron a aprisionar a la gente que encuentran. No tengo idea de qué pasa y menos el motivo por el que encierran, pero creo que por eso Hayley estaba nerviosa al hablar con Sid.
–Vámonos –digo en tono nervioso.
–Claro… Vamos –contesta Paris de igual forma.
Ciertamente no acabo de recibir sorpresas en esta guerra.
Ahora está parte se nota más distinta, como un camino de montaña que sube y baja y por fin veo el techo de aquí. Hay estalactitas. Hace frío y Paris lo resiente
Seguimos corriendo y adelante ya no hay camino y nos preguntamos cómo fue que ellos lograron seguir, de repente llega una Barcaza de Ataque , un vehículo que se sostiene del techo con maquinaria y lic como un funicular, eso resuelve mí duda.
–A cobertura, tomaremos esa Barcaza para avanzar.
–¿Pero cómo le haremos, James? –pregunta Paris.
–Igual que Delta y los demás, la tomaremos a la fuerza.
–De acuerdo, pero silencio –dice Sid–. Están bajando unos Locust.
– ¡A la mierda el silencio! –les digo–. ¡Tomen la Barcaza, equipo!
Empezamos a combatir a los Locust. Disparos cruzados por todo el lugar, la verdad no es tan difícil, los Locust no esperaban esto. Terminamos con ellos y subimos a la Barcaza.
Vamos al nivel más alto y vemos los controles, examino y veo un botón, lo oprimo y avanza, parece que sabe por dónde ir.
Justo delante nos estorba otra de estas cosas, tenemos que tomar otra barcaza o chocaremos.
–James, no tenemos oportunidad –dice Paris.
–Claro que sí, viene una Barcaza por el otro lado. Cuando este cerca, la tomaremos.
–Suena bien, hagámoslo –exclama Sid.
La Barcaza se aproxima lo suficiente y se detiene enfrente de nosotros. Los Locust atacan, pero pronto terminamos con ellos. Cruzamos a la otra Barcaza y avanzamos, pero aparece por un elevador de la Barcaza un Grinder. Es como un Boomer, pero este trae un tipo de casco alto y una Mulcher —que es una ametralladora— en vez de un lanzagranadas.
– ¡Acaben a la larva!
Todos apuntamos a él, aunque la verdad tenemos que cubrirnos para que no nos pase nada. Veo a Sophie y no duda y con el rifle francotirador le vuela la cabeza.
–Ay, lo siento. Te faltaba un recorte de la parte de arriba–dice Sophie sarcásticamente.
–Buena esa, pequeña –le digo.
–Avancemos, amor, ellos no deben estar lejos.
–Claro –asiento y voy a los controles.
Seguimos avanzando y la Barcaza por fin se detiene en otro punto. Bajamos y vemos que hay Locust muertos, excepto uno que está agonizando y arrastrándose.
–Oh no, no lo harás –exclama Sid y se acerca a él–. Alguien tiene que pagar por hundir Ilima y ese serás tú.
Lo patea para ponerlo boca arriba y enciende la motosierra. Mete en la garganta la sierra para darle una ejecución. Me aparto ya que sale sangre a montones y él vayabque termina manchado.
–Creo que no se quitara –dice asqueado.
– ¿Terminaste? Vamos, Sid, tenemos que alcanzarlos.
Cuando avanzamos unos pasos, se escucha una comunicación entre Control y Delta.
–Control, no sé qué diablos está pasando aquí abajo, pero las tácticas de los Locust han cambiado. Están capturando prisioneros, torturándolos... Maldición, no sé qué más.
–Estoy recibiendo noticias similares. Marcus… es horrible. ¿Encontraron a Baird?
–Sí, tenemos a Baird, también encontramos a Tai… No lo logró.
–Recibido, Delta. Tengo un Raven en camino. Tienen un nuevo objetivo, les diré más sobre la marcha. Y en cuanto a Tai… Lo siento, Marcus. Era un buen hombre.
–Sí, lo era. Gracias, Anya. Delta fuera.
Es horrible lo que escuchamos y mucho más tratar de procesarlo. Los Locust empiezan a capturar a las personas y a torturarlas. No tengo ni la más mínima idea con qué motivo, pero lo hacen, de eso no hay duda ya que Tai ha muerto. Era un buen hombre que es conocido por lo de las Islas Irohma. Pero al menos ahora descansa en paz y Baird ya ha sido rescatado. Ahora el objetivo es alcanzarlos para escapar en el Raven que viene en camino.
Así podríamos salir de esta maldita locura de una vez por todas.
–Bien, equipo, tenemos que correr para alcanzarlos –exclamo–. Ya escucharon, un Raven viene en camino y podría ser nuestra última opción para salir de aquí.
Asienten y corremos. Sid va trotando y se comunica con Hayley para saber su posición.
–Hayley, ¿me recibes?
–Sid, que bien, creí que no encontrarían la forma de seguir.
–Afortunadamente tomamos una Barcaza de Ataque y seguimos en marcha. ¿Ustedes dónde están?
–Siguiendo a Delta, aunque nos detuvimos para escuchar a Control.
–Sí, es horrible lo que dijo.
–Sí...
–Pero bueno. Tenemos que ir para marcharnos en el Raven que viene en camino.
–Sí, Sid, los mantendremos informados de nuestra posición.
–Bien, Hayley, cambio y fuera.
Seguimos corriendo varios minutos más por la Hondonada y dicisamos que hay otra parte de la ciudad caída y de repente notamos que ahí están Chris y los demás y ellos también nos miran.
–Ahí están Chris y los demás.
–Sí, ¡vamos rápido! –dice Sophie alegremente.
Caminamos a ellos y los saludamos como si no los hubiéramos visto en años.
–Hermano –exclama Chris.
–Chris, me alegra tanto verte –le contesto.
–Al parecer lograron salir bien de todo –comenta Kathe.
–Sí, ven acá. Me alegra verte –se acerca a mí y la abrazo.
–A mí también me alegra verte, James.
– ¡Hermana! –dice Sophie–. ¡Me alegra verte!
–A mi igual, Sophie. Paris, ven acá y también tú, Sid –se abraza con ellos alegremente.
–Diana, es un alivio que estés bien –le digo.
–También a mí me alegra verte de nuevo, James –me abraza y su hermana se acerca.
–Eres un tipo duro de roer, ¿eh, James? –exclama mientras se quita el casco y se coloca sus gafas.
– ¿Por qué lo dices? –pregunto.
–Por la herida que tienes en el brazo –y la señala
–Ah, eso. No es nada, solo un rasguño.
–Eso se ve. ¿Y Sid?
–Allá con sus hermanas.
Sid voltea y va rápido a abrazarla.
–Me alegro que estés bien, Hayley.
–Me tratas como a una niña, Sid.
–Perdón, simplemente estaba preocupado. No sé qué haría si te lastiman.
–Sid, me avergüenza que lo digas en voz alta.
–Sí eres un niña –da una risita y ella lo golpea "ligeramente" en el vientre.
–Recuerda quién es el mayor de los dos.
–Siento interrumpir el hermoso momento –comenta Chris–. Pero tenemos que movernos.
–Tienes razón –apoyo a Chris–. Ahora, ¿qué edificio sería ideal para un punto de extracción?
–Yo digo que ese –señala Kathe–. Es el más alto y seria en el que yo pensaría para extraer a alguien.
–Tienes razón, pero espera. Creo que hay una comunicación, Sid confírmame.
–Voy, espera, recibo algo. ¿Y tú Hayley?
–Deja me pongo el casco –se lo coloca–. Sí, recibo algo.
–Delta, aquí KR Uno Nueve. Veo humo.
–Recibido, Uno Nueve. Delta listo para la recogida.
– ¿De dónde viene la señal, Sid? –le pregunto.
–No lo sé.
–Seguramente de aquel edificio –responde Hayley.
–Bien, ese es el edificio que Kathe dijo que sería bueno. Vamos, hay que irnos de aquí –les digo.
Empezamos a correr hacia allá, pero Locust aparecen y nos entretienen, aunque son pocos y podemos terminar con ellos rápido.
El edificio está en llamas en ciertas partes y luce grande, aunque no sabría determinar para que lo usaban.
De repente vemos al Raven llegar y con él, llega ese gusano gigante. Eso hace que tengamos que correr a cubrirnos.
– ¡Date prisa, Uno Nueve! ¡Tenemos que salir de aquí ahora mismo!
Escuchamos que Marcus hace que el KR Uno Nueve se apresure para sacarlos, pero ese gusano va a ser un verdadero problema. Notamos que el Raven apenas puede salir antes de que el gusano pueda tragarlos o fuera lo que fuera a hacer. Pero esa cosa es insistente y logra engullir a todos.
–Por Dios… se tragó a Delta. ¡Ese maldito gusano se los trago! –grita Sid.
–No puede ser... –exclaml–. Ya no podemos hacer nada.
El gusano se va después de tragarse a Delta y a KR Uno Nueve, pero cuando el gusano se va, llega ese Kantus en su Hydra.
–James, ahí está ese Kantus de nuevo –dice Paris susurrando.
–Sí. ¡Hay que cubrirse, equipo!
–Demasiado tarde, James –comenta Chris–. Locust nos atacan.
Las larvas empiezan a llegar y atacarnos, pero ese maldito Kantus no se va, sigue observándonos desde su Hydra.
–Esto esta feo, James –dice Chris–. Tenemos que salir ya.
– ¡Lo sé! Pero no se me ocurre nada.
–Pues pensemos en algo o podemos decirle hola a la muerte.
–Dejen de hablar y mejor pónganse a disparar –exclama Diana.
–De acuerdo –contesta Chris.
–James –me llama Paris–. Podemos con ellos. Ya no llegan más.
–Bien –exclamo–. ¡Denles con todo, equipo!
Empezamos a disparar y vencer a los Locust y noto que eso hace enojar a ese Kantus. Tanto que baja a la batalla y ataca a mi hermano.
– ¡Chris, enciende la motosierra! –le grito.
Ese Kantus se acerca a él y lo ataca, pero Chris logra combatirlo con la motosierra.
– ¡No te quedes mirando, James! –dice Diana–. ¡Ayúdalo por favor!
–Claro. ¡Nos vemos de nuevo, eh, larva!
Me acerco y lo ataco con mi motosierra, aunque como ya sabía, reacciona muy rápido. No duda en voltear y defenderse, pero Chris también reacciona y no duda en atacarlo. Aunque el Kantus coloca de forma horizontal su bastón y se defiende de nosotros al mismo tiempo.
– ¡Eres un maldito hija de puta! –exclama Chris.
– ¡Esta no es una larva como las otras! ¡Esta es igual o más inteligente que el mismo general RAAM!
–Ya veo.
La larva se sigue defendiendo, aunque no puede con dos al mismo tiempo y no duda en retroceder.
– ¡¿Alguna de ustedes tiene una granada de humo?! –escucho a Paris gritar–. ¡Eso es lo único que la podría hacer huir!
–Claro –dice Sophie–. Aquí tienes.
– ¡Chris, James, cúbranse! –grita.
Nos cubrimos y la granada explota en la cara de ese Kantus, y exactamente eso hace huir a la larva, como dijo Paris. Pero la larva es perseverante y no duda en llamar a más larvas.
¡Ya muérete! Grito en mi cabeza.
–Maldita sea. Vienen más –exclama Sid.
–Lo sé, pero tenemos que matarlas –contesto.
–Son muchas –comenta Diana.
–Tenemos que poder… No estoy dispuesto a perder a mí familia.
–Tiene razón –grazna Paris–. James y ustedes son la única familia que me queda y créanme que lucharé por sobrevivir junto a todos.
–Yo igual –exclama Kathe.
–Y yo también –agrega Sophie.
–Bien, entonces…
De repente esa larva vuelve y golpea a Chris, Diana, Hayley y Sid con su bastón para alejarlos de nosotros. Cuando caen los Locust los someten y se los llevan.
– ¡Chris! –grito como nunca porque se llevan a mi hermano y al resto de nuestra familia–. ¡No! Iré por ellos –digo.
Empiezo a correr hacia ellos y Paris me detiene.
–No, James. No vayas.
– ¡Se los están llevando!
–Lo sabemos –dice Kathe–. Pero si queremos ayudarlos tenemos que esperar –repone alterada.
–¿Cómo pueden decir eso?
–Tienen razón, James –agrega Sophie–. Si los queremos ayudar lo haremos bien y sin arriesgarnos a que nos lleven a nosotros también.
– ¿Pero cómo la haremos, Sophie?
–Sencillo –dice Kathe–. Hayley lleva el casco y con la señal del comunicador los podremos rastrear.
–Suena bien, ¿pero con qué casco?
–Con ese –dice Paris señalando al suelo. Giro el cuerpo–. Se le cayó a Sid cuando fue golpeado por ese Kantus.
–Bien, ¿cómo le harás, Kathe?
–La verdad, no lo sé.
–Ah, genial. Entonces estaremos siguiendo a un fantasma, ¿eh?
–Amor, no te pongas así, cálmate. Respira fuerte.
Empiezo a respirar hondo, siento que estoy ardiendo en ira. Mi mente me grita que debo ir ya, pero debo calmarme y buscar una solución. Chris depende de mí para sacarlo de allí.
Algo que él hizo fue interferir un satélite y adueñarse de él, con este determina la posición de una señal con un artefacto. Pregunto por este y Kathe indica que está entre sus cosas ya que Chris confío en ella para resguardarlo.
Comienzo a buscar su señal, debe ser la más cercana. Pronto el satélite lo localiza ya a una distancia prolongada a nosotros, pero podré seguirlos así, sin embargo ¿cómo lo haré?
Necesito ir en transporte si lo quiero alcanzar a dónde sea que vaya. Medito varios minutos y llega una idea a mi mente–. Ya tengo una idea.
– ¿Cuál? –pregunta Sophie.
–Nos comunicaremos con Control para que nos ayude.
–Espera, ¿esa es tú idea? –exclama Kathe incrédula.
–Sí, Kathe. ¿Tienes una mejor?
–Ustedes evitan a la COG para que no los encuentren. ¿Te parece buena idea?
–No. En cuanto descubran quién soy, me van a llamar y hacer preguntas. Podrían hasta matarnos por desertar, pero es la manera más eficaz de ir tras ellos. Conozco también a la mujer en Control, la teniente Anya Stroud. Fue en una reunión de tenientes ascendidos que la vimos por primera vez allá en Ephyra y socializamos bien. Espero que siga siendo la.mujee gentil de entonces.
–Sí ambos la conocen y crees que nos ayudará, entonces hazlo –exclama muy segura Kathe.
–De acuerdo.
Tomo un comunicador especial en mis cosas, es uno que Chris configuro para poder hablar con las altas esferas por si llegábamos a necesitar ayuda o algo similar y está situación lo amerita. Aunque de verdad este en total pavor en mi interior.

Gears of War: ExilioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora