Capítulo 4 "Miradas"

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Tras calmarse un poco, Jaz se dispuso a hacerle el cuento de lo sucedido a Mona, la cual le sirvió una taza de té
-Ah, mi niña, ya sabes cómo es él- le dijo la señora
-Sí, lo sé. Si la bronca la tengo conmigo por haber abandonado todo por venir a verlo- apretando los puños contra la mesa, de lo furiosa que estaba
-Es tu padre-
-A veces no lo parece... No sabes cómo extraño a mamá- mientras salía una lágrima de sus ojos
-Yo también la echo de menos- triste
-Si ella hubiera estado viva cuando aquello las cosas hubieran sido diferentes. Hubiera tenido alguien que me defendiera- exclamó Jazmín
-Estaba yo- dijo Mona dándole la mano
-Sí, Mona, lo sé y te lo agradezco. Pero vos sola no podes con ese retrogrado-
-Ten paciencia- con una sonrisa llena de esperanza
-¿Paciencia? ¿Más de la que tengo?- molesta
-Vas a ver como todo va a cambiar para bien. Solo hay que ponerle un poco de amor- dijo Mona apretando su mano
Tras hablar con Mona, Jaz salió al portal a tomar aire. No aguantaba más esa situación con su padre. Llevó sus manos a la cabeza y soltó un soplo de aire, lanzándose sobre el sillón que había en el portal.
En ese momento sintió el sonido de una camioneta pasando por el frente de la casa. Alzó la vista curiosa hacia la calle. Fue en ese momento en el que sintió que el tiempo se había detenido.
En una ráfaga de tiempo su mirada se encontró con un rostro muy familiar. Dentro de aquella vieja camioneta se encontraba la parte más secreta de su pasado. Florencia Estrella era el nombre de aquella morocha de ojos marrones que la miraba sorprendida.
Aquella diosa con cara de mujer, hizo que la garganta de la pelirroja se secara
-Flor- susurró nerviosa, levantándose de golpe
La morocha tuvo la misma reacción. Sus ojos se abrieron como dos agujeros negros. Su cara mostraba un desconcierto total.
Sus miradas se conectaron en mini segundos. Pero cuando Jazmín iba a reaccionar, la camioneta se alejó, llevándose a Florencia con ella.
¿Era realmente ella? Sí, lo era. Su corazón se lo aseguraba. Era Florencia Estrella.
No pudo evitar que sus ojos se humedecieran y su cuerpo temblara sin parar. Sujetó su pulsera con una sonrisa melancólica y se quedó mirando el horizonte, por donde se había marchado.
Se dejó caer sobre el sillón de mimbre que estaba a su lado y una lenta lágrima cayó por su mejilla.
En ese momento de la casona salió Javo, quien al verla así se acercó enseguida
-Ey, Cacho, ¿Qué pasó?- preocupado
Ella no dijo una palabra -Háblame, Juanca. ¿Es por tu padre?-
-No- tartamudeando –F... F... Flor- dijo finalmente
-¡¿Flor?! ¿Qué pasa con ella? ¿La viste?- la colorada asintió nerviosa
-¿Y?-
-Pasó en una camioneta. Era ella, Javo. La vi- llorando desesperada
-Sí, ella vive aun aquí-
La colorada se llevo la mano hacia su pecho y suspiró
-Está hermosa- no pudo evitar decirlo
-Aun la quieres, ¿eh?- dándose cuenta al ver su reacción
Ella solo lo miró y no emitió palabra. Solo se quedó mirando hacia donde había desaparecido la morocha. Puede que solo la haya visto unos segundos, pero solo eso bastó para que le diera vuelta de nuevo. Las cosas entre ella y Flor no habían acabado nada bien, y ella sabía que no podría acercarse a la morocha tan fácilmente, pero aún así no podía evitar sentirse agitada al ver esos ojos color café que tanto había amado.
No dijo nada y entró a su casa pensativa. Ella sabía que esto no acaba aquí, sabía que esta historia no había llegado a su fin.

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