Capítulo 43 "Mi Código Postal"

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Las delicadas manos de Jazmín cubrían los ojos de Jazmín. La morocha no podía ver nada con claridad. Sabía que habían entrado a un edificio bastante lujoso y que habían subido a un elevador. De repente sintió el elevador abrirse y guiada por su novia comenzó a dar pasos. Los sonidos de una llave abriendo un puerta la hicieron fruncir el ceño ¿A dónde la llevaba?
Dieron dos pasos dentro entonces sintió la puerta cerrarse
-Ya llegamos- dijo Jaz sacando las manos para que pudiera ver
Flor miró confundida. Estaban en un inmenso apartamento. Pudo ver como el piso era de madera y las paredes de un color blanco muy hermoso. Era perfecto. Los muebles aunque algo modernos combinaban perfectamente y había algo en el que le parecía familiar. No sabía por qué pero sentía como que había algo de ella en ese lugar.
-¿De quién es este departamento, Jaz?- preguntó confundida
-¿Te gusta?- dijo Jazmín desde lejos mirándola entusiasmada, mientras que Flor estaba embobada mirando todo el lugar
-Sí, me encanta- mirando por la ventana, la cual tenía unas vistas hermosas. No era Central Park pero estaba bien.
-Es tuyo- dijo Jaz con una sonrisa
-¿Qué?- volteándose confundida
-Bueno, de nosotras… al menos ese era el plan- dijo Jaz acercándose a ella
-¿Plan? ¿Qué plan? ¿De qué hablas, Jazmín?- confundida
Jaz hizo un gesto para que esperara. Necesitaba tiempo para explicarle las cosas. Flor solo la miraba con una mezcla de confusión y sorpresa. Jazmín se sentó en el sofá blanco, el cual era realmente cómodo y Flor la imitó.
-Jazmín, ¿Me puedes decir qué es todo esto? No entiendo- dijo mirando a su alrededor
-Esto es lo que llevo haciendo desde que me fui de Argentina-
-¿Cómo?- confundida
Jaz se acomodó
-Cuando vine acá a Nueva York, no tenía ni un peso. Pero comencé a reunir y a trabajar. Y poco a poco tuve mis pequeños ahorros. Entonces cuando por fin hice mi primera exposición… bueno, esto fue lo que hice con lo que gané- señalando el lugar
-¿Comprarte una casa? Bien, supongo…-
-No, no… no era para mí. Al menos no sola-
-¿Entonces?-
-La compré para nosotras, Flor- dijo Jaz con una sonrisa y la confusión en la cara de Flor aumentó –Lo primero en lo que pensé cuando tuve esa plata fue en vos, en volver con vos a Argentina… pero los miedos a que me rechazaras fueron mayores, por eso compré este lugar… para vos y para mí, por si algún día volvíamos a estar juntas o si vos venías a buscarme-
-¿Compraste este lugar para nosotras?- sorprendida
-Sí, sé que era una locura. Melina, mi compañera de piso en aquella época también me lo decía, pero era mi sueño. Sentí que manteniendo este hogar mantenía la esperanza de volver a estar tu lado. Una tontería ¿No?-
-No- la interrumpió Flor y Jaz la miró con los ojos aguados –No es una tontería, es hermoso-
Jazmín sujetó sus manos –Nunca te olvidé, Flor, no pude hacerlo. Esta casa se convirtió en mi pequeño refugio. De hecho, aún estando con Elena venía cada día aquí. En este lugar, no sé por qué pero sentía que estabas tú-
Flor se acercó a ella lentamente para dejar un tierno beso en sus labios
-Yo siempre estuve, pero no en este apartamento- dijo Flor mirándola a los ojos –Sino aquí- poniendo la mano en su corazón
Jazmín sonrió ante sus palabras
-Y siempre lo vas a estar, amor. Siempre lo vas a estar- y se fundieron en un beso apasionado
El cuerpo de la colorada cayó sobre el de Flor, el cual estaba recostado al suave sofá. Las manos de la morocha se aferraron a las caderas de Jazmín, atrayéndola más hacia ella. El beso había perdido toda delicadeza, ahora parecía que Jazmín fuera una depredadora devorando a su presa. Las manos de Flor aruñaban la suave piel de la colorada, la cual gemía de solo pensar que esas marcas se quedarían en su piel un buen rato. Le encantaban estos recuerdos.
Los pechos de Jazmín amenazaban a Flor, al casi salirse de su escote. Llevaba una blusa apretada, la cual tenía varios botones zafados. Florencia desabotonó de una vez la blusa de la chica y la lanzó lejos de ahí
-¿Qué te parece si inauguramos este lugar?-
-Me parece la mejor de las ideas- dijo Jaz sin dejar de besarla
Cuando el beso se estaba poniendo realmente caliente, la colorada recordó una cosa y a pesar de querer estar haciendo lo que estaba haciendo se detuvo. Flor se quejó ante la falta de contacto al levantarse Jazmín
-No ¿Por qué?-
-Quiero enseñarte una cosa- le dijo Jaz extendiendo su mano
La morocha la tomó y la siguió hacia la habitación continua
Al llegar encontró un montón de lienzos colgados o en el suelo. Y en cada lienzo había un dibujo de su cara. Era hermoso. En cada uno estaba más bella. Jazmín sin duda sabía cómo pintarla
-Dios, Jaz, esto es…- emocionada
-¿Te gusta?- con sus cachetes rojos
-¿Qué si me gusta? Me encanta. ¡Nadie había hecho esto por mí!- dijo Flor viendo cada cuadro –Salí hermosa-
-Sos hermosa-
-No, vos me ves hermosa- dijo Flor acercándose y sumirse en un abrazo
-Esto era lo que hacía cada vez que venía acá. Estos son los mejores, pero tengo miles en la otra habitación. Sé que es raro, pero no podía parar de pintarte. Era como una manera de sentir que… que de esa forma te estaba reteniendo, que no te estaba olvidando, ni que tú me estabas olvidando a mí-
-Yo nunca te olvidaría- aseguró Flor
Jazmín se separó del abrazo para poner su celular sobre una mesita y puso una canción
-¿Y eso?- con una sonrisa al oír la música
-¿Me permites un baile?- dijo Jazmín estirando su mano
Flor sonrió y la tomó, para que luego la colorada acercara sus cuerpos, quedando más que unidas
-Te amo- susurró mientras los acordes primeros de la canción sonaban
Era una de Melendi, la cual definí muy bien todo lo que les pasaban
¨He vuelto a la ciudad
La que me vio nacer
He vuelto y ahora ya, nada es igual
La recuerdo muy bien
Y sin embargo soy
Un extranjero más
Porque tú, porque tú ya no estás
No hace falta que nadie me lo diga, eso lo noto en la ciudad
Ambas cantaban en los oídos de la otra. Jaz susurraba haciendo que su melodiosa voz hiciera temblar por completo el cuerpo de la morocha. Las sonrisas y las miradas llenas de complicidad no faltaban entre ellas
Las hojas de nuestro parque ya no esperan al otoño
Está lleno de señales, prohibiéndolo todo
Cuando tú estabas no eran así, o por lo menos yo nunca las vi
Nuestro espíritu era libre, no creía en lo imposible
Por muchas calles que ando, no llego a ninguna parte
Descubrí merodeando
Que tener un destino, es más bien un motivo que el dónde y cuándo
¿Cómo pude tardar tanto tiempo en caer en algo que es tan claro?
Jaz miró a los ojos a Florencia antes de cantar el estribillo a toda voz
"Solo dónde estás tú está mi hogar
Y la luz de tu mirada, es mi código postal
Solo dónde estás tú está mi hogar
Solamente dónde estás "

Sus miradas no se despegaron en ningún segundo de la canción. Jazmín hacía que sus cuerpos dieran vueltas por aquella habitación, mientras que Flor se sentía como volando en las nubes.
La canción fue terminando y Jaz susurró la última estrofa en los labios de Flor, los cuales callaron su voz con un beso. Las lágrimas llenas de felicidad salían de ambas, y sus manos se aferraban al cuerpo de la otra. Habían sufrido mucho, lo sabían, pero también sabían que ya nada ni nadie podría separarlas.
Flor acarició su cuello con la nariz, mientras Jaz suspiraba con los ojos cerrados. Quería estar así toda su vida.
-Eres mi hogar- susurró Jaz
De repente la morocha se separó con una mirada algo extraña
-¿Qué pasa?- dijo Jazmín confundida por el cambio
-Se me ocurrió algo que a lo mejor es demasiado loco-
-¿El qué?-

Código Postal... Es tu mirada (Flozmín)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora