Jazmín estaba sentada aun sobre la cama sin saber qué hacer aun. Trataba de asimilar la noticia. Mientras Elena se le acercaba con una taza de té.
-Gracias- dijo tomando la taza
-Te hará bien- le dijo Elena -Me podes explicar mejor. ¿Qué fue lo que pasó?-
Jaz respira profundo -Mi viejo se está muriendo-
-Sí, eso lo entendí. ¿Pero de qué?- insistió la rubia
-Al parecer tiene cáncer y está en estado terminal. Le queda poco- dijo la colorada volviendo a llorar
-¿Pero vos no lo sabías?-
-No, hace un montón de tiempo que no me hablo con mi viejo. Más o menos el mismo tiempo en que me fui de aquel lugar. De aquel aquella ciudad - dijo recordando
-¿Pero quién te avisó?- preguntó Elena
-Fue... Javo, un viejo amigo de la infancia. Al parecer mi viejo no quería que lo supiera- explicó la colorada
-¿Qué vas a hacer?- dijo la rubia
-¿Cómo que voy a hacer? ir, Elena- sin entender su pregunta
-¡¿Ahora?!- alarmada
-¡Sí, ahora. Es mi padre, Elen!!- dijo la colorada decidida
Elena la agarró por las manos y la miró a los ojos -Jaz, piensa bien lo que vas a hacer. Sé que es tu padre pero en uno días se celebra el festival internacional. Es muy importante es tu oportunidad de brillar realmente, de ser millonaria-
Jaz frunció el ceño y sin pensarlo le contestó rápidamente -Eso me da igual, Elena, es mi padre. Tengo que estar con él-
-¿A pesar de que él te dio la espalda?- dijo Elena tratando de hacer recapacitar a Jaz
-A pesar de eso- dijo Jaz encerrándose en el baño
Una vez sola Jaz comenzó a llorar desesperada. Escondía su cara entre sus rodillas mientras se apretaba las manos deseando que todo fuera mentira. Era cierto que no se hablaba con su padre desde hace un montón de años pero no podía evitar que esto le doliera.
Tras un buen rato llorando Jaz sale del baño para descubrir que en vez de Elena lo que la esperaba afuera era una fría nota sobre la cama, la cual leyó en voz alta -Me fui. No podía esperar a que se te pase la perreta. Besos Elena- leyó Jaz y enojada lo rompió en mil pedazos
Furiosa con el mundo la colorada se tira en la cama pensando en cómo en unos segundos su vida había cambiado con una sola noticia.
Cayó la noche y Elena volvió a casa para encontrarse a Jazmín sentada frente al gran ventanal que había en el salón observando Central Park mientras bebía una copa de vino.
-Veo que ya te calmaste- dijo Elena y no recibió ni una sola palabra de su compañera, lo cual la hizo percatarse de su enojo
La colorada solo observaba hacia afuera sin alejarla vista de aquel majestuosos parque, que había sido su inspiración para tantas pinturas.
-¿Qué haces, Jaz?- le preguntó Elena al verla tan concentrada en las vistas
Sin apartar la mirada del ventanal Jaz le dice -Me estoy despidiendo, Elena-
Al oírla Elena no pudo evitar sorprenderse y abrir bien los ojos -¿De qué? No entiendo-
Jaz sonrió levemente -De todo. Me voy- bebiendo un sorbo de vino
Elena alterada la cogió por la muñeca y la hizo mirarla a los ojos -Jazmín, ¡¿cómo es eso de qué te vas?! ¡¿ Estás loca?! Ahora que tu carrera está al máximo-
-Nunca lo has entendido- le dijo Jaz
-¿El qué?- sin entender la rubia
-Yo pinto porque me gusta pintar no porque quiera ser multillonaria. Yo no soy así. Yo vine a Nueva York huyendo de mi pasado y lo conseguí- dijo volviendo a mirar hacia el frente
-Y a ahora vuelves a él.... con ella- dijo Elena bajando la cabeza y haciendo que el cuerpo de Jaz se erizara con solo un recuerdo
-No sabes de lo que hablas- le dijo Jaz muy seria
-¿En serio, Jaz? ¿No piensas que me doy cuenta? ¿Crees que soy tan imbécil?- dijo la rubia con los ojos aguados
-No sé a qué te refieres. Yo vuelvo a por mi padre- dijo Jaz tragando en seco
-¿Y me vas a decir que estando allí no la vas a buscar? ¿No vas a buscar a la chica que aun hace que lleves eso?- dijo Elena llena de celos agarrando a Jazmín por la muñeca y colocando frente a su cara la pulsera que esta llevaba desde antes de conocerse, y que por supuesto tenía una gran historia.
Jaz solo bajó la cabeza sin poder decir más nada mientras Elena solo la observaba -Yo te quiero, Jaz. ¿Vos lo sabes?- le dijo a lo que la colorada asintió con la cabeza.
Jazmín estaba completamente ahogada y no tenía fuerzas para hablar. Su pasado y su futuro estaban chocando en esos momentos después de tantos años tratando de evitarlo.
-¿No me vas a decir más nada?- le dijo la rubia a lo que Jaz negó con la cabeza
-¿Te vas?- volvió a preguntar
-Si, Elen- le contestó dolida
Elena miró al suelo y tragó en seco, no quería que Jaz la viera en ese estado por lo que tomó su bolso dispuesta a irse.
-¿A dónde vas?- preguntó Jaz al verla
-No lo sé pero lejos de ti eso es seguro- dijo Elena celosa
Jaz la sujetó por la mano tratando de detenerla pero Elena le lanzó una mirada fría que la hizo darse cuenta de que ya era tarde.
La colorada la soltó y la dejó marchar. Sin derramar una sola lágrima vio como Elena, aquella que consideraba su persona de más confianza la abandonaba en el momento en que más la necesitaba.
Furiosa con todo el mundo principalmente con ella misma, Jaz toma la copa de vino y la tira contra el grueso ventanal, haciendo que la copa se rompiera en mil pedazos. Se deja caer hacia el suelo, deslizando su espalda por aquel ventanal rayado. Una vez en el suelo rodeada de cristales rotos comienza a llorar desconsolada.
Pasa la noche y llega el otro día. Eran las 8:00 am y Jaz salía rumbo al aeropuerto. Usando un camisero azul de rayas abierto que permitía ver su tops negro y unos pantalones rojos medio anchos la colorada se dispone a despedirse de su hogar.
Al llegar al aeropuerto comienza a buscar la puerta por donde debía embarcar. Solo llevaba una pequeña maleta roja, en su conciencia su estancia en aquel lugar no iba a ser por mucho tiempo.
Al encontrar la puerta y sonar ya la última llamada, la colorada empieza a buscar con la vista entre las personas que se despedían, esperando a que Elena estuviera allí pero para su dolor no fue así. Bajando la cabeza respira fuerte y decidida se despide de la ciudad -Adiós, Nueva York... Adiós, Elen- triste
Y su bello cuerpo va desapareciendo entre la multitud de personas que entraban.
Tras arreglar todo Jaz se dispone a sentarse en su asiento. Era primera clase por supuesto el avión estaba casi vacío en esa zona. No muchos podían gozar ese lujo.
La colorada pone una pequeña almohada sobre su cuello y se recuesta hacia atrás mientras se coloca unos audífonos para oír música. Ahí, bien cómoda mientras oía a Melendi va notando como el sueño va ganándole y sus ojos se cierran.
ESTÁS LEYENDO
Código Postal... Es tu mirada (Flozmín)
Hayran KurguMuchas veces la vida no es como la queremos, y las cosas nos salen un poco torcidas. No nacemos donde queríamos nacer o no somos lo que queremos ser. El miedo nos gana y huimos sin dar la cara perdiendo la oportunidad de ser felices. Abandonamos tod...