Capítulo 27 "Noche Eterna"

979 45 3
                                    

2018
Llevadas por el amor y la pasión llegaron a casa de Jazmín. La colorada sabía que tenían la casa para ellas solas, por eso antes de entrar cargó a Flor como una princesa.
Subieron las escaleras entre besos y caricias hasta llegar a la habitación. Aquella habitación en que ambas se habían pertenecido por primera vez.
Flor la observó antes de continuar. No se lo creía, no podía creer lo feliz que era.
Jazmín sonrió y se lanzó a sus labios.
Su lengua juguetona entró en la boca de la morocha, provocando varios gemidos.
Las dos estaban ansiosas por poseerse. Por estar de nuevo juntas, por fundir nuevamente sus cuerpos sobre esa cama que había visto nacer su amor.
Entre besos llegaron a la cama, donde Jaz recostó a Flor suavemente quedando ella encima de su cuerpo.
-Dios, sos hermosa- dijo colocándole un mechón de pelo tras la oreja.
Flor sonrió enamorada y tomándola por el cuello la llevó de nuevo al encuentro con  sus labios.
Ambas se acomodaron sobre aquella cama, Jaz arriba y ella debajo observando cada movimiento que hacía.
La colorada llevó las manos de Flor por encima de su cabeza y comenzó a dejar besos húmedos sobre su cuello.
Flor tenía los ojos cerrados del placer que le estaba dando, y se arqueaba bajo el cuerpo de la colorada.
Deseosa de tener más de ella, las manos de la morocha bajaron hasta llegar al extremo del vestido de Jaz y lentamente lo fue quitando.
Ahora sí que podía verla bien. Estaba sobre ella solo en ropa interior mostrando ese hermoso abdomen y esos pechos que tanto volvían loca a Flor.
En la mirada de Jaz se veía la más grande de las pasiones, sin duda ella se moría de ganas por volver a hacerla suya.
Imitando la acción de la morocha, Jazmín tomó el precioso vestido y lo sacó de su cuerpo, dejándola en aquella sensual ropa interior blanca de encajes.
Observando cada pedazo del cuerpo de la morocha Jaz se mordió el labio y sin dudarlo se lanzo nuevamente a su cuello.
Lo mordió, lamió y besó a su antojo. Poco a poco fue descendiendo hasta llegar a los pechos de la morocha. En menos de un segundo zafó el sujetador y se dedicó a apreciarlos por un rato.
Comenzó  a dejar leves besos por sus alrededores, hasta llegar  a sus puntiagudos pezones, los cuales azotó con su lengua juguetona.
Ahí se recreó, no tenía prisa quería disfrutar cada centímetro del cuerpo de Flor esa noche.
Tras besar sus pechos a su antojo, Jaz volvió a subir a la boca de Flor introduciendo su lengua.
En medio de aquella danza, Florencia aprovechó y zafó el sujetador de la colorada, para luego tomar uno de sus senos y apretarlo con fuerza, provocando un gemido de su parte.
Cortando el apasionado beso, Flor tomó el seno y lo llevó a su boca. Chupándolo   fuerza y mordiéndolo en ocasiones hizo que Jaz llegara al punto de la locura.
Llena de excitación, Jazmín bajó su mano hacia su centro, necesitaba tocarse o estallaría.
Su mano llego a su centro húmedo y comenzó a moverla por encima de su ropa interior, dándole un poco de alivio a su caliente clítoris.
Al ver lo que estaba haciendo la colorada, Flor sonrió y tras esto le retiró la traviesa mano.
-No lo hagas tú. Déjame a mí- dicho esto ocupó el lugar de la mano de Jaz y comenzó a hacer movimientos en forma de círculos sobre su clítoris.
La colorada en serio no aguantaba más… estaba al explotar de la excitación que tenía y eso la morocha lo notó.
Sin pedir permiso metió su mano por debajo de la ropa interior e introdujo uno de sus dedos en el centro de la colorada.
Los ojos de Jazmín se cerraron ante el placer que le provocó al introducir dos dedos más. Casi inconsciente comenzó a mover sus caderas al mismo tiempo de los movimientos de la morocha.
Era increíble lo que le provocaba, nunca había gozado tanto con nadie en la cama. Para facilitar el trabajo de la morocha, Jaz terminó de quitarse las bragas quedando ahora completamente denuda para ella.
Al verla así con la otra mano que tenia libre, Flor sujetó sus nalgas y tras apretarlas empujó el cuerpo de Jaz más hacia el de ella, haciendo que gimiera al introducirse más los dedos.
Jaz estaba a punto de llegar, lo sabía, pero no quería llegar sola, así que al igual que Flor había hecho cogió y metió dos dedos en el centro de la morocha.
Ahí con sus dedos metidos dentro de ellas comenzaron una danza desenfrenada, en la cual la música de fondo eran fuertes gemidos y gritos desesperados debido al placer. Los movimientos de Jaz se hicieron más fuertes al estar a punto de llegar.
-Vente para mí- dijo Flor aumentando los movimientos
Jaz no podía hablar y su respuesta fue aumentar los suyos también. Ambas tenían la garganta seca debido a la excitación
De pronto sus cuerpos se tensaron, principalmente el de la colorada. Flor notó como sus dedos se mojaron más de lo normal y esto le encantó.
Siguió haciendo movimientos pero eran más lento, disfrutaban de la humedad que continuaba saliendo de la colorada, la cual gemía lentamente y su respiración se hacía pesada.
Tras acabar aquel intenso orgasmo, Jaz se dejó caer sobre Flor, para recuperar el aliento, quitando los dedos de su interior.
-¿Te gustó?- preguntó Flor sacando sus dedos y apretando todo su centro. Quería seguir sintiéndolo.
-Me encantó.- dijo Jaz como pudo.
Fue en ese momento en el que se dio cuenta de que Flor no había terminado y con una  sonrisa comenzó a descender por su cuero.
-Creo que alguien aun no ha tenido su premio- dijo con una sonrisa pícara y un tanto malévola
Pasó su lengua por todo el cuerpo de Flor hasta finalmente llegó hasta su entrepierna. Quitó lentamente sus bragas dejando todo su centro a su disposición
Sin apartar la mirada de la humedad de la morocha, movió sus piernas y se posicionó justo frente a su palpitante centro. Sopló un poco para torturar a Florencia, la cual se estremeció al sentir su nariz rozar su clítoris.  Un gemido salió de su boca al sentir a Jazmín acariciar con su lengua sus pliegues. La colorada olió toda su zona, embriagándose con su olor.
-Dios, Flor, me encantas cada día más- dijo oliéndola mientras se mordía el labio
Muy pronto pasó su lengua haciendo presión en su clítoris. La humedad fue creciendo y a medida que lo hacía Jaz absorbía lo que podía. Su lengua pasó por cada lugar de su entrepierna… saboreando su pasión en forma de líquido.
Las manos de la colorada se aferraron con fuerza a los muslos de Flor, abriendo más sus piernas y sin avisar introdujo su lengua. La metía y la sacaba sin compasión, haciendo que Flor gimiera en silencio.
-Puede gritar, Flor. Libérate- dijo Jaz al ver a la morocha reprimirse
De una chupó todo el centro de la morocha con su boca, mordiendo sus labios cosa que hizo gritar de una vez a Flor.
-AHHH- exclamó abriendo los ojos
-Así, mi amor, Grita para mí- dijo satisfecha
Flor continuó gritando sin control mientras Jaz movía su cabeza de una forma voraz sobre el centro de Flor, devorándolo como si fuera una caníbal. Las manos de Flor se aferraron a la cabeza de Jaz, empujándola más hacia ella.
La morocha arqueaba su cuerpo con cada embestida de Jaz. Dispuesta a hacer llegar rápido a su novia, Jaz introdujo dos dedos de golpe y los comenzó  mover frenéticamente mientras su lengua ponía contento a su clítoris.
En el rostro de Flor se veía que estaba a punto de llegar, por lo que Jaz introdujo un tercer dedo, y luego un cuarto, haciendo que la morocha diera un grito.
Le encantaba verla así, tan excitada, tan ida debido a lo que le hacía. La colorada estaba excitada de nuevo, pero no le hacía falta tocarse… solo con ver ese espectáculo le era suficiente. Ahí entre embestidas ambas llegaron  al clímax.
Flor sujetó la cara de Jaz y la metió más a su centro haciendo que sintiera bien como se corría toda para ella
La colorada no podía describir lo mucho que esto le gustaba, por lo que saboreó su sabor una y otra vez, absorbiendo sus jugos como si fuera el más rico manjar.
Lamió toda zona de Flor, para que no le faltara nada por probar. Sacó sus dedos y se acostó a su lado.
Miró a Flor con una sonrisa, mientras que esta aun tenía los ojos cerrados y su respiración  iba a mil.
Colocó su cabeza en su pecho y comenzó  jugar con su pezón, mientras esperaba a que la respiración de Flor se calmara.
La respiración se calmó, pero ellas no y deseosas de más volvieron  a empezar lo que habían acabado.
-¿Por dónde íbamos?- dijo Flor subiéndose sobre ella
-¿Quieres la revancha?-
-Quiero el campeonato entero- dijo Flor sellando sus labios
Así fue toda la noche. Sus cuerpos no se despegaron en ningún momento y cada objeto de la habitación  fue testigo de su amor. Esa noche descargaron  todas las ganas que se tenían. Querían recuperar los años perdidos y sin duda lo estaban haciendo. Esa noche el sonido de los grillos fueron sustituidos por gemidos que se oían en toda la casa. Aquel lugar tembló debido a su pasión.

Código Postal... Es tu mirada (Flozmín)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora