Capítulo 9 "Siempre estaré"

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2000
Corría diciembre y eran las Navidades. Todos se reunían en familia para celebrar las felices fiestas.
Javo, que ya se había unido a la pandilla, acompañaba a las chicas a comprar los regalos. El centro comercial estaba lleno a tope, y costaba trabajo pasar entre las personas
Finalmente llegaron a una cafetería dentro de ese local, y Javo siendo un caballero se ofrece a  comprarles algo
-Jaz, ¿de qué quieres el refresco?- dijo Javo guiñándole un ojo, aun no eran tan amigos como para ponerse los apodos
-Cola- dijo la colorada
Tras irse Javo, Jaz se topó con una cara muy seria frente a ella
-¿Y esa cara?- preguntó al ver a la morocha
-Nada- dijo Flor con la nariz estirada, frunciendo el ceño
-No digas que nada. ¿Estás molesta?- dándose cuenta
-Que simpático tu amiguito nuevo- dijo con un tono un tanto sarcástico
-¿Quién? Javo?-
-Sí, ese. Te tira re buena onda- molesta
-Sí, nos llevamos bien. Hay química- dijo sonriendo
-Mira que bien- dijo Flor molesta
Jaz lo notó, Flor estaba celosa de ella, y feliz por esto sonrió un poco
-¿De qué te ríes?- dijo dándose cuenta
-De vos- dijo simplemente la colorada
-¿De mí? ¿Por qué?- dijo un tanto ofendida
-Por lo linda que te pones cuando estas celosa- dijo con una sonrisa haciendo que Flor se sonrojara
-¿Qué? ¿Qué decís? ¿Yo celosa de quien? ¿Por qué estaría celosa? Por dios, Jazmín no seas tonta- dijo la morocha muy nerviosa
-Sí, tienes razón. Es una tontería- dijo la colorada tratando de ignorar el tema
-¿Te gusta?- preguntó de repente la morocha
-¿Eh?- sorprendida
-¿Javo te gusta?- repitió más segura de su pregunta
-No, Dios, Flor. Lo veo como un amigo. No es mi tipo. De hecho, creo que saldría con cualquiera en este local menos con  él. No tiene nada malo, pero no me atrae nada- dijo Jaz entre risas. Sin duda Javo no le atraía en lo más mínimo
-¿Con cualquiera en este local?- preguntó Flor con una sonrisita en sus labios
-Sí, con cualquiera- dijo Jaz mirándola directamente a los ojos
-¿Conmigo?- dijo de repente
-¿Qué?- exclamó Jaz sorprendida al oír esto. Sus ojos se abrieron hasta casi salirse, no podía creerlo
-¿Saldrías conmigo?- dijo Flor con un tono juguetón, haciendo balbucear a la pobre pelirroja
Jaz sintió un cosquilleo subir por una pierna y ocupar todo su cuerpo. ¿Lo estaba diciendo en serio o era broma? ¿Qué contestar? Sus manos sudaban frío ante la mirada insistente de la morocha.
En medio de su nerviosismo Jaz notó una imagen a lo lejos que la hizo salir de su estado de amor.
-No puede ser- dijo Jaz con cara de haber visto un fantasma.
Al verla así, Flor se volteó para ver lo que su amiga miraba. Allí a unos metros de ellas estaba Ernesto del Río sentado en una mesa, pero no estaba solo, estaba con una chica unos años menor que él, sentada en su regazo.
Al ver esto Flor miró a Jaz, la cual apretaba los puños llena de rabia. Trató de calmarla pero la cosa empeoró cuando Ernesto besó a la chica.
Jazmín sintió una rabia inmensa recorrer su cuerpo, solo quería ir y romperle la cara a los dos. Ella sabía que su padre debía seguir con su vida, pero no estaba preparada, para ella a pesar del tiempo esto era una traición a su madre.
Sabiendo que Jaz no se controlaría más, Flor le pidió a Javo ayuda y entre los dos sacaron a una furiosa Jazmín del centro comercial.
Flor llevó a Jaz hasta su casa, y sin que nadie la viera la metió en su habitación.
La colorada tenía la mirada perdida sus ojos ya no eran verdes sino rojos de la rabia que sentía. Golpeaba todo a su paso, hasta que se logró sentar sobre la cama de Flor
-Jaz, mírame. Tienes que calmarte. Sé que es duro para ti pero piensa un poco- dijo Flor acercándose a ella
-¿Pensar en qué? ¡La estaba besando! ¡Vi a mi padre besando a otra chica que no era mi madre!- dijo alterada
-Jaz, tu papá tiene que seguir con su vida- le dijo Flor tratando de hacerla entrar en razón
-Sí, lo sé. ¡Pero no puede traicionar a mi mamá!- encerrada en su genio-¡ Siempre fue así! ¡La traiciona!- exclamó Jaz llegando al límite de su furia
-¡Jazmín, tu mama está muerta!- le dijo Flor sujetándola de los brazos y sacudiéndola un poco para que reaccionara
Jaz la miró molesta este era un tema que no le gustaba hablar.
-Perdón- Dijo soltándola
Jazmín aun molesta se levanto -Tú no entiendes- dijo yéndose
Antes de irse sintió a Flor llamándola, pero estaba demasiado molesta como para hacerle caso. Salió de esa casa sin dar explosiones dejando a una preocupada Flor, la cual la veía irse desde la puerta de su casa.
Eran las seis de la tarde y un alcoholizado Ernesto del Río llegaba a su casa. Todo estaba apagado, cosa que no le extraño debido a que Mona estaba de franco. Pero al encender la luz se topó con el cuerpo adolescente de su hija esperándolo sentada en el sillón de su madre.
Al verla ahí, Ernesto dio un brinco del susto
-Dios, ¡qué susto me has dado!- exclamó
-¿Que pensaste? ¿Que era mi madre?- con un tono molesto
-Por un segundo si- dijo riendo
-Eso será la culpa- muy seria
Ernesto la miro confundido
-¿Besa bien la chica?- dijo de una
-¿Qué dices, Jazmín?- sin entenderla
-Te vi, te vi hoy en el centro comercial.- levantándose ya alterada
-Jaz, cariño, te lo puedo explicar- nervioso
-¡¿El que me vas a explicar, que te estás tirando a una mina?! ¡¿Qué estás traicionando a mi madre?!- dijo alterada
-No lo hago-
-¡Sí, le estas poniendo los cuernos a mi madre!-
-¡No puedo traicionar a alguien que no está vivo! ¡Ella está muerta!- exclamó tratando de hacerla entrar en razón
-¡Ojala el muerto fueras tú!- exclamó Jaz
Casi al mismo tiempo de salir esas palabras de su boca una bofetada la hizo caer al suelo. Su mejilla estaba al rojo vivo, y le ardía demasiado, pero más le dolía el corazón. Era la primera vez que su padre la golpeaba, y sin duda iba a marcar un antes y un después en su relación, que nunca fue buena.
Ernesto la miro arrepentido, no se creía que había hecho. Había golpeado a su princesa. Se agachó enseguida a ver cómo estaba, pero Jaz lo apartó con una mirada asesina
-¡No se te ocurra ponerme una mano encima nunca en tu vida! ¡¿Me oíste?!- dijo furiosa
Se levantó enojada y se disponía a salir de la casa, peor Ernesto se lo tetaba de impedir. Quería pedirle disculpas, pero ella no las aceptaba
Finalmente Jaz se zafó de su agarre y llegó a la puerta.
Abrió la puerta y antes de salir de ahí le grito a toda vos -¡Te odio!-
Esas palabras cayeron muy fuertes en el pecho de aquel señor
Sabía que había cometido un error, que ahora ya era muy tarde para remediarlo.

Código Postal... Es tu mirada (Flozmín)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora