Capítulo 5 "Pasado"

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2000
Jazmín era una chica solitaria a pesar de ser la más guapa de la escuela, a ella no le gustaba relacionarse con nadie. Después de que su madre murió, Jaz se refugió en la pintura, por lo que pasaba prácticamente todo el día pintando en su cuaderno.
Debido a su lejanía y a su forma de actuar, Jaz sufría mucha burla en la escuela y nadie quería acercársele, pero para ella era lo mejor... amaba la soledad.
Pero ese día algo cambio. Jaz estaba sentada en el jardín de la escuela pintando unas rosas que estaban muy cerca de ellas. De repente una sombra tapó su dibujo, extrañada alzó la mirada para encontrase a una chica frente a ella. De pelo negro y rizado y con los labios muy finos, la chica observaba con sus ojos color café el dibujo. Tal parecía que lo analizaba a fondo, como una crítica de arte. Al percatarse de la mirada de Jaz, la chica se asustó un poco y un rubor salió de sus mejillas
-Ah, lo siento, no era mi intención molestarte- dijo nada aquella chica al ser descubierta
-No, no pasa nada. No me molesta- le dijo la colorada
-¿Y por qué  tienes esa cara?- dijo dándose cuenta de la cara de asombro de la pelirroja
-No, es solo que me pareció raro que te acercaras a mí. La gente normalmente no suele hacerlo- le explicó
-¿Por qué? ¿Eres un monstruo? ¿Tienes una enfermedad contagiosa o algo?- bromeando
Jaz se rió a carcajadas ante la ocurrencia de aquella extraña –No, es que la gente por aquí como que no le gusto... o más bien ellos no me gustan a mí-
-¿Yo no te gusto?- me preguntó con los ojos brillosos poniendo nerviosa a la pelirroja
-Eh...- Jaz no sabía muy bien que responder a esa pregunta
Notando sus nervios la chica se comenzó a reír:
-Jazmín- se presentó para no tener que responder a la pregunta anterior
-Flor- dijo la chica
-Bueno, ya tenemos algo en común-dijo la colorada y luego se avergonzó un poco. No estaba acostumbrada a tratar con las personas
En ese momento vio como la morocha aún continuaba mirando su dibujo
-¿Te gusta?- preguntó
Y ella asintió sin apartar la mirada
-¿Quieres ver como lo termino?- le preguntó al ver su interés
-¿Puedo?- ilusionada
-Sí, claro, no veo ningún problema-
La morocha ilusionada se sentó a su lado y comenzó  a ver cada movimiento que hacía Jazmín con el lápiz. Estaba como hipnotizada con la pintura, mientras que la colorada estaba hipnotizada con ella.
Durante ese receso las dos rieron sin parar, Jaz habló más con Flor de lo que había hablado toda su vida. Se sentían cómodas una con la otra, sin saber que este pequeño encuentro seria el inicio de una bella historia.

2018
El hecho de volver a ver a Florencia había trastocado mucho a Jazmín. Ya no podía pensar con claridad y todo le daba vueltas. Era increíble que con solo una mirada aquella chica la hacía sentirse indefensa y loca de amor.
No podía parar de recordar el día en que Florencia había llegado a su vida, ese día en que todo fue más maravilloso. Todos los recuerdos hermosos que tenía en ese lugar los había tenido gracias a ella
Esa noche Jaz no pudo dormir nada, no solo por Flor que daba vueltas en su cabeza sino también  por su padre, quien se había pasado toda la noche quejándose y tosiendo. 
A la mañana siguiente Jaz bajó en pijama a la cocina, donde Mona preparaba el desayuno.
Tras sentarse en su silla y servirse su café comenzó a pensar en Florencia, en lo grande y hermosa que estaba. Ya era una mujer hecha y derecha, pero en su cara se veía la misma inocencia de cuando eran apenas unas adolescentes
-Uh, se nota que mi niña es una mujer- le dijo Mona sacándola de sus pensamientos
-¿Qué?- desorientada
-Porque estás tomando café, digo. Antes lo odiabas-
-Sí, algunas cosas han cambiad en mí- dijo Jaz volviendo a poner la cara de melancolía de hacia y rato, cosa que notó  Mona
-¿Qué te pasa?- y ella negó con la cabeza
-Nada, es una cosa que me está dando vuelta en la cabeza-
-¿Un amor tal vez? Acaso es una rubia que dale en los periódicos con vos- le dijo con una sonrisa
-¿Qué? No, no. Elena es otra cosa... de hecho, ni la recordaba hasta ahora-
-Entonces, ¿a quién te refieres?- curiosa
Jazmín solo tuvo que mirarla para que Mona se dieta cuenta de a quien se refería exactamente
-¿Flor? ¿La viste?- curiosa
Y ella asintió
-Ah, Dios, niña. ¿Y? ¿Te dijo algo?  ¿Se hablaron?-
-No, Mona. La vi de lejos, fue todo muy rápido-
-¿Y ella te vio?-
-Creo que sí. Su cara me dio a entender eso- dijo Jaz y hubo un minuto de silencio
-Mona... Ella... vos... - nerviosa
-¿Qué quieres saber?-
-Ella continúo... ¿Ella continuo con su vida?- dijo finalmente temerosa de la respuesta
-¿De verdad quieres saber?-
Pensó unos segundos. La colorada no estaba preparada para esa dura respuesta, por lo que se levanto de su asiento y volvió a su habitación.
Allí encerrada en su habitación se lanzó en la cama a pensar, mientras miraba fijamente sus pinturas.
Su mirada parecía perdida, hasta que de un momento a otro se fijo en una gaveta de su armario.
Sabiendo que Mona no había cambiado nada de su cuarto, se levantó de la cama y ilusionada abrió la gaveta.
Ahí estaba lo que buscaba... su cuaderno de dibujo, el mismo cuaderno en el que estaba pintando el día en que conoció a Flor.
Lo ojeó ilusionada hasta que encontró lo que estaba buscando. Su primer dibujo juntas, aquel que Flor vigiló cada detalle y que las había unido para siempre.
Nostálgica tomo el cuaderno y salió de la casa sin decirle nada a nadie.
Dejándose guiar por su corazón caminó hasta llegar a la entrada principal de su antiguo colegio. Aprovechando que era ya las seis de la tarde y solo habría un solo guardia, se coló en las instalaciones y sin ser vista llegó al lugar donde todo había comenzado. Aquel jardín donde un día Flor se le acercó.
Con lágrimas en los ojos, se dejo caer en el césped donde comenzó a observar todo a su alrededor. Allí recordó todo lo que había vivido con Flor, y apretando sus puños empezó a llorar.
Lo que no sabía Jazmín era que desde lejos, detrás de una de las gruesas columnas del instituto se encontraba una peculiar  morocha, la cual al igual que ella había sido guiada hasta ese lugar por su corazón.
Al verla ahí, Flor nerviosa  se llevó la mano al pecho y sin ser vista comenzó a observar a la colorada nostálgica.
-Ah, mi Jazmín- dijo la morocha mordiéndose el labio
Tan cerca y a la vez tan lejos. Ambas se deseaban con el pensamientos, estaban  a muy pocos pasos una de la otra, simplemente tenía que caminar para encontrarse.  Pero Flor aún no estaba lista para enfrentar esta parte de su pasado, mientras que Jazmín se moría por encontrarla.

Código Postal... Es tu mirada (Flozmín)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora