Love Letters 2《》 Min Yoongi (COMPLETA) ✔

XXXII

Mientras las horas corren velozmente este domingo sin trabajo, la hora acordada está más cerca a llegar mi estómago no hace más que encogerse de los nervios. Esperaba convencerme que sólo se trataba de la visita de alguien muy normal. Súper normal, pero sabía que él era todo menos alguien simple y común. Min Yoongi era ahora un idol famoso y sobre todo mi ex novio. Ese era el gran detalle que me carcomía. Si hubiera sido un simple compañero de la escuela que logró conseguir su preciado sueño no estaría en esta situación. Yo seguía muy confusa respecto a ese tonto muchacho.

—¿Hermana, por qué estás tan inquieta? —pregunta el pequeño Yoonsuk.

Está de nuevo en mi casa luego de haber conseguido por medio de una rabieta tener permiso para venir. Su madre me llamo algo avergonzada contando lo sucedido, estaba sorprendida por el comportamiento de su hijo, él solía ser tranquilo. Creía saber a la perfección a que venía este capricho, según yo tenía que ver con sus intenciones de darle algún detalle cariñoso a la profesora. Así que por eso estaba aquí. Tuvo varios intentos fallidos al regresar pronto conmigo y no le había quedado otro que recurrir al llanto, pero al parecer eso no era todo de su repentino mal humor para pedir las cosas. Quizá yo estaba equivocada y realmente su rabieta sólo se debía a esto último sin tener nada que ver la teoría creada por mí respecto a la su pequeño amor, después de todo él no mencionó nada al respecto hasta ahora.

Respecto a su pregunta era un rotundo. Sí, estoy muy intranquila. Y voy a terminar llorando como no se me pasen estos nervios. Debí decir que fuéramos aquella cafetería lejos de mi casa a entregarle las fotos. Un lugar neutral donde si podía estar muy cómoda junto a Yoongi disfrutando de su compañía y una buena charla.

El reloj de la pared marcan las 3 de la tarde. Si todo seguía el curso correcto él estaría como a las nueve por aquí.

—¿No, me vas a contar? —vuelve a insistir—. Debes contarme si estas así por ese chico de la foto. ¿Yoongi? Lo prometiste —dice con mala cara.

Aprieto los dientes Con fuerza. Analizó la posibilidad de que un niño de ocho años sea mi confidentes de mis enredadas ideas. Ya que no tenía nadie con quien desahogarme a mi gusto respeto a este tema. Si iba con Yein sólo se dedicaría a decir lo loca que estaba por tener estos tontos, confuso pensamientos y tampoco podía ir con Yongsu por obvias razones. Así que ninguno de los dos era una buena opción.

Optó por no responder su pregunta y escapar desviando la conversación hacia otro camino. Un tema mucho más importantes. Su hermana volvió a comentar sobre que Yoonsuk a tenido nuevos problemas en la escuela con uno de sus compañeros. El tal Bonhwa. Ya había mencionado ese nombre con anterioridad, recordaba a ese diablillo que estaba poniéndole difícil la estadía en la escuela a mi pequeño hermano, cuando di mi charla en su clase se hizo notar muy bien al presentarse a muy alta voz.

Este era el motivo realmente principal por el que su madre había enviado conmigo al niño asustada por el lloriqueo extremo que presentó. La señora volvió a repetir las palabras de Yein aún con más angustia, pensó que posiblemente su hijo tenía más intenciones de hablar conmigo en lugar de ellas, pues no había soltado ni una sola palabras después de lo sucedido en el colegio. Y la prueba del fortuito evento seguía presente en el pequeño moretón del lado de su mejilla derecha. El color morado de su piel era evidente.

Acaricio su lacio cabello en primera instancia. Yoonsuk me mira parpadeando su ojitos aún creyendo iba tener una respuesta a su pregunta. Le sonrió dulcemente esperando obtener una clara explicación de su parte. Deslizó la pregunta muy delicadamente comprendiendo que era un difícil para él responderla. Su carita cambia por completo.

Su ojitos se iluminan cubiertos por una capa llorosa. Hace aman de querer hablar pero al final sólo consigue que las comisuras de sus labios caigan en una clara tristeza. Suspira pesadamente por unos minutos donde acarició suavemente un costado de su cabeza, ese tipo de caricias siempre lo tranquilizan. Insisto con amables palabras una vez más para que cuente lo ocurrido. Lo hace.