Love Letters 2《》 Min Yoongi (COMPLETA) ✔

XLIX

He salido a correr a los alrededores del parque. Estoy llena de energía extra que amenaza por desbordarse en la mínima oportunidad. Ni siquiera siento que corro, me siento tan ligera, flotando en una nube, la cual me llevaría tan lejos sin darme cuenta. Y tonta muy tonta como Yoongi suele llamarme. No puedo evitar la sonrisa. Soy la única corredora sonriente a diferencia de los otros que van ya cansados. Algunos miran raro mi entusiasmo pero poco importaba.

La historia revelada detrás de esta serie de hechos me sobrepasaba.

Yoongi fue a la veterinaria con intenciones de reencontrarse conmigo. No fue obra de la casualidad, espontaneidad. Actúo para que nuestros caminos volvieran a cruzarse. Recordaba el hecho mencionado. Cuando aseguró a verme visto sin que yo me percatara. El culpable de mi caída había sido no a ver atado las amarras de mis zapatillas y a verme levantado sin ayuda ni muestras de dolor fue para comprobar si mi cámara estaba intacta. Olvidé el dolor físico, reemplazandolo por preocupación, por asegurarme si el bien material estaba en perfecto estado. Al comprar su estado, y revisar que no se hizo daño recién fui capaz de quejarme del dolor. Fue ahí que saltando en un pie logre introducirme al interior del recinto veterinario. ¿Acaso Yoongi iba a verme siempre en esas situaciones penosas?

Y estaba ese beso. El beso que fue el punto del iceberg para sentirme en el país de las maravillas. Para que el sol brillará a pesar de estar oculto par las traviesas nubes donde estaba flotando, el cantar melodioso de los pájaros haciéndome sentir la heroína del cuento...

Aligerando la velocidad constante del trote que llevo lo convierto en una caminata. Toco mis labios aún sintiendo la sensación de los finos labios rosas invitándome a probarlos. Muerdo mi labio inferior. Si ya antes sus besos me parecían buenos, en la actualidad con más experiencia eran sumamente mejor. Sabía que no me había mostrado todo su potencial. El beso fue tierno, apacible, calmando la ansia de la espera. Con un poco mas de intensidad, pasión, todo se hubiera desarrollado acabando en algo muy diferente a dulce, tierno o puro.

Tenía la intención de repetirlo pronto. Tomarlo por la cara, atraerlo sin dudas robándole un beso. Colgandome de su cuello.

A la mitad del parque. El trayecto se hace ovalado llevándote al inicio pero por otro tramo igual de firme que por donde vienes.

En menos de una pestañeada una mujer aparece.

A diferencia de no encontrar a nadie suficientemente interesado en mí en la ida, en este sector la menuda mujer que rondaba aproximadamente cuarenta años tan pronto aparecí se ha acercado deteniéndome. Era una de las tantas predicadoras que se dedicaban a captar gente para convertirlos en miembros de esas raras iglesias que abrían en Seúl. Mucho se rumoreaba entorno a esas instituciones, tachándolas en realidad de ser sectas, las cuales abusaban a su manera de los seguidores a los que logran implantar su ideología.

Insiste que la siga entregándome un volante promocionando su iglesia. Me niego a seguirla. No quería tener ningún tipo de acercamiento con ellos. La mujer no se rinde, es tenaz, incluso cuando consigo avanzar alejándome de ella se pone a caminar a la misma altura que voy. Como si fuéramos dos conocidas. Explica la ética y misión por la que se rigen, mucha palabrería en su intento por convencerme. Resalta sobretodo la oportunidad esencial de poder conocer un muchacho muy bien portado que vaya con mi estilo.

Y ahí estaba a través de ella mamá hablando de tener la capacidad idónea para encontrarme un ideal pretendiente. Esto pintaba ser el llamado karma por haber estado imitando en la cara de Jongsu los discursos que recibía al ser regañado.

También resaltaba ser una señal. Cometí un pequeño error. O gran error. Mi entusiasmo me ganó, había llamado a Yein a contarle mi dichoso momento con Yoongi. No debí llamarla sabiendo que estaba nada contenta por estos acontecimiento. Estuve guardando con éxito todo, pero ayer en mi ataque eufórico marqué su número con la esperanza de encontrar a esa confidente y emocionarnos juntas. Pues no la encontré. Me soltó unas cuantas realidades desde su punto de vista.