Love Letters 2《》 Min Yoongi (COMPLETA) ✔

LVI

Está noche he salido de casa de mis padres como alma que lleva el diablo, principalmente por mamá y sus tontas conjeturas, las cuales evitaba responder, papá observó de reojo el panorama desde el sillón, fingía leer su revista mensual, la leía por puro fanatismo, poner en práctica lo enseñado en ellas sobre construcción estaba fuera de la realidad. El perro guía que traje conmigo me acompañó presuroso hacia la calle, por este mismo tuve por único recurso  quedarme hoy con mis progenitores al no poder escabullirme con facilidad en el edificio donde alquilaba un departamento. El gran tamaño del animal lo impedía. Yoongi sigue unos pasos adelante luego que nos diera encuentro en este tranquilo lugar donde ni una abeja parecía posar sobre alguna flor. Va con las manos metidas en los pantalones dejando un tenue aroma masculino de perfume a su paso.

El golden retriever guía principiante estaba asignado un joven muchacho de dieciséis años con ceguera, llegó a puertas de la veterinaria solo, con el collar arrastrando por el suelo luego que en medio del entrenamiento un confuso episodio viera interrumpida sus prácticas haciendo que corriera lejos. Llevaban buscándolo desde entonces. Comunicándonos al número telefónico puesto en la metálica pequeña placa colgante alrededor de su cuello supimos la historia, al ser demasiado tarde para venir a llevarlo desde su ubicación me hice cargo del perro porque siempre quise tener una interacción cercana con uno de asistencia. Era sorprendentemente obediente.

Por otro lado observar a Yoongi en silencio gracias a este nada complicado paseo nocturno me hace saber cuanto me gusta realmente. Es mas fácil admitirlo ahora que es mi novio, ya dejando atrás los enredos y grandes discursos conmigo misma. Su dulzura honesta, genuina, particular, llenas de él, con ese apoyo que necesito cuando lo referente a mi trabajo o ciertas complicaciones salen sin que pueda ocultarlas en su totalidad llenan mi vacío. Encajaban tanto conmigo.

De repente se detiene para girarse en su mismo sitio y lucir una sonrisa bajo la luz lunar esperando llegué a su lado.

Mis pies se apuran en hacerme llegar con él sin olvidar llevar conmigo al perruno compañero. Casi no consigo hacerlo cuando una pequeña piedrecilla se vuelve un obstáculo haciéndome tambalear. Lo escucho burlarse sin ocultarlo, al mismo tiempo Kentaro, el perro, lanza un bullicioso ladrido retumbante, quizá pensando que soy yo a quien debe ayudar desde ahora a no morir en un desafortunado accidente.

—Ten cuidado —acaba por advertirme.

—Lo estoy teniendo. Siempre lo tengo —respondo.

Ya restablecida del inesperado  percance consigo llegar con Yoongi que aún continúa con rastro de la gracia causada por mis descoordinaciones. Acabo por lanzarle un golpe despacito con el codo en las costillas, de ese modo la burla en sus facciones vuelan lejos reemplazandolo por inexpresividad. Esa carita era fácil de cambiar con la acción correcta.

Se bien que debo hacer, me digo apretando su mejilla izquierda con cero delicadeza.

—Déjame en paz —dice con una nueva sombra de gestos y sujetando mi brazo para apartarlo en lo casi es un pellizco en su cachete—. No he pedido que me toques, respétame. Basta.

—¿No quieres que te toque? —pregunto dejando caer la mano con una pizca de picardía, arqueando un ceja.

—No quiero —se mantiene firme—. No lo he pedido —repite.

—¿Por qué el señor Min no quiere ser tocado? —esta vez con delicadeza recorro el costado de su boca usando mi mano libre.

—¿Estás intentando seducirme mientras paseas un perro? —contesta con esa voz varonil que le pertenece—. Sunhee estás haciendo todo mal.  Así que ya déjalo.

—Estoy haciéndolo mal —llevo esa sentencia por otro sentido—. Nuestro amigo está de nuestro lado, sería incapaz de delatarnos.

—Sé que mantendrá la confidencialidad —contesta, añade a regañadientes—. No es del todo malo que lo hagas.