LXI

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El placentero velo del sueño va dejándome, llevándose la neblina confusa que deja en una persona al despertar, haciéndome percibir la temperatura caliente del ambiente, una ligera corriente de calor cosquillea mi cuerpo manteniéndolo tibio, incluso unos ligeros dolores en los músculos se hacen sentir. Mi alarma debe haber sonado ya hace mucho, el representativo tono que suele bramar para despertarme esta vez a sido insuficiente para conseguirlo, estaba exhausta, no importaba seguir durmiendo, tenía los próximos dos días libres luego del duro trabajo que realizamos. Apenas tiro de las sábanas que casi no me cubren las memorias de la noche se abalanzan invocando el motivo por el cual había acabado la noche anterior hundiéndome entre estás telas de cama junto al pelinegro.

Él besando mi piel, labios, recorriendo con sus pálidos dedos de músico mi forma anatómica. Encaprichándose en dejarme sin ningún pensamiento cuerdo en el proceso. Sus gemidos varoniles sonando al compás de los míos vuelve a hacerme revivir el encanto de nosotros fundiéndonos.

Realmente había tenido sexo con Yoongi. Wow. Había sido fantástico, alucinante, asombroso, candente, sudoroso...

Dejo escapar un suspiro desde lo más profundo, lentamente voy girando en dirección donde sé voy a encontrar a mi novio tendido, las sábanas corren conmigo. Contra el pronóstico esperado me encuentro con sus ojos marrones abiertos, ya esperándome, aún entre perezosos y adormilados, suaves al mismo tiempo, dándome a entender que despertó algunos minutos antes que yo. El corazón me salta, revolotea porque está hechizado bajo el conjuro que ese atractivo hombre a lanzado haciéndome su prisionera.

—Has despertado, creí que aquí era yo el dormilón —comenta Yoongi apacible, llevando su interés hasta mi hombro, donde prestándose de unos de sus dedos hace movimientos circulares en aquella parte a la que en la noche/madrugada estuvo poniéndole esmero, dejándole besos y algún mordisquito—. ¿Cómo has amanecido?

—En algo así como mi sitio favorito. Aunque posiblemente deba estar llegando al infierno.

Arquea una ceja no entendido demasiado mi metáfora usada al mencionar a las tinieblas en una misma frase que sitio favorito. Se suponía que en la profundidad de estas el fuego ardía en grandes llamaradas, y en esas mismas olas de llamas habíamos estado ondeando al complementar nuestros cuerpos. Al menos así lo había sentido yo. Así de ardiente había sido para mí.

—Tal vez puedo seguirte luego de analizarlo un poco —dice con su centelleante voz, piensa y está listo para dar alguna opinión o interpretación—. Estamos en el infierno  llevando algo casi romántico. Casi romántico, si es que lo de anoche puede considerarse en esa categoría.

Me le acerco a besarlo no tomando en cuenta que el mal aliento debe estar bordeando mi boca, en todo caso Yoongi debe estar pasando la misma circunstancia. Sus labios reciben los míos ignorando el dilema que estuve planteándome, una mano suya va a tocarme la parte baja en la espalda haciéndome estar más compenetrada. Pienso en ese largo camino que a costado llevarnos a esta gustosa eventualidad. Y no sabía si estaba tan lista para ser capaz de soportar el peso de esas emociones que florecían a partir de hoy, podría no soportarlo e inflarme muy parecido a un globo hasta estallar.

Unos cuantos besos, caricias más surgieron hasta que me veo obligada a dejar la cama, luchando enteramente frente a la voluntad de no dejar este nido que invitaba a quedarse, ofreciendo lo mejor del mundo. Apoyo mi frente en la de él, entrecerrando los ojos antes de levantarme. Yoongi suelta una protesta, pero también deja la comodidad para entra corriendo al baño encerrándose, ganándome el turno. A los pocos minutos los chorros del agua se oyen.

El pudor presiona a vestirme veloz buscando prendas limpias y cómodas en las gavetas del armario organizado ante que el pelinegro pueda salir, aunque a estas alturas ya vio muchísimo. Ese orden que he logrado mantener ayuda que sea fácil encontrar que ponerme. Una ancha camiseta ploma con un gran logo promocionando a la tienda a la que solía acudir, la recibí de obsequio cuando celebraron su aniversario de apertura, bragas limpias, y shorts de la misma tonalidad deben hacerme parecer usar el uniforme de algún internado. Íntegramente vestida de plomo. La ducha que debo haber tomado quedará para después.

Love Letters 2《》 Min Yoongi (COMPLETA)  ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora