LII

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La señora Lee recibió a Yoongi como si se tratará del hijo mayor de una familia importante que se fue de casa en busca de su propia fortuna y no regreso después de algunos años consiguiendo su objetivo. Le regaño un poco por haber dejado pasar tanto tiempo para visitarla. Él trato de explicar los motivos pero la mayor no lo dejo hablar por mostrar su inconformidad e incluso darle unas palmadas suave en el trasero. La extravagante mujer no se cortaba ni un poco.

Deje que siguiera atrapado en las garras de la jefa y su enorme sombrero con perlas negras mientras me escabullí a otro sector de la veterinaria no sin antes enseñarle mi mejor sonrisa al muchacho e indicarle fuera a buscarme luego. En primera instancia pidió no me marchará en un gesto claro entendible para mí. Sin hacerle demasiado caso me retiré. Esperaría con paciencia hasta que consiguiera escabullirse.

Lo había casi abandonado para que recibiera una pequeña dosis energética de la mujer. Yoongi era la mejor distracción para que no viniera en mi búsqueda. Con Dakho sunbae correspondiendo a su amor, sus revoluciones, sus enfados disminuyeron a la mitad cuando él se encontraba cerca. El caso hoy era distinto, el mayor tuvo asuntos importantes que atender y su falta de presencia era notoria. La jefa reemplazo querer verlo con desviar sus sentimientos a exponerlos conmigo. Ni siquiera era la primera vez que lo hacia. La verdad no quería ser nada consiente en profundidad del romances de ellos dos, en otras oportunidades solía pasarse por mucho en sus relatos románticos trayendo como consecuencia no pudiera verle la cara a sunbae. Quién percatándose de mi aptitud, avergonzado huía olvidando sus deberes para ir donde su actual romance, la señora Lee, a pedirle discreción.

Otra punto para dejar solo a Yoongi era ver el estado del felino paciente bajo mi cargo, un gato adulto color plomo. Ayer  al mediodía había ingresado con una severa infección en los oídos. Padecía candidiasis y un notorio sobrepeso que también debía resolverse si se quería tuviera una larga feliz vida. No podía negar que se veía mega tierno todo gordito, pero no era nada saludable.

Aplico la medicina recetada en su herida, provocando intente escapar porque el ardor no le gusta para nada.

Por la tarde su anciana dueña podría venir a llevárselo. Ayer se encontró demasiado nerviosa para encargarse de su amigo gato. Ahora debería encontrarse más calmada y con las ideas claras sobre el cuidado que debería seguir. Era una abuela que se notaba necesita mucho se la compañía del animalito.

Ya listo vuelvo a dejarlo en su pequeña jaula veterinaria. Me quedo a presenciar como automáticamente se recuesta a descansar sin dejar pasar un segundo, muy probablemente lo suficiente agitado por su gordura. Ya acomodado ignora todo por completo, muy en especial a mí. Debía ser a quien más quería lejos. A pesar que el felino a decidido creer esta solito continuó viéndolo.

Estábamos en pie de lucha por saber quién se rendía primero. O se resignaba a tenerme como único humano por el momento o yo aceptaba jamás ser alguien agradable para el gatuno. Aunque sabía muy bien quién era el claro vencedor.

—¿Qué se supone que tiene? Aparte de su clara obesidad —preguntan cerca de mi costado izquierdo.

—Has logrado venir rápido —apenas puedo contestar porque ha vuelto conseguir llegar a mi lado pasando inadvertido hasta el último segundo.

Definitivamente Yoongi podría conseguir reemplazar a cualquier fantasma que habitará alguna casa antigua y abandonada del país. ¿Algún día mi radar sería suficiente para advertirme que se encontraba cerca?

Es la primera vez que lo vez después que se besaron. Acabo por decirme olvidando lo anterior cuando nos miramos.

—Sunhee —dice, hablando con mala cara. Un leve puchero quiere aparecer en sus labios pero lo esquiva—. ¿Por qué me has tenido que  dejar cuando te pedí que no lo hicieras?

Love Letters 2《》 Min Yoongi (COMPLETA)  ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora