El olor a café me despertó al día siguiente, después de estar hasta las tantas de la madrugada pensando en lo que ocurrió con mi pasado y con mi presente. Como es habitual en mí desde hace algunos años, también he estado ahogando mis penas sobre la almohada después de que mi marido me violase.
Abrí mis ojos y vi a Darío poniendo una bandeja encima del tocador. Y pensé que no debería de merecerme todo lo que me ha ofrecido durante tanto tiempo de estar a su lado. Pues he sido una extraña en su vida desde entonces. Nunca me había entregado a él como esposa, pero sí que me había entregado a él como un rollo de una noche.
Me incorporé en la cama, mientras que observaba que se había cambiado a ropa de deporte y parecía que se había duchado. Pero lo que me desconcertaba era, porque estaba en chándal y aun no se había puesto su mejor traje.
―Hola hermosa. ¿Qué tal has dormido después del orgasmo?
No sabía que responderle. Lo único que podía hacer, es quedarme callada y no hablar.
―Ya veo que bien.
―¡Eso es...!
―Sí.
Me levanté de la cama y no encontré algo que ponerme por encima. Por lo tanto, fui a buscar una taza de ese café para dejar de pensar.
Cuando tuve la taza de café en la mano, me senté en una de las sillas. Enderecé mi espalda y comencé a tomármelo poco a poco.
―Veo que no has olvidado nada de las clases de señoritas que te has pagado antes de casarnos.
―No lo he olvidado. Creo que lo tendré presente para cuando este delante de mis enemigos. Pero, sobre todo, durante mi entorno en Florencia.
―Me gusta.
Hicimos una pausa y observé como Darío se sentaba en el suelo, para tomarse el café. Algo que he visto por primera vez en él, durante mucho tiempo de estar a su lado.
―¿Qué vamos a hacer hoy? O al menos que planes tienes ―le dije.
―Iremos a cenar con tus medios hermanos. Pero antes, iremos a buscar eso que le dejaste a tu amiga.
―Sabes que tenemos que viajar cien kilómetros a las afueras de la ciudad.
―Creo que sabrás guiarme. Confió con ti.
―Bueno, no tanto.
―Si lo dices por lo que pasa cuando estamos en Florencia, tengo mis motivos.
―Los únicos motivos son que eres un marido controlador y manipulador.
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Para Ti Es Mi Voluntad (Química Entre Nosotros I)
Teen FictionTras unos largos años sin regresar al país, Inés Barquero regresa de la mano de su esposo. Darío Palmieri. Un hombre dedicado a su profesión de psicología. Donde conoció a Inés cuando esta estaba siendo torturada por el antiguo director del centro p...