Capítulo 26

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Mientras esperaba a que Darío fuese a buscarme, estuve revisando mi agenda personal que tenía en mi bolso.

De pronto encontré la agenda donde anotaba los días en que me venía la menstruación.

La cogí y miré cual fue mi último periodo.

En cuanto vi que podía tener un retraso, comencé a maldecirme mil veces.

Escuché que alguien tocó la puerta.

La persona pasó y vi que era mi marido quien había tocado en la puerta de mi despacho.

―Lista ―dijo.

―Sí.

Hice una pausa:

―¿A dónde iremos?

―Había pensado en llevarte a cenar y después ir a Artemisa.

―¡Artemisa!

―Sí. Al menos que desees otra cosa o que tengas otros planes.

―No deseo otra cosa. Pero podíamos hacer todo esto en casa. No en Artemisa.

―Recuerda que Artemisa es mi negocio también.

―Lo sé. Pero si debemos de hacer el amor, que sea entre las cuatro paredes de nuestro hogar. Ya sabes. Comenzar de cero y eso.

―Vale. No te preocupes.

Hicimos una breve pausa:

―Vayámonos―dijo él. Asentí.

Cogí mis cosas y me moví hacía Darío.

Mi marido me agarró de la mano y en breve nos marchamos hacía el restaurante que Darío había reservado.

Cuando Darío y yo llegamos a casa ya oscurecido, pude relajarme, cuando noté el calor en el ambiente.

Mi marido me quitó la chaqueta y después me dijo:

―Vamos a la habitación. Asentí.

Caminamos hacía las escaleras y cuando las subimos, giramos hacía la izquierda.

En nuestra habitación, él cerró la puerta de esta con llave y fue hacía el reproductor de música.

Escuche en breve, la canción de Bad Boys de Inna mientras que notaba la tensión que había en el aire.

―Bailemos.

Darío bajó hacía abajo lentamente y me quitó los zapatos que tenía puesto. Cosa que le agradecí después.

Darío subió lentamente y cuando nuestras miradas se cruzaron en breve, este me giró. Eso hizo que nos mirásemos a los ojos a una distancia concreta.

Mi marido me atrajo de nuevo hacía a él y comenzó a quitarme el cuello del vestido. Hasta que este cayó al suelo en breve.

Él volvió a girarme y que me quede sola por unos instantes.

Una milésima de segundo más tarde, él fue hacía a mí y comenzó a bailar conmigo de una forma como samba, mezclado con el tango. Algo que no me había imaginado de él para nada. Un giro inesperado de su parte, hizo que pusiera mi pierna en su cintura. Pero comenzó a poner algo sobre mi cabeza, mientras que permanecía la tensión en el aire. El arnés comenzó a estar en algunas zonas de mi cuerpo hasta que Darío volvió a dominar mis sentidos. En breve me dio la vuelta enseguida y comenzó a meter dos dedos en mi sexo. Pero otro giro inesperado, segundos después, hizo que me atrajese hacía él y comenzásemos a bailar sin detenernos. Comenzando a bailar samba en el primer estribillo de la canción, la noche floreció con la química que había entre nosotros. Hasta que en los versos nos miramos fijamente y comenzó a bajar mis manos hasta la cintura. Subió sus manos segundos después; comenzando a bailar de nuevo samba dando unos flojos saltos y una milésima de segundo después, hizo lo mismo en el estribillo. Terminando de atarme el arnés al cuerpo, hubo un momento de tensión entre nosotros. Cosa que comencé a sentir el arnés muy pegado a mi cuerpo y a mi sexo, él me beso por detrás en el cuello. En el último verso, un giro inesperado hizo que mi espalda se pusiese contra su torso y volvió a hacerme que le mirase algunos segundos y una vuelta de izquierda a derecha hizo que mi sexo se contrajese contra el arnés más de lo que ya estaba. Sabía que en cualquier momento me poseería. En el último estribillo me hizo bailar de la misma manera, hasta que Darío no aguantó hasta el final de la canción.

Para Ti Es Mi Voluntad (Química Entre Nosotros I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora