―Pase, señor Barquero. La tiene lista y preparada para lo que tiene pensado hacer hoy con su hermana.
Sentí como la puerta de la habitación se cerró y el miedo comenzó a crecer en mi interior, mientras que estaba paralizada en esa cama desde hacía más de una hora. Ya que me había inyectado un calmante muy flojo.
―¿Cómo has estado querida? Debes de estar contenta porque aun puedo visitarte ―me dijo.
―No quiero verte ―dije.
Una bofetada sobre mi cara hizo que me sobresaltase.
―Así me tratas, después de darte una vida de reina en estas cuatro paredes durante tantas semanas.
―Yo no quiero estar aquí. Me has obligado a estarlo por culpa de una herencia que no quería.
―Pero sí que habías firmado ese documento, ¡verdad!
―Sí. Por qué lo pensé mejor. Pero no quería estar a solas en todo.
―¿A qué te refieres?
―Tan tonto has sido para no leer la firma del testamento, pero si demasiado listo para meterme aquí y conseguir completamente la herencia.
―¡Dime a que te refieres!
―En ese testamento que firmé después de pesarlo, puse una clausula donde decía que quería compartir la herencia con vosotros. No quería nada que no fuese mío y quise compartirlo.
―¡Mientes como siempre!
―No lo hago. Si quieres puedes hacerme el test ese de la verdad.
―No me hace falta. Creo que se cuándo sueles mentir.
―Tú mismo.
Pero seguía asustada por qué no sabía porque mi hermano seguía visitándome. Era algo que no lograba comprender del todo.
Manuel comenzó a pasar su mano por mi cara lentamente, hasta que llegó a mi pecho. Algo que me hizo removerme e intentar desatarme.
―Quédate quieta.
―¡No!
Él me pegó otra bofetada y sentí un ruido procedente de sus pantalones.
―No por favor.
―Eso es lo que quería oír. Que suplicases por qué no te hiciese daño...
En una milésima de segundo, lo tenía encima de mí. Pero no podía hacer nada. Pues estaba inmovilizada.
―Por favor no...
Desperté sobresaltada y me incorporé de inmediato en la cama, con la esperanza de que Darío no se despertase y me viese empapada en sudor. Pero tampoco quería que me viera asustada por lo que acababa de ver en mis sueños.
Me levanté de la cama y me puse la bata de seda. Tenía que salir a tomar aire fresco y poder sentir que estaba en casa. Aunque sabía que ya no lo estaba. Pues me encontraba entre los escombros de ese pasado que dejé atrás y el cual estoy comenzando a recordar poco a poco, tras un duro golpe que recibí hace más de un mes.
Salí al jardín unos minutos después. Pero a pesar de tener el aire sobre mi cara, los fantasmas de mi pasado, seguían ahí. Para atormentarme durante esa velada en España.
Pensé en ese sueño durante unos instantes. Nunca pensé que mi hermano llegaría a hacerme ese tipo de daño. Ahora comprendía por qué no aceptaba a mi marido como hombre. Porque había un daño mayor que Estefan en todo esto.
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Para Ti Es Mi Voluntad (Química Entre Nosotros I)
Teen FictionTras unos largos años sin regresar al país, Inés Barquero regresa de la mano de su esposo. Darío Palmieri. Un hombre dedicado a su profesión de psicología. Donde conoció a Inés cuando esta estaba siendo torturada por el antiguo director del centro p...