Capítulo 10

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―Tienen cinco minutos ―dijo uno de los enfermeros que me había atado con una camisa de fuerza y llevado a una de las salas.

Estaba completamente inmovilizada, porque mi hermano Manuel había conseguido de alguna forma, meterme en un centro psiquiátrico. Pero él no sabía que tenía las pruebas suficientes para incriminarle por lo que ha hecho.

Miré hacía la persona que estaba frente a mí. Por su forma de vestir y la forma encorvada de su espalda, supe que era mi medio hermano mayor. Entonces di un paso hacia atrás.

―Veo que aquí te tratan bien ―dijo él.

―No gracias a ti. Sácame de esta cárcel.

―No querida mia. Esta será tu casa eternamente.

―Todo esto es por la herencia de papa. Por tener lo que es mío.

―Todo este palacio y esa nueva vestimenta que vas a llevar, será para no perder lo que hasta ahora todos mis hermanos habíamos conseguido con algún esfuerzo que pusimos en cada empresa. No pienso dejar que te quedes con nada.

―¿Qué diablos te he hecho yo?

―Existir. Pero mira un lado positivo. Aquí dejaras de hacerlo. Por qué he pagado muy bien al director para que mate cada neurona de tu mente y que haga que no recuerdes nada. Y haré eso posible mensualmente, con la fortuna que te hemos arrebatado.

―Te juro que voy a regresar a vuestras vidas y prometo que no voy a descansar hasta que no estés muerto. Pero también recuperaré lo mío.

―Bueno, ahora solo te queda soñar. O imaginar. Por qué de aquí no vas a salir en una temporada.

―¡Sabes que Estefan sabrá de esto!

―Mantendré a tu hombre callado durante un tiempo, si es que sabe algo de esto. Pero intentaré convencerle de que estás loca.

―Jamás vas a lograr hacerle creer que estoy loca.

―¡Ah no! Eso lo veremos. Y cuando eso ocurra, le haré ver que podrá ser feliz si logra olvidarte.

―Vuelvo a repetirte que volveré para poder meterte en la cárcel por robarme lo que es mío.

Manuel se movió hacía la salida y antes de salir, volvió a mirarme y me dijo:

―Volveré de nuevo para ver cuán quebrada estas de tu cabeza. Y si no lo estas, me encargaré de ello...

Desperté sobresaltada. Recordar esa parte de mi vida, era como si estuviese ahogándome en un pozo.

Cada vez iba recordando más sobre mi anterior vida y sobre el pasado que me une a ella. Y lo que me temía era, es que llegase al fondo de ese asunto.

Miré el reloj y observé que era casi las siete de la mañana. La hora gusta en la que me iba a sonar el despertador.

Sentí como alguien me tocaba, mientras que respiraba un poco entrecortadamente. Supe que era Darío quien lo hacía, pues le había despertado con el sueño que había tenido.

―¡Todo bien! ―exclamó él.

―Sí. Solo tuve una pesadilla.

Hice una breve pausa:

―Perdona el haberte despertado.

―No pasa nada ―respondió Darío―. ¿Quieres contarme la pesadilla?

Para Ti Es Mi Voluntad (Química Entre Nosotros I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora