Capítulo 20

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―Prepararla a la señorita para dentro de una hora y media―escuche―. El señor Barquero ha llamado y dice que vendrá.

Quería gritar, pero no podía. Mi mente solo respondía cuando ese salvaje estaba en una misma habitación conmigo. Solo para poder defenderme.

―No sé qué es lo que tienes ―dijo el doctor Carvajal cogiéndome del pelo―, pero a él le tienes casi siempre aquí.

―¡Suelte a la paciente! ―escuché de pronto.

No sabía quién era ese hombre, pero me había salvado del maltrato de este hombre.

―¿Quién es usted?

―Soy il doctore Palmieri. El nuevo director de este centro de enfermos mentales.

―Eso no puede ser.

―Sí que puede ser.

Ese médico le entregó algo y el doctor Carvajal lo observó.

―Recoja sus cosas y apártese de mi paciente, doctore Carvajal. Ahora este centro será dirigido por mí.

Noté la tensión y en breve el doctor Carvajal se marchó. Dándose por vencido.

El doctor Palmieri se acercó a mí y me eche hacía atrás.

―Déjenla suelta. No nos hará daño.

Los enfermeros me soltaron y se alejaron de nosotros en breve.

El doctor Palmieri se acercó aún más a mí y me dijo:

―¿Cómo se llama, cara? ―me preguntó.

―Inés. Inés Barquero ―logre decir después de mucho tiempo.

―Encantado Inés. Soy el doctor Palmieri. Sabes por qué te tenían esos hombres agarrada.

―Porque él va a venir. Y volverá a hacérmelo de nuevo.

―¿Quien? ¿Qué hará?

―Él. Manuel Barquero. Intentará hacerme daño de nuevo.

Acariciándome de nuevo el pelo suavemente, el doctor me dijo:

―No te preocupes, bella ragazza. Te protegeré de ese hombre...

Desperté de pronto y el sudor comenzó a bajar por mi nuca como algo extraño. Pero sí que era un sudor frio.

Pensé en mi madre por unos instantes y también pensé en la vida que había dejado atrás. Entonces decidí ponerle un punto final a esa parte de mi vida. Dejando de pensar en un amor prohibido y volver a una nueva vida. Esa que Darío llevaba ofreciendo desde hace mucho tiempo.

Me levanté de la cama sin hacer ruido y fui a vestirme. Sabía que era muy temprano, pero era lo mejor que podía hacer en esos momentos para comenzar de cero.

Cuando me vestí, me marché de la casa para poder hacer lo que ya tenía en la mente.

Llegué al cementerio y respiré hondo antes de salir del coche. Pero en el coche dejó de cantar la canción de Mother de Era 2.

Salí del coche y pude notar la brisa de la primavera sobre mí. Eso me hizo sentir bien y libre por una vez en mucho tiempo en el cual me casé. Pero sentí como la adrenalina recorría mi piel como el rio pasa por su cauce.

Entré en el cementerio y sentí una breve soledad que se marchitaba, cuando pensaba porque estaba allí.

Cuando llegué a la tumba de mi madre, pensé en ella lo mejor que pude, pero también en los recuerdos malos que tenía con ella antes de marcharme definitivamente de su lado. Pero en cuanto pensé en el motivo por lo cual estaba allí; me tuve que marchar. Pues pienso que esa vida que tengo ya en Italia, es mejor que la que tenía aquí hace años. Y que seguirá siendo mejor que estando en las manos de mi hermano Manuel.

Para Ti Es Mi Voluntad (Química Entre Nosotros I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora