Capítulo 25

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―¿A qué debo su visita, señor Barquero?

Mi hermano Manuel había regresado después de muchos meses sin hacerlo.

El doctor Palmieri me ha pedido que esté presente, porque quería ver las reacciones que tenía al verle. Pues sabía que estaba recuperada del todo y que pronto recuperaría mi vida. Como también la vida junto a Estefan y mi fortuna familiar.

―Hacía tiempo que no venía a ver a mi hermana. ¿Cómo está?

¡Hipócrita!, me dije mientras miraba hacía el suelo.

―Mal. Hay algo que le impide recordar. La acaban de traer. Quiero saber a través del hipnotismo el por qué no pone de su parte para recuperarse.

―Doctor...

―Doctor Palmieri. Darío Palmieri.

―Doctor, prometo duplicarle el doble de su sueldo si intenta que ella no se recupere. Que no recuerde nada de su vida.

―¿Por qué no quiere que ella se recupere?

―Son asuntos familiares que ella y yo tenemos.

―Pues lo siento, señor Barquero. Mi vida son los pacientes y no pienso prestarme a un juego tan cruel como usted quiere. Curo mentes, no las enfermo como usted quiere y desea.

―Piénselo.

―Salga de mi despacho ahora, señor Barquero.

―Volveré de nuevo, doctor Palmieri ―dijo mi hermanastro muy enfadado.

Noté como Manuel se marchó y por fin miré a Darío unos segundos después.

―¿Por qué te quiere ver mal mentalmente, señorita Barquero? ―me preguntó el doctor.

―Por qué me ha quitado una herencia familiar y con esto que ha hecho, se de lo que es capaz. Pero hay cosas peores que no tienes perdón.

―¿Qué piensas hacer, señorita Barquero?

―Cuando salga de aquí, me iré a otro lugar hasta que tenga dinero y pueda permitirme un abogado para recuperar lo que es mio.

―¿Sigue en pie en lo que ir a Italia?

―Sí. ¿Por qué?

―Por qué quiero ayudarle. Si me deja, claro está.

―Gracias. Pero no soy una prostituta.

―No hay de qué. Pero no he dicho que sea una prostituta. Pero yo solo quiero ayudar a las chicas guapas. Y con esto que te estoy ofreciendo, no te estoy llamando prostituta. Solo deseo ayudarle como hasta ahora.

―¿A cambio de qué? ¿A cambio de que quiere que yo acepte su ayuda, doctor Palmieri?

―De nada. Solo quiero tener una amiga y te has convertido en una de ellas. Florencia es grande y a veces las lenguas hablan.

―¿Cómo es que un hombre como usted, no tiene pareja?

―Digamos que no he encontrado a la mujer adecuada para mi vida privada. Una que me haga feliz y que merezca la pena.

―Ya. Y como se yo que voy a estar segura a su lado, doctor Palmieri.

―No lo sé. Pero yo si fuera usted, me dejaría llevar por esa adrenalina que aún no ha despertado de su interior. Y yo voy a conseguir despertarla...

Para Ti Es Mi Voluntad (Química Entre Nosotros I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora