―¡Estás segura de lo que vas a hacer! ―escuche detrás del teléfono, que me insistía en que no aceptase la herencia de mi padre.
―Estoy segura de ello, Isa. La voy a aceptar y de aquí a un año, iremos a Florencia para disfrutar de unas vacaciones de verano. Incluso te mostraré la casa que mi padre tiene allí.
―Pues deberías de ir otro día. Presiento que va a pasar algo que no me gusta ni un pelo.
―Son imaginaciones tuyas desde que sabes que iba a venir, Isa. No va a pasar nada si entrego copias de los documentos que el abogado me entregó al juez. Pero tú debes de ser la que guarde los originales que él me dio.
―Lo haré.
―Debo de dejarte Isa. Voy a entrar con el juez para terminar de validar que soy la dueña de todo.
―De acuerdo guapa.
―Besos.
Colgué el teléfono móvil y me lo guardé en el bolsillo de la chaqueta, mientras que continuaba subiendo las escaleras.
Cuando llegué unos minutos después a la sala del juez unos minutos más tarde, encontré a parte del juez a unos hombres vestidos de blanco y a mi medio hermano Manuel con ellos.
―Ella es ―dijo él.
Los hombres de blanco vinieron hacía a mí.
Cuando me alcanzaron, comenzaron a agarrarme y comencé a forcejear. Tanto lo hacía, que sentí como una avispa me picaba. Hasta que me percaté que me habían puesto un calmante para dormir. Un que me dejó dormida al instante en que miré por unos momentos hacía arriba.
―Ahora estas en mis manos ―me susurró mi medio hermano Manuel al oído―. Llévensela. Firmaré lo que haga falta para internarla cuanto antes.
Desperté de pronto y me percaté que me había quedado dormida cuando estaba en el club de golf.
Miré a mí alrededor y me percaté de la decoración de la habitación en la que me encontraba. Entonces supe que por los tonos cremas, marrones y naranjas que había en ella, que no estaba en la habitación del departamento en el cual había pasado algunos años desde que me vine a Florencia.
¡Oh no! Estaba en Artemisa.
Miré a mi lado y mi marido estaba a mi lado. Y mientras que le miraba, me percaté de mi terrible dolor de cabeza.
Me levanté de la cama y fui a ponerme el vestido.
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Para Ti Es Mi Voluntad (Química Entre Nosotros I)
Teen FictionTras unos largos años sin regresar al país, Inés Barquero regresa de la mano de su esposo. Darío Palmieri. Un hombre dedicado a su profesión de psicología. Donde conoció a Inés cuando esta estaba siendo torturada por el antiguo director del centro p...