Capítulo 33

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―Jamás volverás a desafiarme ―dijo él.

Darío estaba furioso porque había salido hacía Roma con Daniel sin su permiso.

―Lo siento.

Una bofetada sobre mi cara hizo que me callera al suelo. Él se echó los pelos hacía atrás y dijo:

―No volverás a hacerlo. Pensé que te habías ido a España.

―Sabes que no puedo regresar al país.

―Y no dejare que lo hagas. Más cuando sé que tu vida está allí.

―Es por eso por lo que me impides ver a mi madre y a Isa en España. O es porque allí esta Estefan.

―No es por eso.

―Ya veo.

Pero en vez de disculparse como casi siempre lo hacía, se quedó callado.

―Al menos Estefan tenía pantalones para disculparse.

―¡Que has dicho! ―exclamó él mirándome.

―Que no tienes pantalones para disculparte como lo has hecho últimamente.

Darío se acercó a mí y cuando estuve ante mí, me cogió del brazo y estiró de mí.

―¿Qué vas a hacer?

―Voy a enseñarte los pantalones que puedo llegar a tener...

Desperté de pronto y el miedo comenzó a recorrer todo el cuerpo.

Él me acarició lentamente en el hombre y en breve sentí como me daba un beso sobre el cuello.

―Siento haberte despertado ―dije.

―Recuerda, cara. En lo bueno y en lo malo. Hicimos una breve pausa:

―¿Has vuelto a soñar con lo mismo? Negué con la cabeza.

―¿Entonces con qué?

―Con nosotros. Estoy empezando a recordar.

―Eso es bueno. Pero recuerda anotar tus sueños como te llevo diciendo desde hace unas semanas.

―Lo haré.

Me cogió la mano y me la beso:

―¿Quieres desayunar? Asentí.

―Pues voy a hacer los desayunos.

―De acuerdo. Voy a darme una ducha.

―Vale.

Darío se levantó de la cama y se marchó de la habitación.

Me levanté de la cama y me fui a dar una ducha. Pero antes de entrar, vomite en varias ocasiones.

Después de la ducha, vestirme y desayunar, me marché a trabajar para desconectar.

A media mañana, después de una reunión, comencé a trabajar con un nuevo proyecto que tenía sobre mi mesa esa misma mañana.

De pronto el sonido de mi teléfono móvil comenzó a sonar y pensé de pronto en Estefan.

Cuando levanté mi móvil, vi el nombre de Darío en la pantalla. Entonces respiré hondo y lo cogí:

―¿Qué ocurre, amore? ―le pregunté.

―Nada malo.

―Entonces a que debo tu llamada.

―Me gustaría saber si te gustaría venir a recibir a mi hermana al aeropuerto el fin de semana.

―Sabes que me encanta recibir a tu hermana Amira. Y la echo de menos cuando está en Nueva York.

―Lo sé.

―¿Vas a disponer de alguna habitación para ella?

―No. Llega con un invitado y han decidido quedarse en casa de mis padres.

―Vale. Entonces el viernes estaré ayudando a tu madre a disponer esa habitación para ella y su invitado. Ya estoy ansiosa por saber a quién va a traer tu hermana.

―No te preocupes. He mandado a Rosa para que le ayude. Iremos a comer con ellos el sábado.

―Vale.

―Te dejo para que continúes trabajando.

―Grazie amore.

―No hay de que ―dijo.

Ambos colgamos el teléfono. Y mientras que dejaba el teléfono encima de la mesa, recordé algo...

―¡Has estado genial! ―exclamó mientras que él se ponía la camisa.

Las lágrimas de mi interior, pues esa violación que había sufrido por parte de mi marido empezó a rondarme por la mente. Y sabía que eso me volvería a poner mentalmente mal.

Darío se sentó a mi lado y levanté mi mirada. Nos miramos fijamente y él me dijo:

―Escucha, cara.

Hizo una breve pausa:

―No voy a permitir que me vuelvas a comparar con ese tal Estefan. Cada vez que lo hagas, pienses o lo nombres voy a castigarte.

―Violándome ―dije en un sollozo.

―No. Haciendo que supliques porque te perdone. Cosa que jamás me cansaré de hacer.

―No pienso ser tu sumisa.

―¡Ah no! ―una sonrisa hizo que mi miedo floreciese―. Eso ya lo veremos.

Hicimos una breve pausa:

―Si te portas bien, te daré recompensas. Incluso esa venganza que tanto deseas.

―No soy tu animal para que me des recompensas.

―No me pongas a prueba porque puedo ser bueno por las bienes y malo por las malas. Y mi mente es demasiado sucia para hacerte sentir mal...

¡Joder!

No sabía que así fuese como comenzase todo. Bueno no es que recordase todo lo que paso. Pues había tenido un accidente que me había hecho olvidar partes de mi vida que no sabía que existían. Pero porque olvidaría algo como esa violación. Había algo que a pesar de haber pasado tanto tiempo no me cuadraba nada. Y me gustaría averiguarlo por mí misma y cuanto antes.

Para Ti Es Mi Voluntad (Química Entre Nosotros I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora